Enviado por Jose el
Especialistas en la encrucijada
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Una de las frases que decíamos para menoscabar la autoridad de alguien cuando no llegaba a barbilampiño era la de ¿y tú con quién has empatado?. Esta claro que el recalcar el concepto de empatar y no de ganar ya dejaba claro que mucho respeto no le teníamos, pero lo realmente hiriente -o al menos así lo veo ahora- es el concepto de falta de información, el tener información de alguien significaba que eras menos que nada, simplemente no existías, y por lo tanto, no te merecías mi atención.

Dos de cada cuatro correos que borro sin mirar suelen tener uno de estos títulos: networking, redes sociales o marca personal. Más allá de indignarme por el uso y abuso del e-mail marketing, y que no hay forma humana de salir de este tipo de lista, una realidad emerge con claridad meridiana sobre el sombrío panorama de mi bandeja de entrada. Ser conocido, y reconocido, es la antesala de la venta. Como a todos los que tienen una empresa o son autónomos, sabemos que más allá de calidad indiscutible -ejem- de nuestros productos, tecnologías o servicios, todo pasa por venderlo a un precio determinado a una empresa o persona. Si ya eres reconocido, si tienes cierta fama, la venta -o el equipo comercial- lo tendrá ostensiblemente más sencillo para vender, y más todavía cuando hay crisis que la competencia es cruel, salvaje e inmisericorde: no es personal, son negocios que dijo el famoso gánster.

Con este contexto, la calidad de un servicio deja de ser el puente por el cual los clientes se acercan a nosotros para dotarnos del mana que nos permite seguir creciendo. La calidad ha sido eclipsada por cientos de altavoces, panfletos y susurros que promueven o denigran nuestra capacidad, o en el pero de los casos, salir de escena significa que no saben que existimos y por lo tanto, pronto nos tocara bajar la persiana.

Los profesionales de ámbito más técnico, esos que no tiene la habilidad innata de la comunicación. Algunos elegidos poseen esa capacidad para relacionarse, para tener esas conversaciones de café, para sonreír y recordar el nombre de las personas y ser capaces de establecer una conversación sobre cualquier tema y encima, saber conducirla para promocionarse. Otros menos son los que aúnan la calidad técnica con la calidad social, pero reconozcamos que la mayoría de nosotros estamos en un lado u otro. 

Siendo realistas, y eso quiere decir que no nos va a gustar lo que voy a decir, de los tres grupos el que más problemas va a tener será el de los especialistas puros. Ese grupo que es extraordinariamente bueno pero tiene la misma capacidad que una piedra para realizar los ejercicios de networking y de marca personal necesarios para promocionarse y colocarse en los flujos de conversación que dominan ahora nuestra realidad.

Vosotros, y yo mismo, tenemos un problema muy serio y hay varias opciones. La primera es la más obvia, ir a un curso -de los caros o de los baratos- para que nos digan algo que ya sabemos, pero por lo que sea, no nos sale. Como dijo alguien una vez, es muy distinto saber como se hace una paella y otra muy distinta es cocinarla. Habrás pagado, tendrás en papel o en digital la información que ya tenías antes, y como resultado, estarás en el mismo punto que antes pero con un título y menos dinero en el bolsillo. 

La segunda opción es bastante más interesante, más compleja de implementar, y encima te dará la opción de practicar esas técnicas de networking por las que has pagado. Si, reconócelo, antes de intentar esta opción estoy convencido que todos preferirán pagarse un curso porque tenemos la tendencia a pensar de que si Paco lo hace no puede ser tan difícil, y créeme, es más difícil delo que parece. 

Esta segunda opción es asociarse. Si, asociarse, profesionales que se complemente contigo para crear una red de especialistas lo suficientemente amplia como para soportar una estructura de comunicación liderada por una persona que tenga esa capacidad de comunicación que vosotros no tenéis. No es fácil porque de entrada necesitas a un profesional del networking que sepa contactar con personas que puedan cuadrar con la red que quieres montar, luego necesitas ser un buen profesional para poder distinguir a los que sólo aportan networking y los que realmente aportan trabajo productivo, y por último, estructurar toda la red para que todos formen parte de ella, se sientan parte de ella, pero dejando el liderazgo de cada área de forma definida a personas en concretos y no en pequeños comités revolucionarios.

Ahora, con las nieves del tiempo plateando mi sien, esta frase es todavía más significativa. Nuevos tiempos, nuevas tecnologías, pero se vuelve a reducir a lo mismo, ¿con quién has empatado?.

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