Enviado por Jose el
Tecnología te recibimos con alegría
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La televisión era no hace mucho tiempo ese objeto que se colocaba en el centro de salón para que toda la familia pudiera verlo con comodidad, era el eje que ordenaba nuestra vida familiar y semanal. Era llegar a casa y encenderla y solo se apagaba cuando nos marchábamos a dormir, usualmente a unas horas poco prácticas para mantener una rutina de ocho horas de sueño.

La televisión, al igual que la radio, apareció en nuestra vida cargada de promesas, de frases que se ha vuelto a utilizar con internet, que si abría una ventana al mundo, que era una herramienta perfecta para el desarrollo educativo y un largo etcétera pero el resumen final es que no llegó a cumplir las expectativas y se convirtió en un electrodoméstico que al igual que la nevera, permanecía encendido las veinticuatro horas, pero a que a diferencia de este último, las influencias para la sociedad no han sido igual de positivas.

Con internet estamos sufriendo prácticamente el mismo fenómeno pero de una forma más acusada y profunda, ya que internet ya no es un dispositivo, sino un medio al cual podemos acceder desde ordenadores, tablets, móviles e incluso, la televisión ya incorpora esta posibilidad. Internet, al igual que su predecesor ha prometido mejoras y beneficios para todos, pero a la hora de la verdad, la realidad se ha impuesto a los sueños. Lo que es peligroso no es este calco de eslóganes y frases huecas, sino que hemos asimilado que la adopción de internet va tener los mismos efectos que un fármaco, nos harán mejores personas sin más esfuerzo que abrir un navegador o instalar una app.

¿Queremos tener más amigos?, bájate una app, ¿quieres mejorar tu relación con los clientes?, instálate un CRM, ¿quieres controlar tu empresa hasta el último detalle?, compra un ERP. A cada pregunta siempre te ofrecerán un listado de soluciones tecnológicas que del mismo modo que una confesión, te librará de todo pecado y te llevará en volandas al paraíso de la perfección.

Pero nuestro crecimiento personal o profesional no se soluciona instalando un electrodoméstico o conectandonos a un medio de comunicación, por muy síncrono y bidireccional que sea. Tenemos que tener una base humana, una concepción vital sólida para poder dar el paso e integrar tecnología para mejorar y expandir nuestro rendimiento como personas.

Si tu empresa realmente tiene vocación de servicio, un CRM puede mejorar notablemente el rendimiento y la explotación de las cuentas, maximizar beneficios y reactivar contactos que llevan inactivos durante mucho tiempo. Es sencillo, tus aptitudes y actitudes ya están presentes en tu equipo, simplemente le dotas de tecnología para reforzar esta línea de actuación para llegar a más personas, tener más interacción y mantener un recuerdo fiable y sólido de las relaciones efectuadas. Pero si esta base no existe, será otro electrodoméstico más, otra inversión que tendrá que ser justificada y que por esta misma imposición y el efecto rechazo subyacente, lo convertirá en otro proyecto fallido.

Por el mismo camino, la tecnología se ha de poder justificar más allá de las bases que tengas. Los costes tecnológicos no siempre son visibles y me trae a memoria una persona que justificó el cambio de sus taladores de árboles porque las nuevas máquinas cortaban ochenta árboles al día y una persona llegaba justo a los cuarenta. El problema vino después, cuando se dio cuenta que el coste de un talador era de tres mil dólares al mes y la máquina era de cinco mil. Este detalle le obligaba a dos cosas, a talar más por definición -y replantar más rápido o comprar más superficie- y además, conseguir más superficie y sobretodo, a vender más no para incrementar el margen, sino para no perder dinero. En resumen, el coste tecnológico no siempre es visible, y en este caso particular acabó cerrando su empresa.

Pero no podemos cerrarnos a la tecnología, está aquí y como siempre digo, es un mal inevitable, así que para evitar tirar el dinero en proyectos que no van a ningún lado, implementar herramientas que van a acabar cubiertas de polvo, ¿porqué no invertimos primero en las personas?, capacitémoslas, démosle una meta, una inspiración, convirtámoslas en la mejor versión de si mismo que puedan ser, o como mínimo, inculcarles el deseo de intentar conseguirlo. Creo, que si primero acometemos este paso, la tecnología -sea cual sea la que te toque vivir- será un añadido extraordinario para elevarnos sobre la mediocridad, pero si recorremos el camino al revés tengo serias dudas de que los beneficios que aportan justifiquen su inversión.

Supongo que algún día nos daremos cuenta de este detalle, detalle que siempre aparece en todos los libros de gestión y que es componente base de casi cualquier meme sobre management que corre por ahí: tu mejor recurso son tus empleados, forma a tus empleados para que puedan irse y trátalos mejor para que no lo hagan, etc… Son sentencias que quedan muy bien, pero tenemos que transponerlas a la realidad, y la realidad nos indica que siguen siendo un elemento de prescindible. Si todos sabemos que cuando las cosas van mal nos van a despedir, ¿que sentimiento grupal y de fidelización vamos a tener?, si los beneficios que reciben no van acorde con los de la empresa y los directivos ¿que implicación quieres que tengan?.

Así, que para finalizar rectifico en parte, no se trata en que convirtamos a nuestros empleados en mejores personas, sino que nosotros mismos seamos mejores personas, y liderando con el ejemplo, preocupándonos por ellos y por su estabilidad, formación y progreso, podremos hacer uso de otra frase, también muy sobreexplotada, que dice Lead by example.

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