Enviado por Jose el
La Guerra del Fuego

Sin ordenador

por Jose Salgado
Tecnología | Tecnología | 

Desde que Sir Sinclair entró en mi casa he sido bastante tecnófilo, hasta el punto que casi toda mi información y datos está guardada en algún dispositivo electrónico: fotos, canciones, libros, notas, anda, el diario que ahora es un blog. Básicamente soy uno de esos que si les quitas el móvil lo hundes en la miseria.

A pesar de todo, incluso con los mejores programas y mejores ordenadores sigo siendo un fanático de las pizarras veleda, esas superficies blancas en las que uno va y escribe sin tener que aprender una interficie, atajos de teclado ni nada, simplemente un bolígrafo y a escribir. Empiezas a volcar lo que tengas en la cabeza, anotas, borras, enlazas y al cabo de repetir esta operación es cuando surge ese momento Eureka y la solución que estabas buscando aparece delante de ti como por arte de magia. Sin software, sin conocimientos de ofimática avanzada, simplemente sacar la tapa al rotulador y ponerse a escribir.

Esta afición se ha extendido también a las reuniones, dónde antes era de los pocos que sacaba el portátil para apuntar, ahora soy de los que se siente desnudo sin nada dónde garabatear. No ha de ser algo concreto, sino ideas, conceptos y pensamientos que quiero anotar y que me surgen a lo largo de las reuniones en las que me toca acomodar mis campestres posaderas.

He estado pensando si este tic mío puede ser de utilidad para mejorar mis post, en hacerlos más interesantes -tanto para mi como para los que por despiste osan pulsar en el enlace- y como por probar no pasa nada voy a intentar escribir mis post a mano, a la vieja usanza con la única ayuda de lápiz y papel.

La ventaja que me aporta el papel es que es bastante más portátil que mi Mac Air y me puedo volcar a escribir sin tener que pensar en si existe conexión, si tengo el fichero sincronizado. Al no usar un portátil evito la tentación de navegar como un desesperado o consultar el correo, y si no hay wifi, no puedo consultar textos, documentos y toda la información que tengo instalada y que en el momento de escribir su única utilidad es distraerme.

Otra ventaja es que cuando uso el papel no me enfrento al reto que en más de una vez me hace perder mucho tiempo, encontrar el fotograma de una película que me inspire, ahora no hay foto, no ha internet, no hay nada, simplemente abro la libreta y a escribir. Se acabó lo de buscar hiperenlaces y demás excusas que usaba para abrir un navegador y empezar a peder el tiempo navegando.

El reverso está en que tengo que pasar a limpio lo que escribo, lo cual es útil para corregir errores, pero conociéndome y basándome ya en mis experiencias anteriores, tengo la manía de cuando paso un texto a limpio suelo cambiar toda la historia hasta el punto que resulta irreconocible y que son dos artículos totalmente distintos. Claro, que ahora que lo pienso -mientras paso a limpio- esto tendría como efecto colateral que de un post me han salido dos.

Además, otro handicap que tengo es que entienda mi letra, porque para ser honestos, incluso a mi me cuesta saber que he escrito incluso a los tres segundos de haberlo hecho. Si os cuento un secreto, yo en la facultad pasaba los apuntes a ordenador y no por ser pulcro y ordenado sino para ser capaz de entender algo a la hora de estudiar.

Como dirían los fanáticos de los Power Points de una página, hay que salir de nuestra zona de confort. Después de sopesarlo voy a comprarme una libreta para usar en reuniones y post, y veremos a dónde nos lleva este pequeño experimento.

Por cierto, con este sistema no sabré si hago las ochocientas palabras que recomienda Google, con los que escribo a ciegas aunque últimamente y usando tecnología es un hito que tampoco he conseguido. Además, tengo otro problema, tengo una mochila para el portátil con lo que tengo que buscar una libreta que me quepa porque aunque a veces me toca diseñar y programar páginas web, voy un con un ordenador de diez pulgadas y el espacio es escaso.

94

Al día en cinco minutos

Resumen diario de los periódicos más influyentes del mundo