Enviado por Jose el
Socios, partners o clientes
Dirección, RRHH | Gestión de Empresas | 

Parecen tres palabras que implican relaciones diferentes, pero a la hora de verdad parece que confundimos los términos y cuando buscamos un socio puede que acabemos con un partner, o en el mejor de los casos, convertirnos en un cliente con descuentos. Si en el fondo lo único que queremos es acceder a un producto a un coste menor no es mala solución, pero si buscas una relación a largo plazo o una mayor implicación, creo que es una mala opción. De todos modos, reconozco que en muchos casos es la única opción y contabilizamos en la casilla de socios a unos proveedores que nos hacen descuento.

Para salir de dudas, vamos a ver que nos dice la RAE, que para eso limpia, brilla y da esplendor.

  • Socio: Persona asociada con otra u otras para algún fin. Socio industrial aporta servicios y/o conocimiento para obtener una participación en las ganancias. Socio capitalista aporta capital para obtener una participación en las ganancias.
  • Partner: No existe en la rae, así que nos podemos fustigar con el látigo de los anglicismos.
  • Clientes: Personas que utiliza con asiduidad los servicios de un profesional o empresa.

Veo que la acepción sajona no significa nada, así que vamos a asumir que socio y partner es básicamente lo mismo y que la diferencia estriba entre la primera palabra y la última: Socio y clientes. 

Puede que nos parezca que la diferencia es sutil, pero cuando eres cliente lo más que puedes obtener es un precio más reducido y quizás condiciones de financiación o de pago más ventajosas, pero la realidad es que tienes un proveedor que al que has de pagar un precio prefijado en un tiempo acordado. No le afecta si el producto se vende o se deja de vender, lo único relevante para sus intereses es que le pagues las facturas en el plazo acordado.

En el otro lado de la moneda, el socio si que invierte en la empresa -ya sea en capital, servicios o conocimiento. El socio si que estará interesado en que el producto funcione -recibe su recompensa en base a un porcentaje de los beneficios- y el riesgo que asume es bastante mayor ya que si fracasa, le toca apuntar en la casilla de pérdidas la inversión realizada.

Hasta aquí parece mejor tener un socio que ser un cliente con beneficios -y se que la expresión da lugar al error- pero si miramos la gestión del día a día la respuesta no está tan clara.

Cuando eres un cliente no tienes ningún tipo de obligación de ser fiel a tu proveedor. Puedes escoger a otro que tenga mejores condiciones, mejor producto, mejor trato o simplemente porque te apetece, que para eso eres el cliente. No tendrás que dejarle un asiento en la junta de accionistas para que comparta su punto de vista y a veces lo imponga. Y sobre todas las virtudes, sus objetivos empresariales no tienen porqué afectar a las decisiones estratégicas de la empresa, eres absolutamente libre de tomar las decisiones que creas convenientes.

El anteriormente apetecible rol de socio implica darle un asiento para escuchar sus necesidades. Abres la puerta a una empresa que puede condicionar las decisiones que pueden decantar el éxito o el fracaso, sobretodo cuando los objetivos no son compartidos y uno busca un proyecto a largo plazo y el otro un beneficio a corto (es el típico caso de los VC, que quieren vender al año sin importarle otra cosa que su margen). 

Con lo que no es tan fácil la elección de un rol u otro. Incluso cuando tienes músculo financiero, a veces es interesante asociarse con otro actor para ganar peso e influencia en ámbitos que de otra manera no ganarías. La clave es saber a quién vas a sentar a tu lado, que visión tiene a largo plazo, y que valores se comparten más que el ahorro financiero de tener a una empresa que te da los servicios a cambio de acciones de tu empresa.

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