Enviado por Jose el
Comunicación, ideas, aprendizaje y redes (o empresas) sociales
Dirección, Marketing, RRHH | Información | 

Decía Jordan Peterson[1] que con el fin de poder pensar hay que aceptar la posibilidad de ofender a alguien. Ordenar tus ideas y confrontarlas con un tercero para que en un debate honesto, abierto y sincero, ver cuales se sustentan, cuales fallan y por supuesto, escuchar a la parte contraria, entender lo que quieren contar y no retorcer el argumento para que encaje en tu definición de “enemigo”.

A día de hoy, pensar diferente[2] es un deporte de riesgo, abrirte al mundo y decir “yo creo en esto” abre la puerta a una legión de ofendidos profesionales. Retorcerán tus argumentos, te perseguirán hasta que pidas perdón y entonces te ejecutarán en plaza pública con aplausos del respetable, o la opción dos es vetarte de todos los lugares públicos: que cierren tus redes sociales, que te expulsen de tu trabajo o lo que sea necesario para que nadie tenga que sufrir escuchando tus teorías.

Este es el nivel que tenemos a día de hoy, tenemos miedo a escuchar versiones alternativas de nuestros valores, políticas, religión o cualquier tema. Buscamos el rebaño que nos protege del lobo feroz que no solo nos quiere comer, sino que encima nos quiere obligar escuchar ideas diferentes a las nuestras.

Este fenómeno se ha acentuado con la llegada de la red de redes, y el último paso ha sido las redes sociales -que sigo diciendo que ni son redes ni son sociales, son empresas en las cuales nosotros somos el producto-. Con el argumento de poder hablar con todo el mundo nos hemos apuntado a sistemas que monetizan nuestros sentimientos, nuestras fotos y toda aquella variable que sea útil para colocarnos un producto a cambio de… ¿de qué? ¿De la promesa de poder hablar con tu ídolo preferido?.

Juraría que las personas adultas ya no creen en los unicornios, pero dado que en la viña del señor hay de todo y en abundancia[3], hemos aceptado el mantra para darnos de bruces con los community managers que gestionan cuentas y, obviamente, nos ignoran sin disimulo. Se crean burbujas unidireccionaless donde nadie comunica, nadie se relaciona y nadie consigue crecer porque no se debate, simplemente se siguen y se comparten las ideas de otro sin un oponente intelectual que nos rete.

Es como ya había comentado antes, una red abierta se está cerrando de nuevo, a nivel de protocolo para encerrar a los usuarios como si fuéramos ganado y explotarnos sin que seamos realmente dueños de nuestros datos, nuestro feed de información, y se nos penaliza por la negativa consciente de hacer incompatible las plataformas entre si.

¿Os imaginais internet si se hubiera diseñado de forma cerrada?, no existiría ni páginas web, ni correo, ni nada. Porque una serie de personas optaron por dejarlo abierto y ahora vemos que para tener la ilusión de acceder al ídolo de turno, has de firmar un contrato y has de ir de red social en red social sin poder cruzar a interactuar con personas que están en el otro lado.

Es un negro futuro, tanto tecnológico como humano. Pero, Dios nos diseñó con nuca para darnos collejas. En uno de mis prontos absurdos, mientras editaba un podcast, me vino a la mente el concepto familia. No era algo nuevo, porque junto al deporte es uno de mis temas recurrentes y me vino pensémoslas en un personaje[4] de estas redes sociales. Normalmente ni lo intento, pero ese día tenía al Espíritu Santo de mi lado -y eso que no soy católico- y me atreví a preguntarle directamente si aceptaba una entrevista.

Mi sorpresa es que me dijo que si, en una empresa privada que usa nuestros datos de forma cerrada, y donde intentar hablar con un personaje más o menos famoso es parecido a que Risto Mejide sea, no sólo simpatico sino coherente.

En menos de quince minutos nos pusimos de acuerdo y tuvimos eso que reclamaba al principio del post, un debate abierto donde más que expresar ideas fijas e inamovibles era más una exploración intelectual con una persona.Nos dimos permiso para discrepar, hablar y sobretodo, disfrutar de un buen debate. Eso sí, tampoco arreglamos nada, pero fueron casi dos horas que disfruté como si fuera casi el 1992, con mis primeros debates en las news de internet -que creo que ya nadie se acuerda de lo que son.

[1] Jordan Peterson. Jordan Peterson

[2] Ser diferente tiene un precio. anorta

[3] La mayoría de los estadounidenses cree en los ángeles. Protestante Digital

[4] Pedro Herrero. Twitter

108

Al día en cinco minutos

Resumen diario de los periódicos más influyentes del mundo