Darwinismo, conocimiento e internet

Es muy probable que yo no tenga ni idea y que sea un ignorante de más de metro noventa, pero acabo de leer una de esos textos que hay por internet sobre lo bueno que es que todo el mundo pueda escribir lo que quiera porque esto ayuda a crear conocimiento. Este buen hombre (que no citaré para no darle más publicidad de la que se merece), afirma sin rubor ni vergüenza alguna o como mínimo, con tan poca como la mía, que lo que se produce es una especie de evolución darwiniana, y al final, solo los mejores, que este caso los textos o conocimientos más válidos, sobreviven.

Yo, os juro que era rubio, pero después de leer esto me he quedado calvo como una bola de billar y mis ojos se han salido de las órbitas y se han marchado al bar a tomarse unos whiskies. Sin esforzarme mucho, que no sería muy típico de mi, veo dos fallos básicos a esta aproximación.

Wishful thinking estadístico

Según este caballero, cuanto más gente haga algo, al final es probable que se cree conocimiento valioso. Dicho así a lo burro es como meter a mil monos mil años delante de una máquina de escribir y esperar que escriban el Quijote. Es estadísticamente posible, pero muy poco probable. 

Es más, a medida que se genera más contenido basura, que es el contenido que normalmente se genera, encontrar información valiosa se convierte en un proceso tortuoso y lento. A diciembre del año pasado existían 633.706.564 páginas web, ciento setenta y cinco millones de tweets al día, 452.506 post al día en Facebook y ya ni cuento youtube, ni otras redes sociales o plataformas. Ahora que venga el guapo y me diga que es capaz de encontrar información relevante tan solo usando un buscador.

Los chicos de traje de negro, si, esos que hacen de malos malosos y trabajan para la CIA, MI6, Mossad o alguna de estos servicios, creo que estarían de acuerdo conmigo que la mejor manera de guardar un secreto hoy en día es enterrarlo al lado de millones y millones de información basura.

Validación de calidad

Pero Internet es así, es abierta, libre e indisciplinada. No es algo que se pueda controlar, o al menos, no fácilmente, pero entonces la pregunta es ¿cual es el contenido de calidad? ¿Dónde encuentro la información que es relevante?

Si eres un profesional dedicado al marketing siempre puedes intentar este divertido ejercicio, ves a alguna de las redes profesionales en las que estás dado de alta y busca en los grupos, el lugar donde se debate y se plantean problemas y soluciones. En el caso de linkedin vamos a ver que sale… 45.627 resultados… si, ojiplático también me he quedado yo, son un montón de grupos como para tener que ir verificando uno a uno el nivel que tienen.

Claro que como el tema del darwinismo es una clara invitación a seguir el segundo principio de la termodinámica y como somos muy vagos, en vez de buscar en estos cuarenta y cinco mil y pico grupos, lo que podemos hacer es crear nuestro propio grupo e invitar a nuestros contactos, e voliá, ya tenemos cuarenta y cinco mil seiscientos veintiocho grupos. El siguiente que busque por marketing que se las apañe.

Otra aproximación para comprobar la calidad vendría dado por indicadores externos, como el número de miembros. Si un grupo tiene cien mil usuarios, probablemente es que sea el mejor. Pero también es una verdad como un templo que el grupo más numeroso tiende a ser siempre el más numeroso, es la regla de Vicente (que es donde hay gente, allí que está Vicente). No es una aproximación muy válida porque recordemos que estamos hablando de conocimiento, y el conocimiento no es directamente relacionable con popularidad o democracia. Dos más dos son cuatro por mucho que la mayoría de los españoles crean lo contrario, y me da lo mismo que tenga una página en Facebook con más de cien mil seguidores afirmado que dos más dos son cinco (y su consiguiente broma).

Así que, tal y como lo veo yo, el darwinismo social en internet, al menos en lo referente a lo que es conocimiento e información, es un suicidio intelectual a corto plazo. Y hoy llego hasta aquí, que tengo que preparar un power point (si, otra de esas herramientas que facilitan notablemente la idiocia)