Ser diferente tiene un precio

Uno de los mensajes que más me solivianta cuando aparece por internet es de Oscar Wilde, Se tu mismo porque todos los demás están ocupados. La frase tiene su potencia, no voy a negarlo, pero del mismo modo que aboga por no seguir al rebaño y pensar por uno mismo, no deja de ser irónico que cada vez que surge por esos mundos sociales de internet, la masa de usuarios la copia, la retuitea y la expande más allá de lo que cabría esperar si han entendido la frase.

Es que las personas somos mecanismos muy complejos, y cuando juntamos a muchas de esas entidades biológicas en un mismo espacio, la compelijidad se incrementa exponencialmente. Muchos experimentos sobre el tema de ser fiel a uno mismo han dado resultados realmente desoladores para los abanderados de la marca personal, lo más habitual es que entornos sociales le individuo cambie su opinión para estar a favor de la mayoría, y en entornos donde existe o se percibe una figura de autoridad, somos capaces de realizar acciones que pueden poner en peligro la salud de otro ser humano como en el Experimento Milgram.

Así que tenemos dos teorías enfrentadas, la primera es la impostura afirmando que somos auténticos -o queremos serlo- y la realidad que nos indica que nuestra libertad apriorística queda mermada por presiones externas que influyen en nuestras decisiones. Como la realidad tiene esta manía de imponerse a las creencias, lo que vemos es que no somos más que repetidores de mensajes e ideas que han calado en la sociedad o bien, actuamos como ovejas de un rebaño siguiendo las órdenes que no nos gustan de un tercero que tiene el rol de autoridad.

No quiero decir con esto que ser uno mismo es imposible, pero quiero recordar otra frase que bastante más cruel que la que he usado al principio del post, Los cobardes se acuestan con las viudas de los héroes. Porque por mucho que nos bombardeen con mensajes de zona de confort, ser uno mismo, marca personal o vete tu a saber cual será la siguiente estupidez, lo más probable es que pocos puedan desmarcarse de lo que marca la norma salir indemne, otra cuestión si sus desviaciones de lo standard no son públicas y solo se manifiestan en privado, que si podría darse el caso.

Dicho todo esto, no voy a ser de los que te diga que te lances, que seas tu mismo. Es un lugar tenebroso, lleno de peligros, una zona donde las personas que creías eran tus amigos te darán la espalda, donde los soportes básicos que dabas por hechos desaparecen por arte de magia, y lo más probable es que acabes odiándome por haberte incitado. Pero -todos los buenos discursos tiene un gran PERO en medio- y volviendo a usar frases de otras personas, El mal triunfa porque las personas buenas no hacen nada. Quizás puedas vivir tranquilo tal y como estás ahora pero llegará el momento en que tendrás que decidir si eres tu mismo o simplemente te dejas llevar, y lo más interesante es que ni siquiera te des cuenta que esa pequeña decisión es el principio de la disolución de tu persona, de tu identidad. El no saber resistirse a esa pequeña decisión y seguir con la corriente hará cada vez más difícil el enfrentarse a las mayorías, sean del tipo que sean, injustas, conceptuales, intelectuales, y llegará un momento en que ya no tengas argumentos propios y repitas frases de terceros -como me acaba de pasar tres veces a mi mismo en el post- y te excuses en que no tienes tiempo ni ganas.

No te pido que pelees por todo, pero si que pelees por algo, cualquier detalle que sea importante para ti pero que lo hagas desde un punto de vista global aceptando que los enfrentamientos dialécticos son necesarios y el triunfar sobre el otro no consiste en eliminarlo sino en convencerlo.

Pero es verdad, no todos tenemos ni ganas ni fuerzas y nuestras vidas son demasiado cómodas como para llevar la contraria y decir que no a ciertas modas, tendencias y formas de vida. Por suerte para nosotros, las personas somos más raras que una chaqueta a cuadros, y solo hace falta una persona que encienda la chispa y consiga devolvernos lo que ya era nuestro desde el principio y nos negamos a aceptar por miedo a ser diferente. Quizás no quieras ser esa persona, no te lo reprocho, pero si te pido que cuando surja no apagues la llama.