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La necesidad de tener un significado
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Las empresas han de tener definido los conceptos de Misión, Visión y Valores. Lo ha de hacer porque va a impregnar toda su cultura y ha de ser consistente con la realidad. Los trabajadores también tendrán que vivir con esta cultura, y que su propia escala de valores esté alineada con la misma, aunque sea temporalmente, con estas ideas.

Cuando existe una desvío entre lo que la empresa dice que es y lo que realmente hace pueden ocurrir dos cosas: que la realidad esté en consonancia con los valores del trabajador, con lo que sólo afectaría a los clientes. Y la otra opción, es que esto afecte a la visión de las personas sobre el rol de la empresa en la sociedad, y su propio rol en la misma y su impacto final en su ecosistema.

Las empresas no tienen alma, y según mis contactos en el Vaticano, no se espera que esta situación cambie en un breve plazo de tiempo, pero si se les pide que actúen como si la poseyeran. Las personas si que vienen con este plugin, que podemos discutir si es real, un concepto, que me da lo mismo y no es relevante para el tema. El caso es que todos venimos con algo que nos intenta elevar sobre nosotros mismos y es la necesidad de tener un significado.

No estamos pidiendo ser Teresa de Calcuta, Mandela o ya puestos, Jesus, pero si dejar nuestra pequeña huella en este mundo. Puede ser cosas tan sencillas como el tener respeto por tus clientes, proveedores y compañeros de trabajo. Quizás sea el que el objetivo de tu empresa ayude a mejorar tu sociedad a través de implementar programas de sostenibilidad, o dar formación útil y relevante a personas con ganas de aprender. Pero sea lo que sea, el proceso ha de implicar crear algo que haga la vida de la gente mejor, ya sea en efectividad, espiritualidad o simplemente, poder llevarse un mendrugo de pan a la boca.

Existen personas que no tienen, o quiero pensar que todavía no se les ha despertado esta necesidad de tener un significado. Que su vida pasa por facturar más, y si ha de pisar unos cuantos cuellos, se autoengañan con la frase de que si ellos no lo hacen, otro lo hará (una excusa bastante lamentable pero que parece que a pesar de los años sigue funcionando).  Quiero pensar que algún día se darán cuenta de su error, que hay un karma (más allá de la famosa discoteca de Barcelona), pero la verdad es que no te lo puedo demostrar con datos. Lo que si te puedo demostrar es que este tipo de perfiles no solo consiguen disociar los valores de la empresa versus la sociedad, sino contaminar los valores personales y conseguir que un trabajo se convierta en un ambiente tóxico, malsano y que más allá de una depresión, no consigue levantar otro tipo de estado de ánimo en su equipo.

Es importante controlar estos temas, es fundamental hacer que la gente crea que está ayudando a mejorar el mundo, aunque sea a pequeñas dosis. Y no solo que lo crea, que se pueda demostrar, aunque sea un poco. Y si soy del sector yo facturo y el resto no me importa, el Andrés facts (vamos, que por el interés te quiero Andrés), es que la gente implicada, que siente que su trabajo tiene un impacto, que tiene un significado, están más implicados, dedican más horas y sus proyectos suelen ser mejores tanto para la empresa como para el cliente, ergo: más beneficios y clientes más satisfechos. 

Y si por algún motivo sois parientes de Ebenezer Scrooge y decís Paparruchas, aquí va un listado de los cinco arrepentimientos más usuales en las personas que están a punto de fallecer:

  1. Ojalá hubiese tenido el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí. Se requiere una buena dosis de coraje para seguir nuestros sueños y anhelos. Mucha gente elige un camino que no deseaba para quedar bien con los demás, o simplemente porque cree que lo que quiere es irrealizable.
  2. Ojalá no hubiese trabajado tanto. El trabajo puede darnos grandes satisfacciones personales y la sensación de que cumplimos logros. No obstante, demasiado trabajo nos aleja de nuestros seres queridos y de otras cosas que también son importantes para tener un buen desarrollo personal. La adicción al trabajo puede hacerte perder momentos importantes de la vida.
  3. Me hubiese gustado tener el coraje para expresar mis sentimientos. En muchas ocasiones, nuestra educación nos impide expresar lo que realmente sentimos acerca de alguna situación o alguna persona. Aprender a expresar nuestras emociones en el momento correcto, puede ser una llave para evitar el arrepentimiento.
  4. Lamento no haberme mantenido en contacto con mis amigos. Con todas las actividades que nos exige la vida moderna, es común que no tengamos tiempo para nuestros amigos. Es fundamental balancear nuestro tiempo para compartirlo con aquellos a los que queremos.  ¿A quién hace tiempo que no le hablas, pero te gustaría ver?
  5. Desearía haberme permitido ser más feliz. El terror al cambio es un miedo razonable, pues implica cierto riesgo y una serie de consecuencias inesperadas. Pero mientras ese miedo nos petrifique, no seremos capaces de avanzar y lograr nuestros objetivos. Todo cambio es un riesgo, pero sin cambios no hay mejoras.

Si os dais cuenta, ninguno de los puntos habla de facturación, de fechas límites o de cash-flow… habla de tener significado, de poder ser persona y dar algo al mundo para que sea un lugar mejor para vivir.

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Lo más lógico es que diga que si, y quizás sea cierto en compras, pero en los servicios recurrentes ¿porqué pagaríamos? Y creo que por muy pocas cosas, porque pagar por algo que no es tuyo y de lo cual vas a recibir una factura aunque no lo veas, cambia mucho la percepción.