Enviado por Jose el
Ser parte, implicarse y participar no son sinónimos
Dirección, RRHH | Gestión de Empresas | 

A veces nos sobreviene el pensamiento mágico y asumimos que cualquier intento de crear comunidad en la empresa, de preparar entornos colaborativos para gestionar el conocimiento, una red social interna para aumentar el engagement de los empleados es algo automático. Simplemente se busca un programa que sea más o menos bueno en función de parámetros más o menos discutibles, y confiamos en que todo funcione de forma automágica.

Cualquiera que lo haya intentado se dará cuenta de que no es cierto, que por el mero hecho de ser un trabajador no significa que le entre el virus del neohumanismo y se ponga a compartir, colaborar y ayudar a sus semejantes. De hecho, lo normal es que los primeros que lo hagan son los primeros en ser despedidos, o señalados por el dedo por sus propios compañeros, porque da la sensación de que no están trabajando y pierden el tiempo en estos inventos del demonio.

Como no somos capaces de aceptar que nuestros empleados no estén encantados de la vida y den saltos de alegría por ser parte de nuestra empresa, solemos indignarnos y pensar que todos son unos mercenarios. Aunque te sorprenda, es cierto, son todos unos mercenarios, trabajan por dinero y es algo que has de tener claro, otra cuestión es que compartan la causa o la misión, y a pesar de esto, no siempre conseguiremos que se involucren en estos sistemas.

Si sois padres, lo más normal es que esos enanos sean la cosa más importante de vuestra vida. Hacéis lo que sea necesario para que se formen de la mejor manera posible aplicando vuestros propios criterios. No voy a decir que sea una experiencia mística y que te cambia de arriba abajo, porque cada cual es como es y para mi sorpresa todavía hay gente a la que le encantan los guisantes, pero definitivamente te preocupas bastante más por ellos que por si tu equipo de fútbol gana o pierde.

Teniendo en cuenta esto, si tu hijo va al colegio, ¿cuantos se han planteado ser delegados de clase?, ¿cuantos han colaborado con el AMPA?. Son mis propios datos del colegio de mis enanos, de unas ochocientas familias, solo veinte están involucradas en estos temas y lo más interesante, o deprimente- es que año tras año este porcentaje del 2,5% baja hasta límites que tienen problemas para formar la junta.

Aquí está la sorpresa, en un entorno que cualquiera se puede presentar y marcar la diferencia en la educación de sus hijos, que recordemos es de las cosas más importantes de tu vida, solamente se presentan y colaboran un 2,5%, ¿que esperáis que ocurra en la empresa, dónde realmente es complicado notar los beneficios, que estos no te van a llegar de una forma clara -si es que te llegan- y que en el fondo, es el lugar donde te pagan por un trabajo que haces y no necesariamente tienes una conexión emocional?.

Hay que replantearse ciertos principios y tener claro que formar parte de una comunidad no implica que te impliques con sus valores y principios, y mucho menos, participar en la toma de decisiones o compartir tu conocimiento. Algunas empresas intentan eliminar estas asperezas usando premios económicos, lo cual puede funcionar a corto plazo, pero crea una relación puramente económica y no generará sentimiento de pertenencia, ni de conexión y probablemente acabará siendo una motivación negativa que llevará al fracaso al proyecto.

Nos guste o no, hay que rascarse el bolsillo y colocar a personal que se encarga de motivar y generar la participación. Crear y usar canales de comunicación para atraer y convertir en fans a los miembros de la organización. Puede ser part-time o full-time -dependiendo del tamaño de tu empresa- pero sin este perfil conector y motivador, toda la inversión en tecnología que has realizado, probablemente no servirá para nada.

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