Enviado por Jose el
Abogado, ¿quieres viajar lejos o viajar rápido?
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El mundo está cambiando, podemos tomárnoslo como una oportunidad o como una amenaza, pero un hecho innegable es que hay ciertas capas que integran el tejido que nos define como sociedad se está alterando. Podemos discutir si estamos cambiándolo todo para que todo siga igual o si realmente el cambio es más profundo, pero como dijo Darwin, solo sobreviven las especies que mejor se adaptan -aunque yo insista en que son los contactos los que marcan la diferencia, pero esto sería otra historia-

Han Solo es un icono del rebelde interesante. Un personaje que no duda en quebrantar la ley para conseguir sus propios objetivos. Un hombre cuyo objetivo es sobrevivir en un mundo competitivo y sin lealtades. Un prototipo de hombre que se ha hecho a si mismo y que no responde ante nada ni nadie. 

Ayer leí un artículo que añadía un ladrillo más en la construcción de este arquetipo. En el artículo Messages to momo, new law is not a permanet carrer option, se recalcaba que la auténtica libertad e independencia para las mujeres abogadas era no depender ni de grandes despachos ni de redes de freelances surgidas en el albor de la Gig Economy. Su apuesta era por crear despachos propios independientes y crecer sola y volar sola.

Rebatir la pare emotiva del artículo es complicada: ser dueño de destino, pero a pesar de que soñar no solo es necesario, sino imprescindible, antes de emular a Dédalo hemos de asegurarnos que escenarios se abren ante nosotros y si nuestro conocimiento de dinámica de fluidos -especialmente la cera- y aeronáutica son los adecuados. 

A riesgo de pecar de reduccionista, hay tres escenarios básicos para las profesiones liberales y basadas en el conocimiento, como puede ser el caso de los abogados: empleado, economía colaborativa o propietario.

Opciones laborales para los profesionales

Empleado

Es la solución clásica de toda la vida. Acabas tu carrera, empiezas a trabajar empezando desde abajo, y se supone que constancia, dedicación y siendo excelente en tu trabajo, es posible que llegues a ser socio de la empresa, y en el caso de los no abogados, ser director de algo.  Es la filosofía que tenían nuestros padres de estudiar y ser aplicado, la desventaja es que estos tiempos tienen pocos paralelismos con su época y ahora ya no se atan a los perros con longanizas. 

Como empleado puede ser que realmente seas bueno pero no sepas jugar a la política que siempre está presente y pierdas oportunidades profesionales por no saber jugar tus cartas, o simplemente, porque tu has venido con cartas de Poker y en la empresa juegan al Mus. Con este escenario verás que hay personas que pasan delante tuyo en el momento de los ascensos y no siempre se ejecutan en función de capacidades sino de afinidades personales.

Aceptando que eres capaz de gestionar la política no escrita de la empresa y consigues subir a base de hacer más horas que una banda de relojes, quizás llegue el momento que ya no queda más espacio en la cima para otra persona más. Verás que has dedicado tu vida a un área específica y que no conseguirás el despacho con asistente, y lo que es peor, cambiar de empresa significaría hacer exactamente lo mismo y sin gozar de despacho ni personal a tu cargo. Estás estancado en una posición que no es la que querías ni por la que has dejado de lado tu vida personal lo que crea una crisis interna que aguantas porque al final todos tenemos compromisos financieros que atender.

Sumado al punto anterior, es posible que la empresa a las que has dedicado tus mejores años pase por momentos de crisis y opte por hacer un downsizing -que básicamente consiste en despedir a gente- y que tu seas unos de los afortunados en el sorteo del ERE. Con el premio de ser despedido te ves sin trabajo y sin posibilidades fáciles de encontrar otro ya que rondas lo cuarenta y parece ser que hay un dogma en RRHH que prohibe contratar a este tipo de perfiles, además se añade la circunstancia que del mismo modo que en tu empresa han despedido al veinte por ciento de la plantilla, otras tantas han realizado el mismo proceso, con lo que el número de cuarentones expertos en un área específica se incrementa. Lógica de mercado, ante exceso de oferta se reduce el precio de adquisición.

Economía colaborativa

Este sería el rol que se obtendría si participas en alguna de las empresas llamadas de consumo colaborativo estilo Uber. Tu eres una especie asociado en el que pones tu los recursos y el esfuerzo y la matriz te pasa los clientes. El cliente pertenece a la empresa pero tu corres con los costes y riesgos. Además, firmas cláusulas de no competencia con lo que no puedes tener relaciones profesionales con el cliente hasta que las ranas tengan pelo.

La ventaja más clara que veo en este proceso es que te olvidas -o te obligan a olvidarte- de buscar clientes, ellos te los traen. Es factible que tengas un mayor control sobre tu horario y que tipo de clientes tratas, siempre y cuando estés siempre como referente en tu campo, y eso te cuesta más horas en formación y cursos que has de pagar de tu propio bolsillo.

La desventaja está clara, estás atado de pies y manos a las necesidades de la empresa que te contrata como autónomo. Ella fija los precios, ella fija los objetivos y los tiempos. No tienes control sobre la calidad de tu trabajo más allá de que te dejan de llamar y no sabes si es porque sólo quieres casos de fiscal internacional o porque el último cliente no quedo contento porque perdió el caso después de transferir fondos a un paraíso fiscal sin avisar a hacienda, y eso que conseguiste una reducción del 80% de la sanción.

Propietario

Es lo que los modernos llamarían Juan Palomo’s Way, tu te lo guisas y tu te lo comes. Eres empresario y dueño, con lo que todo depende de tus decisiones, para bien y para mal. Eres encargado de buscar clientes, mantenerlos, facturar, realizar el marketing, las ventas.

No voy a negar que para los que tienen espíritu emprendedor es la solución ideal, lástima que solo tres de cada diez empresas duran más de tres años, pero sin duda eres el capitán de tu barco. Defines horarios, precios, tipos de clientes, lo defines absolutamente todo.

De todos modos, dudo bastante que esta opción sea la ideal para las personas que quieren tener vida personal. La exigencia de tener una empresa es extraordinariamente alta y normalmente te toca renunciar a más de un fin de semana y las vacaciones con una concepto que queda muy bien en el almanaque.

¿Qué opción es la que más te interesa?

La mayoría de las personas son partidarias de la primera opción. El riesgo de emprender es alto y hay una sana aversión al riesgo en el genoma del ser humano. Por otra parta, los profesionales que carecen de capacidades comerciales o de organización pueden naufragar miserablemente si se dedican a emprender porque mueren en la parte más importante de la cadena de valor: conseguir el cliente. Serán extraordinarios expertos pero cierran una venta aunque les vaya la vida en ello.

Otra opción es refugiarse -si la opción de ser empleado ha fracasado- en la economía colaborativa, pero más allá de no poder ser despedido porque eres un subcontratado, te enfrentas a otros problemas que ya he comentado anteriormente.

Pero no hay que desesperarse, yo creo que existe una opción eficiente que realmente puede encajar a muchas personas y que se ajusta perfectamente a una realidad que existe actualmente, profesionales que ya tienen un trabajo o que han empezado su empresa.

El valor está en la persona

Soy consciente que una empresa necesita de clientes, de tecnología, de contabilidad, en resumen de muchas piezas que funcionen con la precisión de un reloj, pero la base, lo fundamental, el core que dirían los ingleses es el knowledge, el conocimiento. Este valor reside en la cabeza de cada uno de los profesionales, cada uno en su área y sector, pero es el valor que hará que una empresa sea excelente, mediocre o vende motos.

El primer que se tendría que acometer es el de certificar que los profesionales tienen los conocimientos y las aptitudes necesarias. Un proceso validado por un actor independiente que nos diera la credibilidad necesaria para poder confiar en estos profesionales.

La segunda parte sería que cada profesional valorara el mismo o con ayuda, el coste que cree que tiene los diez, quince o veinte años que le ha costado tener el conocimiento y la visión de su área de experiencia. Se podría informar si está dentro o fuera de los mercados o como correlaciona o no correlaciona sus pretensiones económicas con el feedback de clientes, otros expertos y su nivel de certificación. De este modo, cada cual tendría una tarifa más basada en hechos reales que en fama y marketing.

El tercer paso es crear el sistema de marketing, ventas y finanzas para poder canalizar y comercializar el conocimiento de estos expertos certificados, ahorrándoles el trabajo en áreas que no son necesariamente expertos y en las que se pueden encontrar un poco perdidos. 

El cuarto paso sería ayudar en la formación de estos profesionales haciéndoles llegar las novedades relevantes para su profesión, cursos, masters o cualquier tipo de conocimiento que les pueda ser de utilidad. Estos cursos han de ser pagado a porcentaje entre el profesional y la empresa que ofrece sus servicios.

Por último, y no menos importante, que sea compatible o complementario con el trabajo actual o la empresa en el caso que seas empresario. Es importante mantener libertad y no cerrar las opciones a nadie.

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