El emprendedor como el tonto útil
por Jose SalgadoCreo que uno de los indicadores que cualquier país debe tener en cuenta es la facilidad que tienen sus ciudadanos para emprender. El tener las facilidades para liarse la manta a la cabeza e iniciar una empresa, ya sea unipersonal o algo con más recorrido, refleja la salud de su sistema económico. No obstante, y a pesar de las dificultades reales que actualmente existen y que siguen sin ser solucionadas, a día de hoy existe una moda de emprender que me recuerda mucho a la fiebre del oro, dónde los que realmente se hicieron ricos eran los que vendían las palas, no los mineros.
El paralelismo, para quién no lo haya visto, está claro. Apoyándose en esta moda y esta tendencia de presentar productos nuevos han surgido cientos de plataformas que se suponen que ayudan al emprendedor. Las tenemos de todo tipo, públicas, privadas, mixtas y mediopensionistas, pero como ya afirma Albert Cuesta, todas las aceleradoras e incubadoras no son más que un nido de gánsters. Quizás suene demasiado crudo para una generación acostumbrada a lo políticamente correcto, pero su afirmación está más cerca de la realidad que todas las webs creadas con Wordpress de estas aceleradoras.
Si tienes la paciencia suficiente para mirarte los currículums de las personas que se postulan como tus mentores, te das cuenta que algo no cuadra porque algunos de ellos carecen de la más mínima experiencia, y de los que la tienen, no siempre está en relación con el área de tu empresa. A pesar de esto, se presentan como los guías espirituales que te llevarán a ser el próximo Facebook.
Todas estas empresas te suelen pedir una cuota para mirarse tu proyecto, normalmente te piden la memoria o plan de negocio, pero a la hora de la verdad no pasan de mirarse el power point -versión corta- y si es un proyecto vendible a inversores. No invierten tiempo en ver si es realmente útil y novedoso, solo importa si es colocable a corto plazo a otros inversores. Por supuesto, también miran el equipo fundador, que ha de ser usualmente joven -todos sabemos que con más cuarenta años no se puede emprender-, licenciado en alguna universidad privada y si pueden ser guapos, mejor que mejor.
Porque esto es importante conocer, entrar en este circo es entrar en una subasta de carne. Las personas invierten en función de quién ha invertido primero, dándose la paradoja que en todo este camino, muchas de las personas aparecen repetidas en varias y diversas aceleradoras. Al final parece más una estafa tipo Ponzi, en la que el primero en invertir es el que se forra, y los últimos son los que pagan el pato.
Pero imagínate que pagas el fee y te escogen. Lo primero es que te someten a una tour de eventos de networking con emprendedores que parece más un programa de Gran Hermano que otra cosa. Tu vas con toda tu ilusión esperando vender y colocar tu producto, y al final acabas hablando con personas que están en tu misma situación y se produce la paradoja de que todos quieren inversores y nadie tiene dinero. Porque ya me explicaréis como encuentras financiación si todos los que van, buscan lo mismo.
Si por un casual consigues financiación, o te presentas a un concurso y ganas, te darán cinco mil euros. No vea usted la ilusión que da, lo malo es que si realmente tienes la intención de hacerlo todo legal, con ese dinero no pagas ni los costes legales, ya ni hablamos de tener sueldo o la estructura técnica. En resumen, una estupidez que te puede llegar a costar hasta el veinte por ciento de la empresa que te está costando sudor y lágrimas levantar.
Quizás es porque muchos ya están quemados, y si van a emprender optan por no acudir a estos lugares y optan por autofinanciarse, préstamos de toda la vida o crowfoundig. Lo que sea por no volver a caer en esa red de conseguidores -que tienden a ser los mismos en casi todos lados- de dudosa reputación, discutible capacidad y extraño currículum, que más que promover el emprendimiento, promueven más la gestión de su cartera.
Creo que si realmente estamos por ayudar a emprender y a generar un tejido de personas que se atrevan a dar el salto, más allá de las condiciones legales, deberíamos empezar también por evaluar a las aceleradoras, venture capitals y toda esta fauna. Lo que nos jugamos es algo más importante que una moda, y no podemos dejar en manos de personas cuya visión de emprender es hacer un pelotazo. Una serie de criterios que ejemplifiquen su compromiso con los proyectos a largo plazo, su visión y su encaje con el bienestar común, y una honesta preocupación por cuidar de los que al final les dan de comer, los emprendedores.
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