Cuando no existe la telepatía
por Jose SalgadoMira que yo soy muy fan de esa línea que separa la ciencia de los mitos, pero por mucho que me gustaría que existiera la telepatía, a día de hoy su existencia es bastante más que discutible. He visto y he jugado con las cartas Zener[1] y es cierto que en muchas ocasiones se ha superado lo que se considera puro azar, la verdad es que para temas más complejos, no podemos fiarnos demasiado en esto de concentrarnos en lo que piensa la otra persona, y si, para esto también hay excepciones.
Para comunicarse hace falta dos factores, uno que quiera comunicar y otro que escuche. Es un trabajo a dos, que no puede ser simultáneo y que siempre tiene dificultades porque siempre hay un abismo desde lo que queremos decir, lo que queremos conseguir, como lo decimos, como lo entienden, como lo interpretan y como lo procesan. Son demasiados pasos, demasiadas variables internas que lo más probable es que nos equivoquemos más de la mitad de las veces en nuestros intentos.
Si aceptamos que en este proceso a dos, el que tiene las orejas puestas, sabe escuchar, tiene paciencia y quiere conocer que pasa, el no tener repuesta puede ser realmente muy fustrante. El preguntarse que estará pensando el otro y solo poderse basar en la comunicacion no verbal y en el historial que se tiene de las relaciones incrementa el margen de error notablemente, y encima, hay que añadir el estado mental en que se encuentre cada uno en ese momento.
Es posible que salgas de una reunión con la mente cruzada, el culo torcido y la mirada Trueba, si cuando quieres tener una comunicación con tu equipo para saber porque te han dejado la nuca de color mejillón a base collejas indiscriminadas y alevosas, el que se te queden todos mirando como si hubieran visto a la carpa dispuesto a realizar la colecta diaria de almas no es que ayude demasiado.
Tampoco ayuda que tu tires de ironía y digas justo en ese instante la frase de van a rodar cabezas, porque todos sabemos que no le vas a separar los cráneos de sus cuellos y dedicarte a ser una de las glorias balompédicas del mundo del management, estas usando la ironía para soltar tensión pero has de entender que no va a funcionar. La gente a la que le estás hablando acaba de ver a una señora con una guadaña y tu les has mentado la posibilidad de que ellos sean candidatos para cruzarla laguna Estigia, pero no a remo, sino a nado.
Quizás seas un gestor con experiencia y eres consciente que el cinismo, la ironía y las referencias al averno no van a conseguir las repuestas que necesitas, así que usando las técnicas más modernas del neuromarketing simplemente preguntas ¿que ha pasado?. A partir de aquí, es cuando todos esos curso de psicología, de gestión de equipos y de resolución de problemas adquieren el mismo valor que el agua de borrajas versión Lidl.
Es a partir de este momento, en el que respiras hondo y esperas respuestas cuando el silencio no es una opción. Asumimos que la comunicacion contigo ha sido siempre abierta, honesta, os conocéis, te conocen y saben que pueden confiar en ti, pero, ¿porqué cuando se tuercen las cosas vuelve todo el acervo hispánico del pánico al error?.
Ves que el tiempo pasa, que nadie da respuestas y todos callan, y como tienes el cuello con una comezón importante tu paciencia empieza a diluirse como un hielo en un whisky on the rocks. Tantas horas juntos, tanta formación, tanto apoyarlos, protegerlos, darles libertad, motivarles.y formarles para que al final, no haya respuesta. No quieres culpables para señalarlos, quieres saber que hemos hecho mal para que no se repita, no tienes ninguna intención de revivir la inquisición y lo saben porque ya hemos pasado por esto antes, pero se repite la misma situación, todos callados.
Ante esta situación que opciones te quedan, ¿seguir esperando respuestas?, ¿dar un tiempo?, ¿llamarlos uno a uno?, no creo que exista una solución mágica al respecto, pero cuando por mucho que tu quieras escuchar, no están dispuestos a hablar, tus herramientas de gestión de problemas, conflictos, e incluso tu capacidad de hacer mahonesa sin que se corte, desaparece por completo y te ves solo, más solo que nunca.
Te cuesta entender como el concepto equipo desaparece tan rápido cuando asoman los problemas, y como todos se suman cuando empiezan a llegar los éxitos. Te come la pena, y más que la pena, es la decepción y una sensación de fracaso. Tu crees en ellos, sabes que todo tiene que haber sido algo que no estaba previsto y por eso ha ocurrido, y por eso mismo quieres entenderlo, no para desahogarte con cuatro gritos, cosa que tampoco sirve de nada.
[1] Las cartas Zener son cartas con cuatro símbolos y se supone que son una herramienta para detectar personas con más cualidades para esto de la telepatía. +
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