Enviado por Jose el
Lecciones del Camino de Santiago para emprendedores
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Cuando hablamos de emprender, hay algo que creo que debería ser obligado para todo aquel que quiera adentrarse en este campo: hacer el Camino de Santiago. No por temas religiosos, ni por buscar la salvación del alma, sino para entender y comprehender unas cuantas verdades que tendrán que afrontar, tanto en el camino como en el momento de emprender.

El peso de la mochila lo has de llevar tu

Hay muchas personas que van en grupo, pero en seguida se dan cuenta que el camino es muy duro y cada cual ha de lidiar con sus propias fuerzas. Tu eres el responsable de desplazarte del punto A al punto B y cargar con todo tu equipaje, por lo que es importante llevar justo lo necesario y no perder la cabeza añadiendo hornillos, cuatro jerseys, el móvil, el portátil, los cargadores, siete calcetines y cuarenta y ocho cachivaches más de dudosa utilidad. Recuerda que cada ítem que añadas es un peso extra que has de llevar durante casi mil kilómetros. 

Sabes como empiezas, pero no como vas a llegar.

El primer día todos vamos muy contentos, hablando, parándonos e invirtiendo más tiempo del necesario por la sencilla razón que estamos excitados por hacer este viaje. Si lo comparas con los peregrinos que están a punto de llegar la diferencia es notable, estos últimos están concentrados, con una cadencia constante al caminar y casi sin hablar entre ellos. Están decididos a llegar y mientras caminan no pierden el tiempo con otras cosas, eso ya llegará cuando se sienten en el próximo albergue y comenten el día con otros peregrinos.

Conocerás a gente interesante que te ayudarán a llegar.

A pesar de que el camino lo has de hacer solo, y que pasados unos cuantos días no hablas mientras estás caminando, todo cambia cuando llegas a destino. Es en ese albergue de montaña donde empezarás a conocer a personas que no tienen nada que ver contigo o con tu vida, verás que hay otro punto de vista sobre la vida, otra manera de solucionar problemas, y que si estás en apuros y has sido honesto contigo mismo, te ayudarán a llegar. Quizás sea dándote una crema para los músculos, tiritas o puede que un buen consejo para evitar que te salgan ampollas en los pies.

Tu pones el límite… pero no sabes cual es.

Es curioso como se va produciendo el cambio, porque día a día te vas enfrentando a ti mismo y a tus límites. Crees que no podrás, que tendrás que dejarlo, pero aprietas los dientes y aguantas cien metros más, luego otros cien, y así, poco a poco vas descubriendo que todavía no has llegado a tu límite. Y esta es una de las revelaciones del camino, en pocas ocasiones verás a un peregrino renunciar porque de una forma extraña, siempre encuentras unas fuerzas extra que pensabas que no tenías.

La dificultad no está en el camino, está en tu cabeza.

Personalmente, esto es lo que más me impactó al hacer el camino. El andar durante casi ocho horas diarias sin hablar con nadie te da mucho tiempo para pensar. Te das cuenta que a veces nos ponemos dificultades que no existen, y al menos en mi caso, a veces salía una vocecilla que me insistía en que no podía más, que lo dejara todo y que esperara al grupo en Santiago. Esta lucha constante contigo mismo es lo que te hace más fuerte, y cuando te das cuenta que has podido, esa voz va perdiendo fuerza a medida que pasan los días hasta que finalmente desaparece. Es entonces cuando realmente has hecho el camino de Santiago, aunque todavía te queden muchos kilómetros por llegar.

Date un homenaje

No seas tacaño contigo mismo, si puedes poner los pies en remojo al final de una jornada, hazlo. Si puedes tumbarte después de comer en una sombra, hazlo. Recuerda que tu eres tu propio producto y sino lo cuidas y te dedicas a racionalizarlo y esclavizarlo, al final el proceso será un trabajo y no un reto personal y probablemente acabes abandonando.

¿Alguien más que haya hecho el Camino de Santiago y crea que es una experiencia que puede ser útil para los emprendedores?

Y si, ese soy yo haciendo el camino y ahora que me fijo, todavía no llevaba los vendajes en las rodillas y tobillos, eso vendría después de bajar O Cebreiro.

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