Dejarías que tu hijo trabajara en tu empresa
por Jose SalgadoHablamos de empresas con alma, de tener principios sociales y de aportar a la sociedad tanto como a los accionistas. Nos ilusionamos o nos intenta ilusionar con un cambio de paradigma en el directivo, tanto que hace poco he leído el post de Amalio Rey acerca de 10 cosas que echo en falta en la formación de directivos, y a casi al mismo tiempo, una crítica de Nieves Alonso sobre Cambiar el marketing.
Parece que hay una idea de fondo: hay que cambiar los paradigmas y valores sobre los que trabajamos y formamos a nuestra élite directiva. Quizás sea la crisis en la que hemos caído y que parece que sólo la estános sustentando los curritos de siempre, puede que sea una especie de conciencia social que hace que se nos irrite el páncreas cuando rescatamos entidades financieras mientras desahuciamos ancianos de sus casas.
Los principios financieros son más o menos estáticos, hay que generar beneficios, pero la pregunta es ¿cuantos y para quién?. Recientes estudios sobre la economía en trabajadores en Estados Unidos refleja que una gran parte de los trabajadores, a pesar de estar empleados, necesitan las subvención del estado para poder sobrevivir porque su sueldo no les permite una existencia mínimamente digna. Yo soy absolutamente contrario a subvencionar, pero también quiero que una persona pueda vivir dignamente de su trabajo. Lo que es absurdo es que una empresa le pague tan poco como para que tenga que pedir ayuda del estado.
Quizás sea hora de cambiar, pero ¿que cambiamos?. Una de las preguntas que se hacían en el blog de Amalio era repensar el papel de los incentivos, y creo que es aquí dónde puede estar la respuesta a la pregunta. Si cambiamos los incentivos trimestrales de facturación por otro tipo de indicador estilo salario vs coste de vida, quizás tendríamos empresas más sanas mentalmente y es más que probable que sean capaz de sobrevivir más allá de cinco años.
Obviamente, pedir a un accionista, que es una persona que apuesta más por beneficios que por valores, es ser muy soñador. Sobretodo cuando estas personas están pagando a brokers para que busquen posiciones ventajosas para tener mayores beneficios. La respuesta a este cambio no creo que venga de la parte alta de la sociedad, ha de venir del noventa por ciento restante de la población.
Si nosotros tomamos conciencia que no hay elemento más democrático y persuasivo que sólo comprar en empresas que den algo más que beneficios. No es fácil y soy consciente de las trabas que podemos encontrar: quizás precios más altos, menos profundidad de productos e incluso, desconocimiento. Pero os digo una cosa, ¿porqué no empezamos a prescindir de las grandes superficies y comenzamos a realizar compra de barrio?. Tu conoces al tendero de tu esquina, sabes quién es, como se comporta, te conoce y te cuida porque sabe que es lo que te gusta. No es un gran cambio, pero es un principio. Porqué en vez de ir al Ikea vas a una tienda que esté cerca de tu casa, porqué no intentas comprar alimentos que vengan de un radio menor de cien kilómetros.
Es simplemente sumar los pequeños esfuerzos de mucha gente, y si los juntamos, quizás las empresas tengan que plantearse que algo han de cambiar, aunque sea por puro marketing, para volver al ciclo de nuestras compras. No se si Mercadona es un ejemplo de nada, pero ciertamente me sentiría mejor comprando en sus tiendas sabiendo que paga un sueldo mínimo de mil doscientos euros que en otra gran cadena, sabiendo que la mitad de los trabajadores no pasan de los seiscientos euros al mes.
Yo soy directivo y soy consciente de las tentaciones y presiones que existen, pero quiero tener una empresa, o trabajar en una, con la que mi escala de valores esté de acuerdo. Un lugar donde pueda decirle a mi hijo que viniera a trabajar conmigo y no se avergonzara de las prácticas que ponemos en práctica. Simplemente un lugar del cual pueda estar orgulloso. Es una apuesta arriesgada, pero si todos sumamos, quizás yo no sobreviva a la criba, pero quizás otros que tenga valores similares a los míos si lo consiga. Y lo más importante, si conseguimos que una empresa con visión financiera de un cambio de valores, habremos dado un paso adelante como especie y como humanidad.
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