En el networking, la tecnología no es lo relevante
por Jose SalgadoAcéptalo, si tienes mi perfil, eres de los que se dedica a sacar las castañas del fuego, solucionar problemas, hacer tu trabajo, entregarlo en fecha, y cuando has acabado te vas a tu casa para disfrutar de tu vida privada, el darte de alta en Linkedin, Twitter o Facebook no va a hacer que tu vida sea de color de rosa y las mariposas revoloteen a tu alrededor.
Durante toda la vida del señor han existido perfiles que nadie sabe que hacen, nadie sabe a que se dedican, nadie sabe cual es su área de experiencia, y absolutamente nadie sabe en que proyecto están actualmente. Pero de forma curiosa e insospechada, son el perejil de todas las salsas, acuden a todos los eventos y conocen hasta el que lleva los tentempiés en la última convención de tuertos del ojo izquierdo con parche en el derecho. Si, ese perfil que siempre está en la oficina, que no dudan ni un minuto al apuntarse al primer evento que vean pasar, y cuanto más ridículo es el título del evento más rápido completan el formulario.
Quitándole todo el glamour a estos individuos, son lo que Faemino y Cansado denominarían unos tuporaquis, conocen a todo el mundo, se relacionan con todo el mundo, y todo el mundo se refiera a ellos como expertos sin saber porqué ni en que lo son, promocionándolos, agasajándolos y cubriéndolos de incienso, oro y mirra, o mejor dicho tweets, likes y repins.
Otro grupo, mucho menos numeroso, son los que combinan ambas funciones, profesionales como la copa de un pino y que además son gente con una habilidad extraordinaria para la gestión de relaciones personales. Este grupo es tan pequeño que la nasa ha lanzado un satélite para seguir y captar los movimientos de estas personas para realizar un estudio a escala mundial.
En todo caso, lo que es obvio es que ya no vale ser bueno, no tiene ningún valor ser el mejor si el resto del mundo no lo sabe, o peor, no lo piensa. Has de conseguir que los demás piensen que eres tan bueno como tu mismo te crees, y esto no se alcanza con la tecnología. Se requiere encuentros cara a cara, tomar cientos de piscolabis, ir a encuentros absurdos a los que no iría ni un alien para realizar una abducción, y tener llagas en las manos de tanto saludar. La tecnología te ayudará a cribar la lista de tarjetas que te has traído a casa y mantenerte en contacto con los valiosos, y compartiendo información relevante vía redes sociales o directamente por mail, demostrarles que no solo eres tan bueno como ellos creen, sino que estás a un paso de convertirte en la octava maravilla del universo.
Y en este proceso, en estar al día y ser profesional y venderte, hay un delicado equilibrio donde si te excedes puedes parecer el rey desnudo, y si te quedas corto aparecerá otro fenómeno social que te adelantará por la izquierda. Ya se sabe, o te estás vendiendo cada cinco minutos o vendrá otro que ocupará tu espacio y sin pedirte permiso ni nada (es que ya hemos perdido hasta los modales).
Quizás piensas que exagero, pero he conocido a personas que encajan en las tres categorías. El primero era no bueno, sino excelente, pero prefería irse a su casa para disfrutar de su vida privada. Un buen día se quedó en el paro en una de estas reestructuraciones y como no estaba relacionado le costó mucho volver a la vida laboral. Otro personaje que también conocí, está enmarcado en la categoría de buen profesional y buen networker, y lo bueno de esta historia es que todos en la empresa hablaban de lo fantásticos que eran sus informes, cuando en realidad sólo había hecho uno, y no más de dos personas lo habían leído, aún así, era considerado como un genio. Y finalmente, en la categoría de fantasmas, he conocido a unos cuantos pero no voy a decirlo por aquí, simplemente buscar por Linkedin a los que vosotros creáis que no hay hecho la o con un canuto y verificar por vosotros mismos su calidad profesional.
Y como colofón, os voy a recordar al networker típico de este país, Undargarín. No solo ha usado como palanca a suegro (con o sin conocimiento del mismo, aunque yo pienso que sí) para llevarse más dinero del que tu y tus amigos veréis en toda su vida, sino que estando imputado sus contactos le consiguen un trabajo de esos de becario (unos ochocientos mil euros al año, una minucia) en Qatar. Mira tu que casualidad, un país donde no tenemos tratado de extradición por si lo declaran culpable, y oh, una de las monarquías donde Juanca (si, te llamo Juanca que para eso te pagamos el sueldo, para que coloques al nene) tiene buenas conexiones.
Resumiendo, seas bueno o seas malo, el networking es importante, y será más fácil cuanto mejor seas.. Pero si eres de los míos, más te vale contratar a un buen profesional para que te ayude a superar la fobia social que a mi me entra cuando veo mesas llenas de croquetas y gente hablando del tiempo.
Como corolario, una frase que me dijo Daniel Puig cuando trabajábamos juntos: en la época de la fiebre del oro en Estados Unidos los que se hicieron ricos eran los que vendían palas, no los mineros. En esta época los que se forran son los que montan los eventos, no los que van.
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