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Reader Persona

Reader Persona

por Jose Salgado
Marketing | Información | 

En el mundo del marketing se habla mucho del concepto Buyer Persona[1]. Según los expertos es el prototipo de cliente ideal para tu producto. Lo has de definir tan detalladamente como puedas para afinar la publicidad, segmentar con precisión e impactar de forma eficiente. Todo esto para que acaben comprando dejándose sus ahorros en nuestros productos.

No os voy a engañar, para eso estamos los de marketing, para que te gastes lo que no tienes en productos que no necesitas para que te sientas más triste al darte cuenta que la felicidad no está en los objetos sino en las personas[2].

No tengo claro si este concepto se traslada directamente a otras áreas como puede ser la de escribir. Que yo recuerde llevo con este blog, bajo tres dominios diferentes, casi diecisiete años y escribo desde que tengo catorce, pero jamás se me habría pasado por la cabeza el concepto de Reader Persona, ese prototipo de individuo para el cual escribo y que tengo que acercarme lo más posible para que le gusten las historias que salen de mi imaginación.

Desconozco como funciona el resto del mundo, pero yo soy de los que escribo para mi mismo, no me ha importado demasiado quién me lee o me deja de leer, creo que la escritura es un placer íntimo y que si tienes suerte puede que sea una intimidad lo suficientemente grande como para vivir de ello.

Al ser un placer personal, lo más normal es que escribamos para nosotros mismos. De esta forma parte de lo que somos, de lo que hemos vivido, la forma de narrarlas y sobretodo, las experiencias que acumulamos, salgan reflejadas de alguna manera en las historias que contamos. Por eso es difícil impersonar a otro escritor y lo mejor que puedes hacer es intentar ser tu mismo por muy poco interesante que creas que eres siempre serás más interesante que ser una copia de otro.

Dicho esto, no voy a negar que siempre hace ilusión saber que te leen, y no me refiero a tener estas estadísticas frías, impersonales y carentes de pulso que nos da Google, sino a conocer a personas que dicen, ostras, ¿tu eres el de exelisis?, hace tiempo que te leo y eres [poner el adjetivo que más os juste].

Reconozco que cuando eso me pasa se me llevan los demonios, cambio el color de mi piel a un rojo vermellón, las cuerdas vocales se me enredan, me quedo sin aire e intento que la tierra se me trague de un bocado como si fuera el aperitivo de un tiburón blanco. Pero a pesar de todo, una vez han pasado dos horas, tres diacepanes y cuatro tilas, la sensación que te queda es …. uf, mola tener lectores que sean de carne y hueso, para luego vomitar la tila porque todavía tienes el cuerpo revuelto con tanta emoción y porque eres de los que cree que las hierbas solo sirven para dos cosas, para dar de comer a los herbívoros y la otra era tan absurda que ya ni te acuerdas.

Sentado, enjuagándote la boca con un poco de agua, reflexionas y piensas en que será lo que tienes que hace que alguien le guste lo que escribes. Tienes tus dudas, sale a relucir la inseguridad que siempre te persigue como ese amigo pesado que no acaba de entender que quieres estar solo, y al final intentas aceptar que si, que puede que tus historias no estén tan mal.

Dice Stephen King, que para mi es Dios en el mundo de la literatura, que él escribe para él mismo y que la primera persona que lee sus libros es su mujer. Ella entiende lo que pasa por su cabeza, ella sabe encontrar los fallos que normalmente se nos pasa a todos los escritores y sabe ordenar las historias que muchas veces complicamos en exceso, a veces por no saber donde vamos y otras por hacernos los listos.

Yo no tengo esa persona, y dudo mucho que la tenga. La confianza que tendría que tener para darle a alguien un texto antes que al resto ha de ser muy alta. Quizás alguna vez lo he pasado para que me revisen un dato, pero nunca por normal general. Es cierto que no soy nadie famoso, pero aunque lo fuera me daría mucho miedo este paso, mucho respeto.

La gente que me conoce dice que soy alto, pero la verdad es que es una cuestión de lógica, para meter tantas inseguridades, tantos miedos, tantas vergüenzas y tanta culpabilidad absurda hace falta espacio, con lo que no es que sea alto, es que necesitaba todo ese espacio, y os puedo asegurar que aprovecho al máximo cada centímetro que tengo.

Podréis entender que abrirme para que me conozcan no es lo que más me apetezca y de hecho me he entrenado toda mi vida para que no lo hagan, más vale desconocido por conocer que conocerme, como decían mis padres -esto es una exageración pero más de una vez parecía que lo dijeran en serio.

Pero a pesar de todo, llevo aquí mucho tiempo, usando internet para publicar las cosas que se me ocurren y haces números, y sobretodo trampas, y que de siete billones de personas le guste a una no es para tirar cohetes olvidando el hecho que no has quitado de la lista a los que hablan tu idioma, los que han tenido acceso a tus textos, etc… pero como te gusta fustigarte y crees que lo que sabes hacer no tiene mérito te sigues dando collejas en el occipital y en medio de toda esta humillación privada a la que has invitado a todos tus miedos te sale otra idea para el siguiente post.

[1] ¿Qué son las buyer persona?

[2] Elies, Miriam. “La fórmula matemática de la felicidad de un directivo de Google que perdió a su hijo” La Vanguardia. 23/06/17

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