Que información necesitamos

Tenemos infinidad de medios, los clásicos medios de masa más los blogs que nacen y mueren por millones cada día. Existen cientos de explicaciones sobre todo tipo de fenómenos, sucesos e historia. Tenemos a nuestra disposición el mayor caudal de información que jamás haya tenido un ser humano en la historia, y a pesar de esto me pregunto, ¿estamos informados?, ¿que significa estar informados?

Cada día hago un repaso por los medios y me doy cuenta que yo necesito tres tipos de información, datos que puedo convertir en conocimiento de una forma u otra. El primero sería información que simplemente sirve para saciar mi curiosidad, si la materia oscura existe, si las los esquimales tienen quince palabras distintas para el color blanco o quién ganará las elecciones a la presidencia de los EEUU y temas por el estilo. Son datos que no puedo usarlos en mi día a día, datos sobre los que no tengo ningún poder de decisión y que más allá de expandir mi conocimiento realmente no tienen ninguna utilidad práctica.

El segundo grupo son conocimientos que quizás si pueda usar en el futuro, son sobre mi profesión o mi vida personal. Como mejorar una campaña de marketing, tendencias de futuro, tecnologías o descubrimientos sobre psicología y neuromarketing. Información que quizás no use ahora mismo, pero que me puede ayudar en un futuro cercano a mejorar mi empleabilidad y mi capacitación.

Soy consciente que estas dos primeras categorías son bastante personales y es muy dudoso que exista un sólo medio que pueda darme lo que necesito. Cada persona es un mundo, cada persona tiene sus necesidades y cada uno de nosotros tienes sus aficiones, a mi me interesa la reacción de Maillard y a otros quiénes son los candidatos a la alcaldía de Chiclana. Para gustos los colores.

Lo que realmente veo importante es la última categoría, la información o las noticias sobre las que realmente podemos tomar decisiones para cambiarlas y/o mejorar sus consecuencias.Según este principio, la mayoría de noticias que leemos no caerían bajo esta condición. No podemos cambiar lo que ocurre en Somalia por poner un ejemplo y aceptando que quizás algunos puedan pero a muchos nos pilla muy lejos.

Este tipo de información debería ser extraordinariamente local, lo que afecta a nuestras vidas, nuestros barrios y quizás, alguna pincelada de política nacional o europea porque la internacional queda lejos de nuestras manos. Realmente podemos tomar decisiones y acciones para cambiar un gesto del ayuntamiento en nuestro barrio pero poco podemos hacer para modificar la política monetaria del Bundesbank.

Con esta idea en mente, si repasas los periódicos clásicos, te das cuenta que la mayoría de información es absolutamente irrelevante, no tenemos ningún poder para modificar ni cambiar nada, y las que realmente puede interesarnos, es tan minoritario que no se puede dedicar un periodista para cubrir lo que nos interesa. El resultado es que no acabas de leer más allá de los titulares, te tienes que fiar de blogs que no sabes de dónde han salido y cual es su credibilidad, y por consiguiente, sigues igual de desinformado pero has gastado un tiempo precioso en el proceso.

Es aquí cuando me asalta la duda de que criterio se usa a nivel periodístico para definir un hecho como noticia, que es lo que lo destaca sobre las demás. ¿Que sea relevante?, ¿que interese?, ¿que la gente pueda hacer algo al respecto?, os simplemente es una cuestión de atraer los más lectores posibles independientemente de la relevancia de la misma.

En los tiempos que corren, donde el tiempo es lo único que nos iguala a todos, el coste de informarse adecuadamente es extraordinariamente alto, y más cuando quieres hacerlo con cierto sentido y criterio. Cada vez es más complicado encontrar estas tres líneas para estar informado y formado en lo que afecta a tu vida personal y profesional, y dudo mucho que los algoritmos sean capaces de automatizar la complejidad de una persona.