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Como tomar la decisión correcta
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Una de las ventajas de tener como socio a un filósofo es que muchas veces te fuerza a pensar más de lo que te gustaría. Esto suele pasar cuando estás ante una disyuntiva y tienes que tomar la decisión correcta porque estás en ese punto donde ir hacia un lado o ir hacia otro significa cambiar el futuro del proyecto.

Uno de los filósofos más importantes, el señor Kant, afirmaba en su imperativo categórico que una buena decisión se basaba en estos dos principios:

  1. Ha de servir de ejemplo para el resto de la humanidad de modo tal que cualquier otra persona haría lo mismo que tú en las mismas circunstancias.
  2. Tener siempre presente que lo importante son las personas y la humanidad, que no pueden convertirse en un medio sino que han de ser un fin en si mismos.

Y es lo que tienen los filósofos, queda muy bien en un papel, pero esto como lo traduzco en si implementar un ERP de una determinada marca o de otra, si he de ampliar el negocio o he de expandirme en el mercado nacional. No veo respuestas fáciles, pero para eso uno está en el timón de la empresa, la responsabilidad viene con el cargo.

Personalmente creo que actualmente las decisiones se toman en función de dos variables fundamentales, en dónde fijamos el límite de tiempo para observar los resultados y a quién has de dar explicaciones sobre los mismos. En todas las empresas, el tiempo es una variable que cada vez usa unidades más pequeñas y dónde antes era cinco años, ahora son tres, dónde el medio plazo ya se ha convertido en un año, y se buscan resultados lo más rápido posible. El segundo problema al que se enfrentan las empresas es lo que llaman stockholders, unos dicen que es la sociedad, otro los clientes, algunos aventurados afirman que los trabajadores pero a la hora de la verdad son los accionistas. Son ellos los que miden los resultados de la empresa comprando o vendiendo acciones, presionando en el consejo de administración, y son los mismos a los que el CEO ha de dar explicaciones de porqué en vez de crecer un veinte por ciento, se está creciendo un quince por ciento.

Nos podemos poner románticos y quizás imbuidos por la era de acuario, si la famosa canción que cantaba Raphael, contar con que este círculo vicioso entre el tiempo y stackeholders funcionaran de forma distinta y que los objetivos fueran a más largo plazo y que la moral a usar fuera la Kantiana. De momento esto no es así. Lo único que podemos hacer los transeúntes de esta realidad es usar nuestra fuerza de compra para presionar a empresas con las que no estános de acuerdo, pero aquí nos toparíamos con otro problema que excede el motivo de este post: el poder de los mass media para mediatizar nuestras opiniones y acciones. Como muestra un botón: ¿creéis que a día de hoy a Coca-Cola le ha afectado el tema de los ERE en su facturación los suficiente como para cambiar su política con sus proveedores y trabajadores?

Volviendo al tema de tomar decisiones, y asumiendo cierta libertad, es importante saber las consecuencias de cada decisión. No me estoy refiriendo solamente a los costes financieros asociados, sino a los costes humanos. Más de una vez nuestro universo se limita a las filas de una hoja excel y no conseguimos ver el impacto de nuestras decisiones en las personas que nos rodean, tanto a nivel de colaboradores como clientes. Hemos de minimizar el impacto y en la medida de lo posible hacerlos partícipes de las mismas. Es como cuando una empresa que está perdiendo mercado y llega a un acuerdo para reducir sueldos de todos (si, los directivos también) para ser más competitivos. Es una forma de recuperar competitividad de una manera más efectiva que despedir a gente.

Los que estamos en posición de mayor libertad, tanto a nivel personal como a nivel profesional, deberíamos de tener muy en cuenta las palabras de Kant. Vamos, si ya estamos todos locos haciendo caso a la Merkel, ¿porque no hacerlo con otro alemán y con más capacidad intelectual?.

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