Enviado por Jose el
Internet será global, pero ¿y tú?
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He estado hablando últimamente con el padre de una niña que va al colegio con mis hijos. Los temas han sido los usuales cuando los padres hablan, sobretodo si sus hijos van al mismo centro, pero una vez repasados los tópicos obligatorios, me ha comentado su proyecto de abrir una tienda en el barrio y convertirse en un emprendedor. La verdad es que él no es demasiado consciente de serlo, está más preocupado de buscar alguna alternativa a su futuro laboral y cree que empezar un negocio es la mejor manera de asegurarlo.

Como yo vengo del mundo de internet, de hecho nunca he trabajado en algo que necesite un almacén y he nunca vendido algún producto que puedas tocarlo, el concepto de abrir una tienda en el barrio me ha hecho reflexionar. Casi todo mi entorno compra entradas por internet buscando la mejor oferta, hace la compra de libros en una tienda online, la música suele pasar por iTunes o Spotify, y así con cientos de servicios, y en raras ocasiones pisamos una tienda física. Apostamos todo a la tecnología, no salimos de casa, y optamos por la comodidad -que es más que discutible si contamos todo el proceso logístico que comporta el envío de paquetería- y lo más doloroso, pero de lo que no siempre somos conscientes, contribuimos a que sociedades con una ingeniería financiera absolutamente legal, pero de dudosa ética, extraigan nuestro dinero a paraísos fiscales para que cuatro fondos de inversión incrementen sus beneficios sin que nuestra sociedad sea partícipe de ello.

Barrutando yo sobre estas vicisitudes, me he cruzado con Paco el farmacéutico, Juan -que tiene una tienda de productos Gallegos extraordinarios, Antonia, la chica que regenta el kiosco y que también nos vende libros y esos monigotes por los que los niños se pirran, y paso a paso me he ido cruzando con personas que dan vida a mi barrio, personas que llevan sus hijos al mismo colegio que el mío, personas que no pueden tener ni montar una estructura para despistar dinero al fisco, y que el estado de sus finanzas afecta al barrio. Un emprendedor que cierra, es una tienda menos que tenemos, un servicio menos que ofrece el lugar donde vivo y que empobrece la zona.

Quizás sea cierto que lo hacemos porque nos ahorramos dos euros, o por que somos unos vagos redomados, pero la verdad detrás de todo esto es que al final, el perjudicado somos nosotros. ¿Que ocurriría a la vida social de mi vecindario si todos optáramos por comprarlo todo en el Mercadona o por Internet?, tendríamos vida social?, ¿habría vida de barrio?, ¿tendríamos una tienda donde comprar y hablar con la dependienta para que nos aconseje?, y os aseguro que cuando la tienda es tuya, siempre se dejan la piel en atendernos y respondernos todas las dudas.

La verdad es que soy muy escéptico sobre si un barrio puede existir sino tiene comercio, moriría. Y esto es lo que puede ocurrir si seguimos dando la espalda a los verdaderos emprendedores, no a los Zuckerberg, Carlos Blanco o cualquier otro, los verdaderos héroes son las personas que cada mañana abren las puertas de sus tiendas cada día pera que nosotros sugiramos teniendo un lugar que podamos llamar casa. 

Así que en vez de hacer tonterías como el mirar off-line y comprar on-line -también llamado Showrooming-, ¿porqué no les compramos a nuestros vecinos?, ¿porqué no dejar nuestro dinero en un lugar que sabemos que no desviarán impuestos a paraísos fiscales?, ¿porqué no aceptar que más calidad y servicio que el dueño de un comercio, no habrá servicio de atención al cliente -subcontartado y mal pagado- que pueda competir?. Si no hacemos este esfuerzo, luego no podremos quejarnos cuando cierra una librería, cierra el cine, o aquella pastelería que hacía un brazo de gitano sea ahora un todo a cien. 

Esta es mi duda de hoy, yo intento comprar todo lo que puedo en el barrio, lo único para lo que no he encontrado, o no he querido encontrar alternativa, son los e-books y los billetes de avión.

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