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Twitter, el pollo está en el horno

Hace muchos años, cuando no existía ni Google, ni la nube ni nada por el estilo, los ISP tenía que montar sus sistemas para funcionar de un modo continuo sin pasarse en los costes de mantenimiento, y creerme que era algo complicado allá por el año 95. De vez en cuando, pasaba que algo dejaba de funcionar, un PC, un cable, se caía la luz, y el código que usábamos para saber si era algo de fácil solución o no era la frase el pollo está en el horno.

Comunicación si, ¿pero corporativa?

Ya lo decían los griegos, que antes de caer bajo el yugo de Roma, de los macedonios, sufrir el acoso del los musulmanes, del fascismo y luego de políticos con una inteligencia similar a la de Kent, eran el bastión del conocimiento y la sabiduría: el hombre es un animal social.

Quién va primero

Cuando curse un MBA[1] una de las preguntas más complicadas de definir no era tanto quiénes eran los stakeholders[2], sino cual era su orden de prioridad.

Sensación de control

BI, Big Data, KPI, siglas que esconden datos forman parte de la tela que da forma al vestido que nos hace sentir como el emperador, todos saben que no tenemos ni idea de lo que está pasando pero nosotros, con el traje último modelo, miramos el número mágico que sale en el monitor y sonreímos, llenos de autoconfianza, y susurramos: menos mal que estoy aquí para que los planes salgan bien.

Saber escuchar

Recuerdo hace ya mucho tiempo que la empresa dónde trabajaba le dio por gastarse los cuartos en un seminario de management. Los de RRHH tenían la intención de mejorar como gestionábamos a nuestros equipos y reforzar nuestras capacidades de liderazgo, de gestión y todas esas cosas que se le supone a una persona que tiene trabajadores a su cargo.

Obligar, informar o convencer

Todos tenemos un jefe, una persona que está por encima nuestro y nos puede hacer la vida imposible o convertir nuestro entorno laboral en un paraíso. Pensamos que a veces lo mejor es no tener jefes y no tener que obedecer a nadie, o incluso llegamos a soñar que por algún milagro nos nombran el CEO de una empresa y que ahora somos nosotros los que cortamos el bacalao.

Idiotas por reacción

Lo interesante del idioma es que día a día evoluciona y lo que antes eran magdalenas ahora son muffins, si antes eras un corredor ahora eres un runner. No es que ganemos mucho con el cambio, pero como dicen algunos expertos en social media[1], cambiar aunque sea por el simple hecho de cambiar siempre es positivo.