Enviado por Jose el
Leonardo
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Hay días que te levantas con el ego subido y crees que no hay nada nuevo bajo el sol, que has visto de todo, que lo has experimentado todo y que en tu sector estás al día de todo lo que ocurre. Estás tan seguro y confías tanto en tus capacidades como en la experiencia que tienes que casi podrías trabajar con los ojos cerrados.

Tener momentos como este es algo más o menos normal siempre y cuando sean momentos y no una actitud constante. Es cierto que todo lo que sabemos se basa en el conocimiento previo, pero poseer ese conocimiento no implica que puedas explicar lo que está ocurriendo actualmente. Es como si un ingeniero informático de los años cincuenta dijera a día de hoy que el ya lo sabe todo, sería completamente absurdo y a la hora de ponerlo delante de alguno de los problemas reales que vive la tecnología seguramente estaría más perdido que yo en un concurso de comer guisantes.

Puede que todo cambie para que todo siga igual, pero por mucha semántica que le pongamos al tema sino dedicamos un porcentaje notable al estar informado de lo que ocurre, y no me refiero a noticias sino a lo que sucede en nuestro sector, en menos de seis meses podemos estar totalmente fuera de juego. Además, y por sino fuera poco, quizás estemos al día a nivel intelectual de las tendencias y soluciones, pero cuando hemos de transponer este conocimiento al mundo real sintamos que nos faltan puentes para realizar el trabajo de forma efectiva.

Esta ensalada esquizofrénica de saber y no saber al mismo tiempo ocurren de forma notable en épocas de cambios o en sectores que están empezando a labrarse un camino. Tienes teorías que compiten y has de entender las dos para poder abarcar toda la realidad ya que ninguna de las dos explicaciones es lo suficientemente completas como para definir el mundo. Hay dos tecnologías que pelean por dominar un sector y tienes que conocer al dedillo como trabajar con ellas porque cada cliente necesita una solución distinta.

Cuando dos conocimientos se sobreponen, la confusión mental puede ser importante, nombres que tienen significados diferentes, parámetros bases que se tienen referentes totalmente distintos y sobretodo, la usabilidad y los procesos no tienen nada que ver e incluso son contradictorios entre los contextos que compiten entre sí para dominar el mercado.

Desconozco si hay alguna teoría o corriente filosófica que te ayude a sobrevivir en estos contextos, puede que alguien haya dado una charla TED al respecto, pero por lo que a mi me concierne veo dos posibles soluciones, o te especializas o sigues sufriendo.

La primera opción es una apuesta, te centra en conocer lo más posible una solución y confías que sea la que se imponga al resto. Si es así, habrás ganado un know-how que te pondrá en situación de ventaja competitiva respecto al resto de proveedores, te ahorras tener que vivir con dicotomías, y puedes centrarte en un producto, teoría o lo que sea.

Por el contrario, si abrazas todo el abanico posible, lo primero que has de saber es que necesitas tener los brazos muy largos. Lo segundo es que has de tener una capacidad intelectual importante para no volverte idiota. Lo tercero es que nunca serás mejor que un especialista y que intentar competir con ellos es un esfuerzo futil, pero a cambio, tienes una compresión más profunda de las opciones reales que existen y que soluciones son las mejores en función de cada caso. Y por último, no dependes de que una opción triunfe porque tu conoces todas las opciones, lo que te da una gran independencia del marco teórico. Además, al tener esta visión global puedes transferir conocimientos y soluciones de una teoría a otra haciendo las traducciones necesarias que los especialistas no serían capaces de hacer ya que solo están al tanto de una corriente.

Pero sea el que sea el camino que quieras seguir, lo que está cada día más claro es que nunca puedes dejar de aprender sino quieres convertirte en un bulto sospechoso.

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