Ojalá me despidan
por Jose SalgadoCada vez veo más personas trabajando con la filosofía de mínimos. Ven que su sueldo no está en sintonía con lo que se cobra en su misma empresa, y desde luego no tiene nada que ver con lo que se cobra en la competencia. Si estas comparaciones no dolieran, cuando piden un aumento en base a que ya lleva tiempo en la empresa y ha demostrado su valía, la respuesta suele ser siempre la misma: sino te gusta, vete.
Soy consciente de que los costes laborales son bastante más altos de lo que mucha gente cree, por ejemplo, un trabajador que cobre neto unos quince mil euros anuales, está cobrando en realidad dieciocho mil euros. Así que sin comerlo ni beberlo, está pagando tres mil euros al estado en impuestos varios. Pero si miramos su nómina desde el punto de vista de la empresa, el sueldo real del trabajador es de veinticuatro mil euros, es decir, de todo el dinero que la empresa ha de aprovisionar, seis mil euros se van para el estado.
Pero este problema no debería ser excusa para seguir insistiendo en reducir costes vía personal, por la sencilla razón de que al final, quién te saca las castañas del fuego son esas personas a las que estás pagando un sueldo mísero. Otro detalle que también dice muy poco de los jefes que tenemos, es que para tener un aumento de sueldo has de cambiar de empresa porque de lo contrario, lo máximo que conseguirás es tener diez euros más al mes en tu bolsillo.
Quizás el problema es que tenemos muy claros los costes laborales: nóminas, seguros, material, luz, etc… pero no tenemos ni idea del retorno de inversión de cada trabajador. Quizás estemos pagando mil euros a uno en concreto, pero nos genera un ROI de cuatro mil euros y le estamos negando un aumento por razones peregrinas. Del mismo modo es posible que tengamos a otra persona cobrando mil quinientos pero que su efectividad roza justo los dos mil, pero por esas extrañas razones de afinidad o por pura física cuántica, a este si le damos un aumento.
Este tema de sueldos y rendimiento lo vemos claro en los comerciales, suelen tener sueldos muy bajos y van todos a comisiones. Si vendes más, el trabajador gana más y la empresa gana más. Es una ecuación simple, a veces arriesgada porque da lugar a comportamientos no deseables, pero cualquiera puede entender la relación. La dificultad la tenemos con puestos no comerciales, una secretaria, un departamento de soporte, un ingeniero, son perfiles que son complicados de estructurar para poder saber su retorno de inversión.
El problema es que una empresa es una cadena de valor y cada parte aporta su granito de arena, y sino sabemos medir cuanto cuesta y cuanto aporta cada granito de arena, al final estamos valorando nuestro producto en base a un coste fijo y no a un coste de rendimiento, que suenan igual pero son bastante diferentes.
Volviendo a los comerciales, pueden vender lo que no está en los escritos y todos ellos tendrán su comisión, pero no se habla nunca de los equipos que están detrás montado lo que se ha vendido, manteniéndolo, y garantizando una calidad de servicio para que el cliente esté satisfecho y no se vaya con la competencia. Se podría decir que su trabajo es ese y no hay que darles primas por su trabajo, pero este argumento se podría aplicar también al departamento de ventas y no suele ser el caso.
En conclusión, sino sabemos ajustar nuestro producto a la implicación y beneficio de cada una de las partes que participan en el proceso, puedes acabar con departamentos desmotivados porque hacen su trabajo y no ven nunca los beneficios, y cuando ya están quemados su filosofía es Ojalá me despidan.
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