Esta semana hemos estado entretenidos con el caso de Game Stop[1]. Para lo que no estén al día, el resumen rápido es el siguiente. Una empresa tiene una valoración baja y todo apunta que va a ir a peor, con lo que los inversores toman posiciones a corto (que es apostar a que va a bajar la acción todavía más) esperando a sacar unos jugosos beneficios. Mientras tanto, una irreductible aldea llamada foro, un grupo de rebeldes optan por comprar acciones de la misma empresa para forzar que el precio suba.
Es una historia que lo tiene todo para ser convertida en serie: un grupo de usuarios organizados en un foro luchando contra los ricos, censuras, presiones, indignaciones. Un tema que encandilaba más que la historia del Rubius[2], y la prensa encantada porque conseguían otro tema con el que llenar la sección de negocios.
Unos ponían el foco en la lucha de clases -es lo que pasa cuando tu explicación del mundo pasa por el filtro de la ideología- y otros en que esto no era un arrebato popular, sino una acción organizada para ganar dinero -lo que ocurre cuando no ven más allá de la cuenta de resultados-.
Creo, sinceramente, que ha existido una coordinación por personas -o empresas- en busca de un beneficio. No cabe duda que organizar esto no es fácil, hay que conocer el mercado y como funciona. Pero es de necios pensar que todos lo hacían por dinero, o que eran tan inocentes que desconocían que estaban haciendo rico a alguien.
Pero para mí, y esto es una opinión personal, es una demostración de lo que ocurre en la sociedad occidental, la desconexión entre la clase dirigente y la sociedad que la sustenta. Ya no se sienten protegidos, y lo que es peor, se sienten perseguidos y exprimidos para que algunos sigan manteniendo un ritmo de vida mientras un marketing insistente y pagado con nuestros impuestos nos dice que en el fondo, somos malas personas por ser como somos o incluso, por pensar diferente.
Cuando un político acusa de forma general a un grupo de tener privilegios cuando la realidad es que muchos llegan justos a fin de mes y pelean por poder seguir pagando las facturas, eso provoca desafección.
Si los que mandan obligan a los autónomos y tiendas pequeñas a cerrar sin que se les compense por las perdidas y cobrando puntualmente todos los recibos e impuestos, esto crea rabia e ira.
Si ves que se destinan millones a proyectos que tienen más de propaganda que de efecto real en la población y que los errores no tiene coste como “como mucho habrá dos o tres casos”, se pierde el respeto y la observancia a la ley, que mala o buena, es la que regula nuestra convivencia.
Todos estos factores empujan a la base de la sociedad a situaciones que no tienen nada que perder, y cuando no tienen nada que perder, es cuando la guerra que algunos han implantado sin siquiera preguntarnos, comienza.
Como decía un amigo, yo pensaba que para ser un nazi tenías que conquistar media Europa y gasear a más de 10 millones de personas, ahora con que no te guste una ley ya te dan el título. Lo mismo con ser comunista, que te tocaba de matar a tus compañeros de partido y luego de hambre a tu país, sin olvidar el condenar a muerte a otros tantos millones de personas -en esto, ambos ideologías llevan una dura pugna por ser el primero-
La gente está indignada y buscando un culpable que medios y partidos se esfuerzan por mostrarnos, en ofrecernos un rival sobre el cual volcar nuestros odios y olvidarnos que el que está al otro lado, es un trabajador como nosotros, un tío normal y corriente que empujado por la misma situación simplemente quedó en el otro bando.
Ambos quieren volver a tener lo que tenían, un trabajo, poder llegar a fin de mes, cuidar a su familia y el lujo de poderse ir de vacaciones. No les interesa la mitad de las tonterías que se debaten en los foros políticos, les importa bien poco la opinión los periodistas que se han autoproclamados gurús morales.
La sociedad está caminando cada vez más rápido a una polarización que no nos sirve a nadie. Yo, como espero que tú, quieres un trabajo, una promesa de futuro sea creíble, y no estar siempre rebuscando en el lenguaje una forma de atacar a quién no piensa igual.
Somos diferentes y así ha de ser, porque sino sobramos, pero mis logros no son tu demérito y lo mismo a la inversa. Hemos de colaborar todos juntos y superar lo que nos viene encima, o la naturaleza -como siempre hace- nos va exterminar usando nuestro propio entusiasmo mientras los que ahora van de salvadores de la patria, siguen con su estilo de vida mientras “cabalgan contradicciones” que dijo uno de estos.
El sistema tiene fallos, trabajemos para corregirlos y no para imponer nuestro punto de vista. Dejemos que la gente pueda escoger, que sea libre de optar por su propio futuro y plantemos la semillas que nos permita ver crecer un mejor jardín para nuestros nietos. Busquemos en que estemos de acuerdo y hagámoslo, porque el tiempo correo y si nos perdemos en diferencias, la casa seguirá sin barrer.
[1] ¿Qué ha pasado con GameStop?: la historia real, contada por el español que mejor conoce la empresa. Libremercado
[2] El Rubius explica los motivos de su marcha a Andorra, el paraíso youtuber. El Español
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