La inflación arrincona a un BCE que no quiere cometer los errores de 2009 y 2011

El Banco Central Europeo celebra este jueves el penúltimo cónclave monetario del año. Una reunión de 'calentamiento', según algunos analistas, para afrontar el salto final en diciembre, cuando la institución deberá dejar bien atado el fin del programa de compras contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) y dar más pistas sobre el futuro de los tipos de interés. Sin embargo, esta reunión puede ser un tanto peligrosa, puesto que llega en medio del auge de las presiones inflacionistas, con todo el arsenal monetario aún desplegado y con una economía llena de cuellos de botella que están dando rienda suelta a las expectativas de inflación a largo plazo en la zona euro. El BCE tendrá que justificar su política a la vez que convence al mercado de que la inflación no se desviará por mucho tiempo.

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