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La capacidad de concentración

¿Os ha ocurrido ir a una reunión y que por esas extrañas casualidades de la vida, tenga sentido? Quiero decir, que esté convocada con tiempo, con un tema abordable, con un uso razonable del horario, limitada a un número manejable de personas, que afecte a tu ámbito laboral y no sea por añadir más gente, que tenga una agenda con temas claros, que esté detalladas las responsabilidades de cada persona, que el objetivo esté claro para todos, y que incluso así, sea un desastre de reunión.

Demasiado grande como para cumplir la ley

Llevamos unas semanas con una polémica que me sorprende. No tanto por el hecho en sí, sino que surja ahora. No se si existe un motivo oculto por el cual los medios han optado por señalar a estas empresas o simplemente ha sido casualidad, y que no existen fuerzas ocultas que han llevado al poder y sobretodo, a la prensa, señalar estas situaciones que según mi modesta memoria, llevan ocurriendo desde que tengo uso de razón.

La voluntad, la lógica y el egoísmo

Cuando se inicia cualquier proyecto, ya sea empresarial, personal o sentimental, se suele priorizar más la idea que la realidad, el concepto que tenemos en la cabeza que la lógica a la hora de construir las bases que den solidez a ese viaje que queremos emprender.

El proceso comercial

A día de hoy el proceso de venta se ha automatizado hasta niveles estratosféricos, mucha de la inversión que se realiza para eliminar el factor humano y ajustar al máximo la oferta presentada al tipo cliente que se detecte en la web, landing page o página de compra. Desde el como presentas los productos, la cantidad, los reclamos, todo está estudiado a base de análisis de datos y estadística aplicada.

Ética en la empresa

Una de las preguntas que más me han interesado cuando la edad es una que es ser bueno, que valores o categorías morales podemos aplicar a una actitud, persona o acción para que entre en uno de esos dos lados que llamamos bien y el mal, aceptando que la mayoría de veces siempre acaban cayendo en un enorme mar de infinitas tonalidades de gris.

Las tres cartas

Un directivo que acababa de tomar posesión de su puesto esta contemplando la oficina que le habían designado. Amplia, con una pequeña mesa de reuniones, un sofá con una mesita baja para descansar cuando se tenga que quedar hasta alta horas de la noche, y una mesa clásica, de color caoba con un monitor formato cine y una cosa de esas para conectar el portátil que le estaban preparando los del departamento de TI.

Se nos ha estropeado el datáfono

Me resulta curioso, por no decir sospechoso, ese momento incómodo cuando vas a pagar y te miran como si fueras nuevo mientras dejan caer la frase “lo siento, no nos funciona el datáfono, sino tienes dinero aquí al lado hay un cajero automático”.

No es porque sea desconfiado de naturaleza, pero me resulta sospechoso que las profesiones liberales, o para que discriminar, todo aquel que tan esta intención siempre encuentra alguna excusa para realizar los cobros sin dejar rastro, es decir, en efectivo.