Enviado por Jose el
Una época interesante para dedicarse al marketing
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Hace poco un conocido me comentó que va empezar un curso de marketing y aunque me quería alegrar por él, la verdad es que lo primero que me pasó por la cabeza fue una especie de sentimiento de tristeza. Lo primero, porque dudo que le enseñen la parte interesante del marketing, que sería la estratégica, y seguramente se enfoquen en el aspecto más operacional y, honestamente, más aburrido. Pero si he de ser sincero, porque a día de hoy, el marketing tiene algunos problemas muy serios y todavía no hemos encontrado la solución para solventarlos.

Como ya indicaba Asier Albistur en su artículo El consumidor cínico: una verdad incómoda, el consumidor ya no es aquel sujeto pasivo que se abría de orejas y de una forma más o menos consentida deglutía sin pestañear el constante bombardeo publicitario al que le sometíamos. Ahora, sigue sometido a esta misma guerra de medios e incluso recibe más mensajes publicitarios por minuto que hace unos años, pero su actitud ya no es tan dócil, ya no es suficiente con copar minutos de atención en su cerebro.

Ahora los usuarios se han vuelto más cínicos, quizás como respuesta lógica al exceso que vivimos y se ha vuelto pragmático. Ya no le interesa ser amigo de una marca, e incluso quizás nunca le interesó, lo que el quiere es una relación mercantilista ¿que me das y a que precio?. Podremos gastarnos un dineral en una campaña de branding, algo que sólo está al alcance de las marcas más potentes, y nuestro querido target la ignorará sin ni siquiera pestañear porque lo que necesita es simplemente un producto, y las variables que antaño funcionaban ahora ya no responden igual. 

Una prueba de esto es el auge de las marcas blancas, que han empezado a comerse el pastel de las marcas clásicas. Tal estaba siendo el impacto, que asustadas por el fenómeno lanzaron una campaña de comunicación para intentar demostrar, sin prueba alguna, que ellos eran más caros porque la calidad si tiene un precio. O también podemos mirar los resultados financieros de cadenas de supermercados como Dia, Lidl y similares, que empiezan a invadir zonas reservadas a empresas con más solera. 

La crisis, la sobreexposición y algún que otro factor que seguro que estoy ignorando, está llevando a una relación complicada entre las marcas y los consumidores. Ya no basta con el producto, la campaña masiva y sentarse a hacer cash. El timo de las redes sociales solo se lo creen aquellos que pueden invertir auténticas fortunas en cosas como branding, que lo único que consigue es que conozcamos la marca, no que compremos. Yo conozco Red Bull, pero os puedo asegurar que en mi vida voy a tomarme una, si puedo escoger siempre tomaré otro tipo de refrigerio.

Queda el consuelo que en un mercado global, incluso el grupo más pequeño puede estar formado por cien millones de personas, pero no todos tienen la capacidad financiera de llegar hasta ellos. El problema no lo tienen las grandes marcas, el problema lo tienen las empresas que dentro de diez años serán grandes marcas y han de empezar a crecer si quieren salir de su nicho de mercado.

¿Como volveremos a reconectar con nuestros clientes potenciales?, la verdad es que no es que no lo sepa, es que cuanto más lo pienso más creo que la personalización para cada empresa va a ser importante. Y del mismo modo que el cliente recela de nosotros, los que se dedican al marketing están sufriendo en sus carnes que las empresas que subcontratan sus servicios recelan de ellos y prefieren invertir en sus departamentos de ventas u operaciones.

La verdad es que no veo un futuro fácil para el marketing, pero sin duda será interesante. Lo único que tenemos que hacer es estar atentos y esperar.

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