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Ética en la empresa

Ética en la empresa

por Jose Salgado
Dirección | Gestión de Empresas | 

Una de las preguntas que más me han interesado cuando la edad es una que es ser bueno, que valores o categorías morales podemos aplicar a una actitud, persona o acción para que entre en uno de esos dos lados que llamamos bien y el mal, aceptando que la mayoría de veces siempre acaban cayendo en un enorme mar de infinitas tonalidades de gris.

Por si fuera poco, este debate que a veces tengo con mi Pepito Grillo particular no consigue agotarme del todo las neuronas, hay ocasiones en las que mis conexiones sinápticas están en modo rave y se dedican a barruntar sobre el concepto de porqué somos buenos.

Somos buenos porque es algo innato en la persona, somos buenos porque la recompensa nos hace repetir, somos buenos porque no serlo implica un castigo que provoca aversión, somos buenos por presión social de hacer lo que todos hacen, somos buenos por una experiencia catártica, somos buenos por una epifanía personal somos buenos por recompensas espirituales no accesibles en esta vida -parece claro que esta va para todos los religiosos del mundo que han visto la luz y han dado un giro radical a su vida.

Pero como esta página no es de desarrollo personal, podríamos ampliar la pregunta, ¿porqué son buenas las empresas?.

Sobre el papel una empresa no ha de buscar ser buena sino da beneficios a sus accionistas, que no son ni los clientes, ni los trabajadores ni nadie más que el que tiene acciones de la misma. Ahora hay corrientes que defienden que todos somos accionistas, que si el cliente es el centro de todo, que los trabajadores son lo más importante de cualquier organización, lo cual no deja de ser una contradicción cuando lo primero que se recorta es en este departamento, pero es otra historia.

La verdad, la única verdad que por cierta duele, es que una empresa no tiene ética, la ética la tienen los accionistas que hay detrás y del mismo modo que todos estamos en contra de evadir impuestos pero pedimos que nos hagan factura sin IVA, cuando entras en el mundo financiero y quieres resultados, ni la ética ni los valores entra en la ecuación.

Afortundamente esto no es siempre así, al final todos tenemos que vivir en un contexto y las empresas también. Esta es la razón que se crean departamentos con nombres curiosos como de responsabilidad social corporativa, el de dirección de felicidad o vete tu a saber que anglicismo de turno que se cuela en las tarjetas. Porque por mucho que los accionistas quieran beneficios, estos solo se consiguen si vendes y las empresas va a respaldar cualquier valor, principio, moral, ética o religión que le sirva para incrementar ventas por la sencilla razón de que su única ética es el dinero.

Claro que esto que digo es para las grandes empresas, para las pequeñas en las que el accionista suele ser una persona, una familia o un grupo de amigos, el tema puede que se simplifique y la ética de la empresa debería de ser el reflejo de sus fundadores. Si se ubican dentro de los márgenes de la sociedad, será una empresa que se calificaría amigable y respetuosa, si no es así caerán en las mismas trampas mentales que hacen todas estilo "todos lo hacen".

Y llegado a este punto, ¿cual es el límite que una empresa está dispuesta a soportar?, es decir, cuando todo va bien y uno puede escoger siempre tenderá a optar por la opción que le deje dormir tranquilo por la noche, pero si las opciones se reducen y has de deslizarte por zonas grises, ¿como medimos de forma objetiva la capacidad de ser fiel a unos principios de una empresa o todo vale?

Cavilando con estas ideas os dejo que yo tengo que ir a vender mis servicios que al final uno tiene que pagar impuestos, facture o no.

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