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¿Dónde están los clientes?

Los más viejos del lugar recordarán aquella época en que lo que tocaba vender eran páginas güeb. Normalmente era un proceso de puerta fría porque internet era como una cosa para cuatro despistaos con el pelo graso y la piel pálida. Era como una aventura, tenías que explicarles quién eras, que hacías y sobretodo, que narices era eso de una página güeb para darte cuenta que al final, el que decidía la compra no era el comercial, ni el director general, sino que delegaban en el hijo que estaba estudiando un FP de informática.

El emprendedor como el tonto útil

Creo que uno de los indicadores que cualquier país debe tener en cuenta es la facilidad que tienen sus ciudadanos para emprender. El tener las facilidades para liarse la manta a la cabeza e iniciar una empresa, ya sea unipersonal o algo con más recorrido, refleja la salud de su sistema económico. No obstante, y a pesar de las dificultades reales que actualmente existen y que siguen sin ser solucionadas, a día de hoy existe una moda de emprender que me recuerda mucho a la fiebre del oro, dónde los que realmente se hicieron ricos eran los que vendían las palas, no los mineros.

Software abierto, software cerrado o cazar ratones

Cuando tenemos una necesidad que puede ser solventada mediante la tecnología, o incluso, mejorar nuestra capacidad de gestión lo más adecuado es dejarse llevar y comprar el software que necesitamos. Hacemos listas y más listas de requerimientos y necesidades, las cuales son siempre incompletas y tendenciosas porque hay funcionalidades que no usaremos nunca y en las que invertimos horas y horas y dejamos de lado las que son el núcleo central de nuestro día a día.

Hombres y mujeres en los negocios, ¿iguales o diferentes?

No se si es por suerte, casualidad o porque desde pequeño las mujeres tenían la manía de contarme sus problemas -de esas aguas viene el porqué acabe estudiando psicología- pero la mayoría de las personas que podría clasificar como personas de éxito son mujeres. Pero a pesar de haberme bebido más fantas que la producción de los últimos quince años de Coca Cola Inc., sigo sin tener un respuesta a la pregunta. 

La tontería del branding

No se de quién será la culpa pero parece ser que hemos disociado las marcas de sus propios productos. Ahora ya no es tan importante, o al menos así tratan la información, que estás vendiendo sino como percibe el mercado el nombre bajo el cual actúas. Esta tendencia de separar el producto de la marca nos ha llevado a esta era del branding, awarness y toda esta serie de tendencias en el mundo del marketing que tiene su gracia, todo hay que decirlo. 

El talento no es escalabe

Dudo que sea el primero en decirlo, y dudo que sea el último, pero es importante que se siga diciendo para que no caiga en el olvido, el talento no es escalable. Ahora que está de moda hacerse emprendedor, y que una nube de personas de dudosa ética y moralidad revolotean como buitres sobre los esqueletos famélicos de emprendedores en busca de financiación, no solo quieren quedarse con el control de tu empresa, sino que además, se han puesto divinos a la hora de decidir que es interesante y que no. 

Especialistas en la encrucijada

Una de las frases que decíamos para menoscabar la autoridad de alguien cuando no llegaba a barbilampiño era la de ¿y tú con quién has empatado?. Esta claro que el recalcar el concepto de empatar y no de ganar ya dejaba claro que mucho respeto no le teníamos, pero lo realmente hiriente -o al menos así lo veo ahora- es el concepto de falta de información, el tener información de alguien significaba que eras menos que nada, simplemente no existías, y por lo tanto, no te merecías mi atención.