Hombres y mujeres en los negocios, ¿iguales o diferentes?
por Jose SalgadoNo se si es por suerte, casualidad o porque desde pequeño las mujeres tenían la manía de contarme sus problemas -de esas aguas viene el porqué acabe estudiando psicología- pero la mayoría de las personas que podría clasificar como personas de éxito son mujeres. Pero a pesar de haberme bebido más fantas que la producción de los últimos quince años de Coca Cola Inc., sigo sin tener un respuesta a la pregunta.
Yo soy un hombre y puedo llegar a entender a algunos hombres, pero dar el salto de cambio de género y procesar todo lo que conlleva ser mujer en un mundo dominado -sobre el papel- por los hombres es complicado, lo más que puedo decir es que puedo entender algunas de sus reivindicaciones, pero si soy honesto conmigo mismo, creo que es imposible que pueda llegar a comprender totalmente.
Personalmente, no me parece injusto que haya más hombres que mujeres en los consejos de dirección siempre y cuando sean los mejores independientemente del sexo, pero todos sabemos que el sexo influye, del mismo modo que influye los contactos que tengan. Más de una vez y más de dos he visto promocionar a personas basándose más en su capacidad de optimizar las relaciones que su capacidad profesional, y eso que era entre los propios hombres. Si eres mujer, la barrera a la que te puedes enfrentar probablemente sea doble. No se si se puede llamar discriminación por el hecho de que de que el género influya, porque si así fuera, también sería discriminación cuando las personas más profesionales y menos sociales, también se les corta el acceso a los puestos de dirección. Y ojo, esto no le pasa sólo a los hombres, las mujeres con más conexiones sociales tienden a promocionar más que las que son más introvertidas.
Otro punto en el que si estaría de acuerdo es que hay diferencias salariales basadas en el sexo. Realmente no se si es cuestión de que se les paga menos por se mujeres o negocian peor por ser mujeres -probablemente la primera opción. Un empresario va a intentar lo menos posible, pero obviamente tiene un margen que está dispuesto aceptar. Algunas personas -por lo visto mayormente mujeres- negocian peor y cobran menos. A mi me pasa lo mismo, soy un negociador horroroso y he cobrado siempre bastante menos de lo que debería porque se me da fatal venderme, pero eso no implica que mis jefes sean feministas, sino que soy un inútil negociando.
También tenemos la pregunta de que tienen estilos diferente de gestión, que son más sociables, que se comunican mejor. Pero no creo que sea un estilo más eficiente el de una mujer que el de un hombre, son simplemente diferentes y dependiendo mucho de cada personalidad. He tenido jefes que eran comunicativos y otros que no, y ambos eran hombres. He tenido compañeras y unas no paraban de comunicarse y a otras tenías que sacarles la información con alicates. Con lo que realmente tengo yo mis dudas que las diferencias estén basadas en género y no en personas. El caso ineludible es que las finanzas no entienden de sexos y a pesar de que existen muchos caminos para ir a Roma, la cuestión es que seas mujer u hombre, has de andar para poder llegar.
Con lo que mi pregunta sigue sin tener respuesta, no tengo ni idea, pero haciendo uso de la estadística y viendo que las mujeres representan el cincuenta por ciento de la población, es estadísticamente anómalo que no tengan más puestos directivos. Hay alguna variable que tira para atrás a muchas de ellas, ya sea renunciando a subir a la cima, ya sea porque prefieren dedicar su tiempo a otras cosas, pero en resumen, a mi los números no me cuadran.
Es que ciertamente la pregunta no es si somos iguales, diferentes, mejores o incluso hipsters. La pregunta es porqué el cincuenta por ciento de la población no está representada equitativamente. Si hay una respuesta lógica, perfecto, esto es lo que hay. Las mujeres no quieren ser directivas y no quieren mandar. Aquí se acaba el problema y podemos dedicar nuestro tiempo a otras cosas. Pero me parece que no es tan simple, hay algo más que impide a las mujeres llegar a la cima.
Claro que en el proceso de reivindicar su derecho, han de saber jugar sus cartas, si quieres entrar en un club exclusivo y se dedican a poner a caer de un burro al de seguridad de la puerta lo más probable es que no te dejen entrar. A esto hay que añadir que les falta ese espíritu que algunos hombres tienen, eso de crear manada y proteger a los suyos. Yo personalmente lo he visto, directivos que escogen a dos o tres juniors a los que les ven potencial y los intenta guiar para llegar a la cima. Además, se reúnen a tomar cerveza, ir en bici o lo que sea con otros directivos de su nivel e intercambian contactos, información y si alguien necesita una ayuda, se la prestan. Esto creo que lo he visto pocas veces en mujeres directivas, no se si porque les ha costado tanto llegar tienen miedo a perder influencia o hay otra razón, pero yo sólo se lo he visto a hacer a una mujer.
Ahora que me releo, ¿porqué narices me meto yo en este jardín?, porque tengo claro que diga lo que diga alguien va a encontrar algún fallo en mi razonamiento y me etiquetará de forma bastante poco decorosa. Pues la verdad, y pensándolo unos cinco segundos -soy un hombre, es lo máximo que puedo pensar si quedarme sin respiración- una de mis pequeñas obsesiones es poner en valor a los profesionales más allá del marketing, marca personal, o contactos que uno pueda tener. Estoy hasta el gorro de ver personas llegar a ser directivos por los únicos méritos de tener contactos. Mi pequeño deseo es que la meritocracia sea la regla para acceder a los puestos de trabajo, sean directivos o sean de lo que sean, y se que hay muchas mujeres inteligentes, capaces, dotadas y altamente motivadas que no van a llegar a ningún lado por la sencilla razón de que no cultivan sus contactos, y encima, son mujeres. Y eso, para mí, es extraordinariamente injusto.
Y ya que me he metido yo en este jardín, ¿os apetece daros una vuelta por él y darme vuestra opinión?
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