Enviado por Jose el
Qué ocurre cuando alguien intenta suplantar tu identidad
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Todos hemos visto películas o documentales sobre suplantación de identidad, gente que con ingeniería social o haciendo uso de nuestra propia pereza, consigue nuestras claves y toma control de nuestra identidad digital. Es algo que asusta pero nunca pensamos que nos puede pasar a nosotros porque siempre usamos claves distintas, largas, alfanuméricas y las cambiamos cada sesenta días -y esto es una ironía-

Pero a pesar de estar bien protegidos gracias a nuestras precauciones de seguridad, pueden ocurrir situaciones que sin robarnos la identidad nos intenten suplantarla. Esto es lo que le pasó a Élia Guardiola, que sin ver comprometidas sus claves vio como de la noche a la mañana aparecía un perifl en G+ con su nombre y fotos suyas, pero que no era ella, pero que encima se hacía pasar por ella interactuando con los diferentes usuarios.

Supongo que lo primero que haces es que el activia que te has ido tomando durante todos estos años haga efecto y tu tránsito intestinal funcione de golpe acordándote de la familia del gracioso que te intenta robar la identidad. Pero claro, uno piensa que esta chica es una de las influencers más grandes de Google+ en el mundo hispano, así que confiando en que el branding, marketing y todas estas tonterías sirven para algo y que en menos de cinco minutos lo tendría todo solucionado.

Lo primero que te suele pasar, seas influencer o seas como yo, que no influyes ni en la báscula para que te reste peso, es buscar un lugar donde recibir soporte. No hay manera, son todo formularios -ni emails- a los que has de pedir ayuda para que eliminen un perfil que claramente violenta toda la legislación habida y por haber. 

Después de un periodo donde ya no quedaba más yogur que eliminar, tocaba sacar fuego por las muelas -una expresión muy catalana ya que Elia es de esas tierras- Por suerte, al final consigue que alguien le conteste algo más que informativo que un si quiere hablar con administración pulse 0. El caso, es que a pesar de ser un perfil que tiene más seguidores que el culo de las Kardashians le pidieron pruebas fehacientes de que ella era realmente ella. Este proceso que tiene su parte filosófica, porque más allá de con el documento nacional de identidad -que no se lo creían- como podía demostrar que ella era ella y no un doble suyo que venía del futuro, como la señora de la lejía Neutrex.

Afortunadamente para ella, y desgraciadamente para el negocio de G+, hay otra red social que quizás os suene y es Facebook. En ella la gente estaba entre escandalizarse o irse a tomar unas cervezas y luego escandalizarse -recordemos que somos todos españoles y hace un calor que te mueres y lo primero es lo primero- Pero con ayuda de esta red social se empezaron a enviar denuncias de perfil falso a G+, para ver si se daban por aludidos.

Como se conoce que en google no trabajan personas, sino ingenieros y algoritmos, y a los primeros les pagan igual que a los segundos, la motivación y la inteligencia no estaba muy presente. Tanto aluvión de quejas indicaba que algo no funcionaba mal, así que lo que hicieron fue suspender el perfil de esa Elia que tantas alarmas había hecho saltar. Que se había creído ese usuario con molestarles con tantas quejas, y sus contactos, ya ni te cuento. El que tenga más de veinte mil seguidores y sobrepase de largo los sesenta y cuatro millones de visualizaciones de su perfil no le da derecho a molestarnos de esa manera, será posible con estos usuarios que les pedimos los datos para vendérselos a terceros sin el menor escrúpulo.

Claro, yo me imagino la cara de Elia, ser una de las personas más influyentes en G+, te roban el perfil, te piden hasta los antecedentes penales para hacer algo, y encima, te bloquene el perfil dejando al otro a su libre albedrío. Yo soy el que le ha intentado robar la cuenta y todavía se deberían de oír las risas al otro lado de la fibra. Google y su inteligencia artificial a plena potencia, toma page rank, toma SEO, toma pastilla de goma -si, este es un dicho viejuno pero que le vamos a hacer-

Entiendo, y es la única cosa que le da sentido a que al final le devolvieran el perfil, que alguien de Google que no era ingeniero ni un algoritmo y cuyo trabajo es hacer power points, comer canapés y beber zumo de naranja -vamos, de marketing- se entero de lo ocurrido y consiguió vender el miedo que les da el interactuar con los que están picando código y le explico lo que pasaba, y por eso se revertió la situación.

Ahora bien, quizás las cosa hayan vuelto a la normalidad, pero ha costado lo suyo. Que se sepa, de Google no hay ni una disculpa por el error -se conoce que los ingenieros y los algoritmos se construyen igual que los políticos- pero a la gente le cuesta mucho labrarse una reputación- y que te la puedan hacer desaparecer da mucho que pensar sobre dónde estamos poniendo nuestra confianza.

Si, las redes sociales serán lo que tu quieras, pero si te pueden hacer esa jugada y si encima tienes menos fama que los yogurs de chorizo ya puedes empezar a rezar. ¿Realmente es esta la manera de tratar a tus usuarios?, porque a mi no me vale el rollo de que es gratis, porque estamos pagando con nuestros datos, con lo que somos clientes y merecemos un trato digno. No se me pasa por la cabeza que el pescatero del barrio nos haga esto y no le crucemos la cara con el lenguado fresco del día, pero lo hace un gigante -ya sea de IT o de luz o de lo que sea- y se nos queda cara de tonto ante el poco poder que tenemos.

Realmente todo esto te hace pensar, si un día una vida depende realmente de la respuesta de estas personas, ¿Que pasaría?

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