Los impuestos a los beneficios empresariales en España superan en cinco puntos la media europea

La actividad de las empresas ha estado en el centro de las políticas llevadas a cabo por el Gobierno en los últimos años, dirigidas a aumentar su capacidad recaudatoria. Este puso en marcha los gravámenes extraordinarios a la banca y a las energéticas en respuesta a la crisis de inflación que generó la invasión rusa de Ucrania y a las puertas de que decayeran, suscribió un acuerdo con sus socios parlamentarios para crear un nuevo impuesto a los márgenes de las entidades financieras (que se encuentra en tramitación en el senado) e iniciar un debate para elaborar otro, dirigido a las compañías del sector energético. Todo ello se suma a que España grava dos veces los ingresos empresariales, con un tipo del 46%.

El Economista | Finanzas | Administración Pública, Gestión de Empresas |

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