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Conocer y entender

Conocer y entender

por Jose Salgado
Dirección, Marketing | Educación | 

Afirmamos que estamos en la sociedad del conocimiento, que nunca fue más fácil acceder a la información y poder avanzar hacía un lugar más igualitario y con más capacidad analítica. No podemos negar que cada día aumenta la información que se vuelca en las redes y a pesar de que las más interesantes y con potencial de expedir el conocimiento siguen siendo cerradas -revistas científicas, análisis financieros, etc…- existen actores que comparten y crean conocimiento que si seleccionan las piezas adecuadas, quizás puedan suplir en parte la falta de acceso. 

De todas maneras, hay conceptos que suele confundirse y mezclarse como si fueran sinónimos, conocer, comprender, información, cuando la realidad esto no es así. Lees noticias sobre como la información va a crear conocimiento, que el negocio del BI (business Inteligence) va a generar millones de euros y que ayudará a tomar decisiones más inteligentes. Básicamente, la idea es que en esta momento generar y recopilar datos es relativamente sencillo y que analizar estos datos es no solo fácil, sino barato por la caída del coste de la tecnología. La ecuación es bastante aterradora, más datos y más potencial de análisis y conclusiones más rápidas y más fáciles ya que un algoritmo habrá ejecutado todo el trabajo pesado y nuestro rol pasará  a ser meros confirmadores del resultado de una computadora para finalmente ser reemplazados sin piedad ni misericordia.

Localizar

No es lo mismo buscar un libro en una estantería con dos ejemplares que buscarlo en la biblioteca del Congreso. Cuanta más cantidad y más oferta es más complicado localizar la información, además, contamos con la dificultad de que esté correctamente catalogada y que no quede ahogada debajo de los millones de presupuesto que se entierran cada año en tecnología SEO/SEM para escalar posiciones en los buscadores.

Seleccionar

Otra dificultad a la que nos enfrentamos es el otorgarle un grado de credibilidad a una fuente de información. Por norma general, las personas escogen sus fuentes de información usando dos vías: argumentos de autoridad y argumentos de similitud. 

En el primer caso optamos por fiarnos de instituciones como Universidades, Centros de Investigación, periódicos con prestancia, y quizás, de personas individuales concretas en las que su experiencia puede convertir su palabra en autoridad. Claro que todos estos actores adolecen del efecto halo, que por ser un experto en física cuántica no implica que su opinión en economía sea igual de válida. Sumado a esto, está la posibilidad de ser influenciado por terceros, con lo que los estudios que publican no siempre son imparciales. Los ejemplos son claros y hay abundantes, como cuando una asociación afirma que la energía nuclear es la mejor solución y esta asociación está financiada por empresas nucleares. Puede que tengan toda la razón del mundo, pero su imparcialidad está muy afectada.

El segundo punto son los propios sesgos de cada uno. Por norma general a uno no le gusta que le lleven la contraria y tenderá a leer afirmaciones que estén alineadas con sus propios pensamientos. Esto solo hace que ignoremos a una posible explicación alternativa y se creen trincheras conceptuales en las que se batalla más con munición de calibre grueso que con argumentos sólidos y contrastados.

En resumen, que cuesta localizar la información, no siempre es imparcial, y no siempre somos conscientes de nuestros sesgos a la hora de aceptar una teoría como válida o no.

Comprensión

Por último, es la comprensión. Hace ya muchos años yo estaba muy relacionado con el departamento de IT -y digo muy relacionado porque montábamos servidores y esas cosas técnicas. Al principio, la gente era consciente de que hacía en cada momento y que riesgos tomaba al preparar una configuración determinada, con las facilidades que ha dado la tecnología, los técnicos que llegaban eran capaces de instalar lo mismo que nosotros, pero no comprendían que habían hecho y si fallaba, estaban absolutamente perdidos.

Esto sucede con la mayoría del conocimiento, podemos repetirlo pero no siempre somos conscientes de lo que implica, y lo que es todavía peor, las consecuencias de usarlo.

Resumiendo

Soy partidario que cada vez haya más información disponible, y aunque no lo estuviera daría igual porque la gente tiende a escribir. Unos sobre como les gusta el café con leche y otros sobre como una proteína frena la acción de los linfomas. Pero esta información ha de ser remunerada a los autores, y en la medida de lo posible, ha de ser accesible para todos.

Hemos de mejorar nuestro sistema educativo para ser conscientes de que tenemos sesgos, como detectarlos y como ejecutar una crítica comparada de dos posiciones que son antagónicas para poder descubrir nuestro propio camino intelectual.

Si cumplimos estos dos puntos, y uno de ellos no es tecnológico sino pedagógico, la tecnología si puede ser un motor de cambio, y de cambio positivo. Ahora mismo es un charco lleno de datos en los que los usuarios nadamos intentando buscar información que reafirmen nuestro propia cosmovisión, empobreciéndonos como personas y como raza humana, porque solo conoceremos una parte de los datos, y lo que es peor, no seremos capaces de entenderlos.

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