¿Y que ocurriría si alcanzamos el éxito?

Hay cientos de libros que nos enseñan el camino del éxito y las diez claves fundamentales para conseguirlo. Ahora imaginemos que nos los hemos leído todos y realmente funciona, ¿ahora qué?

Parto de la base de que lo que voy a usar como definición de éxito en este post difiere mucho de lo que yo defiendo como éxito, que sería alcanzar el máximo potencial del que uno es capaz. Por razones prácticas usaremos la versión que todos tenemos en mente que que consiste en ser rico, el número uno o simplemente famoso. 

Con lo que voy a realizar un pequeño ejercicio mental sobre que significaría para mi que haya alcanzado el éxito.

Compañeros de viaje

En la vida personal tengo muy claro cual es mi círculo más importante: mi familia y mis amigos -que los puedo contar con los dedos de una mano- Es importante seguir contando con ellos y seguir organizando cenas para vernos. La razón es porque nos conocen y saben de dónde hemos salido y no necesitamos venderles nuestra idea, pero es todavía más importante porque ellos nos devuelven a una realidad que quizás olvidemos si nadamos en dinero o fama.

Es cierto que en el viaje puedes añadir más amigos, o mejor decir saludados, en este viaje. Del mismo modo que con tus amigos de toda la vida, es bueno seguir estando en contacto con ellos. En el pasado te pudieron ayudar y hay que saber devolver los favores, y todavía más saber darlos. Eso sí, no confundir la generosidad con la estupidez y dar dinero, favores o contactos a personas que no lo merecen por el simple hecho de que nos han conocido cuando éramos nadie y tenemos un cargo de conciencia por ser asquerosamente ricos

Aficiones

Supongo que lo primero que haría sería ampliar la cocina. No me imagino ir todos los días a cenar a sitios caros, pero tengo muy asumido que me apuntaría a un curso de cocina profesional. Me encanta cocinar, es junto a escribir lo que más me relaja, y aprendería más sobre alimentación, técnicas de cocina y todo lo necesario. No podría dejar de lado esta afición porque probablemente acabaría con un ataque de ansiedad en Urgencias, es mi estrategia para relajarme.

También me gustaría seguir con el blog, o en su defecto escribir el libro que tengo por ahí empezado cien veces pero que nunca encuentro el tiempo para continuar.

No podemos olvidar el seguir leyendo, tengo una lista de libros que me gustaría leer que aunque triunfe mañana me costaría acabar. . 

Por último, y no por ello menos importante, seguir adquiriendo. Hay tantas ideas, obras y pensamientos interesantes que me parecería un crimen no aprovechar el tiempo para seguir cultivándome.

Viajar… esto lo dicen todos, pero la verdad es que yo no soy demasiado fan del viajar. No me molesta, pero quitando el Camino de Santiago, no es la primera de mis aficiones. Pero claro, si estoy forrado podría viajar para ver Irlanda y Alaska y ver por fin la aurora boreal.

No confundir metas con valores

Hay que saber diferenciar las dos cosas, hay que tener valores. Estos valores duran y ayudan a mantener la motivación para seguir avanzando. Ahora mismo mi motivación es la de poner en valor a los profesionales -del sector que sean- que por falta de habilidades sociales no destacan. También me gustaría encontrar una forma de enseñar a pensar, sobretodo a mis hijos. Inculcar el pensamiento crítico, el saber razonar -más ahora que ya no tenemos asignatura de filosofía- Así que tengo un camino por delante en modo ONG sobre este tema.

Y no es por insistir, pero si nuestro futuro depende de nuestros hijos, hemos de formarlos mejor para que no comulguen con ruedas de molino y sepan distinguir el grano de la paja y que tengan siempre presente que todas las libertades y comodidades que tienen están a un generación de desaparecer si dejan de ejercer una sana crítica a la realidad.

En resumen

No se si llegaré o no, pero lo que si espero es poder vivir de acuerdo a estos principios, a pesar de que vez en cuando me regale un par de mentiras piadosas para seguir en la brecha.