La felicidad
por Jose SalgadoTodos quieren ser felices, yo incluido, pero tras muchos años de darle vueltas sobre lo que significa ser feliz y tras toneladas de aspirinas por buscarle tres pies al gato creo que ser feliz no es algo que se busque, es algo que aparece, te cubre de sensaciones maravillosas y un buen día, sin saber porqué, desaparece. No es definitivamente un sentimiento al que debamos prestar demasiada atención, o como mínimo invertir todas nuestras energías.
Creo que un sentimiento más importante a perseguir sería el de la tranquilidad, el de estar en paz con uno mismo y si se puede con el resto del mundo. Este sentimiento depende completamente de ti, no has de buscar nada en nadie, ni personas, ni objetos, simplemente se trata de algo que puedes conseguir tu mismo sin la ayuda de nadie más.
Según la RAE[1], en su segunda acepción, tranquilo es aquel que se toma las cosas con tiempo, sin nerviosismos ni agobios, y que no se preocupa por quedar bien o mal ante la opinión de los demás. Y es precisamente lo que pretendo este año, estar tranquilo conmigo mismo. Ser consciente de lo que debo hacer, de lo que hago, de mis omisiones y de mis acciones y obrar en consecuencia.
No se si buscar este tipo de calma personal, esa pequeña paz que me deja dormir a pierna suelta sin preocuparme si lo he dado todo en el trabajo, si he sido buen vecino, mejor padre o compañero, esa sensación de que has dado todo lo que podías y a quién hace todo lo que puede no se le puede exigir más.
Estar calmado, centrado, con mi cabeza en el mismo lugar que mi cuerpo, sin dejar que los problemas del mañana o los polvos del ayer embarren mi presente. Poder desconectar del mundo y sumergirme en el momento presente para disfrutarlo sin que nada me distraiga de cada pequeño detalle que hace de cada instante un lugar único e irrepetible.
Aprender a valorarme, a conocer mis límites, a reconocer mis éxitos y mis logros así como mis carencias y mis errores para trabajar en mejorar, pero también y muy importante, regocijarme en lo que consigo día a día a través de mi esfuerzo y de mi trabajo.
Arrastrar miedos, traumas o complejos del pasado no suelen ser de gran utilidad para el presente, a no ser que te hayas enfrenado a ellos y lo hayas solucionado. Si no es el caso, lo único para lo que sirven es para seguir plantando dudas, miedos e inseguridades que volverán a brotar justo en el momento que más entero te vas a necesitar. Con lo que si llevas una mochila pesada enfréntate al dilema de perdonar y hazlo de corazón, aceptando tus errores y aprendiendo de ellos para poder seguir avanzando.
Tampoco caigas en el cuento de la lechera intentado huir de un presente que no te complace, el futuro no está aquí, lo que te rodea es todo presente y lo que está por venir todavía no ha venido. Déjate de soñar con mariposas y céntrate en lo que puedes hacer ahora, en este momento. Cuando seas rico, famoso o campeón del mundo de siesta por relevos ya harás lo que tenías pensado, mientras tanto, concéntrate en lo que estás haciendo ahora.
¿Y la felicidad?, pues si ha de venir ya vendrá. La cabrona es esquiva, ladina, pérfida y en contadas ocasiones podemos detectar el brillo de su presencia en nuestras vidas. Un brillo que tal como viene se va, dejándonos vacíos si lo único que buscábamos era retozar con ella. Libérate de sus cadenas, pero mantén la mente abierta por si un día llama a tu puerta para pasar un par de días, será maravilloso y regocíjate con cada segundo que estés en su presencia, pero cuando se marche no llores por su pérdida, sino alégrate por esos momentos que ha dejado grabados en tu memoria y sigue caminando hacia adelante.
La felicidad, como el amor, no es único. No existe una media naranja, hay millones de naranjas y de felicidades que aparecerán en tu vida si les das la oportunidad de entrar en tu corazón. Vive el instante de forma profunda e intensa, guarda los recuerdos y sigue trabajando en tu tranquilidad para poder abrazar con los ojos limpios y llenos de paz cuando vuelva a cruzarse en tu vida.
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