Ser mujer y emprender
por Jose Salgado
Hoy voy a hablar de las mujeres emprendedoras. Es complicado hablar de temas que no vives en primera persona, porque siempre pones tus filtros y las experiencias, aunque te las cuenten cinco personas distintas no las puedes comprehender totalmente. En este tema creo que yo no soy lo que se llama un emprendedor, en el sentido de crear empresas y sobre lo de ser mujer, en esto estoy bastante seguro que no. Así que lo que voy a decir es un filtrado, mezclado y reciclado de todo lo que he ido escuchando de mis charlas con mujeres emprendedoras, no pretende ser la guía definitiva, pero si unas anotaciones después de mucho tiempo compartiendo cafés con ellas.
Techo de cristal
Esta es un factor que muchas me han comentado y que se ha hablado bastante. Existe una barrera no visible para acceder a ciertos puestos en toda empresa que se precie. Pero la frase que más me impacto y que creo que finalmente puede ser la respuesta real, es no tanto un techo de cristal sino un circulo cerrado de networking. Básicamente, afirmaba que no se te cortaba el acceso por mujer, sino por no ser de la cuadrilla. Y me gustó esta definición porque a los hombres también nos ocurre, influye mucho en tu ascenso la capacidad de relacionarte de la forma adecuada con tus superiores, y sino puedes hacerlo puedes verte aplastado contra el mismo techo de cristal que ellas. Eso sí, reconozco que para los hombres debería ser a priori más fácil integrarse en la camada de ejecutivos.
Presión social
Cuando una mujer cumple los treinta y tiene pareja, suele existir una presión social para que tenga hijos. La frase de se te va a pasar el arroz creo que la conocemos todos y por muy cariñosa que sea, no deja de ser una forma de coartar la libertad de cada uno de tener hijos o no. Conozco mujeres que si quieren tener hijos, mujeres que no quieren, y ninguna de las opciones es mejor que la otra a nivel ético, así que creo que está fuera de lugar el juzgar la actitud vital de cada uno frente al hecho de tener descendencia. Lamentablemente, un porcentaje de mujeres acaban cediendo y es posible que se pongan a buscar hijos, y no digo que luego no los quieran, pero que si que lo hacen porque es lo que la sociedad les marca.
En esta lógica de pensamiento a una mujer que esté la situación estadística de tener hijos, es probable que se le cierren las puertas. Para que vas a promocionar a alguien si se va a tirar de baja mínimo tres meses, luego puede que pida jornada reducida. La verdad es que no, no tiene ningún sentido financiero hacerlo porque como empresario no tienes compensaciones del estado al tener que contratar otra persona para hacer el trabajo. La mejor opción, o la opción más segura para evitar esta situación, es cortarles el acceso en esta franja de edad. El problema, que cuando eres más joven no estás preparada para ser directiva, te falta experiencia, y cuando eres más mayor estás fuera de mercado (mirar los porcentajes de parados de más de cuarenta años a ver que tal les va).
Los hombres no pueden ser padres
Ligado con el punto anterior, existen (y sino lo hay debería de existir) parejas en las que se prioriza la carrera de la mujer y no se renuncia a tener hijos. En este caso, el rol de madre lo ejerce el padre. Os sorprenderíais lo mal visto que está el ser hombre y dejar que una mujer sea la que provea financieramente y que el hombre cuide a la familia. Este es otro de los legados culturales que hemos de abolir.
Las mujeres cobran menos que los hombres
Según he leído en algunos medios, las mujeres pueden llegar a cobrar un 25% menos (lo siento, no tengo el enlace por aquí y puede que me equivoque en el porcentaje, lo digo de memoria). Lo curioso es que con todas las mujeres ejecutivas que he hablado, no habría grandes diferencias salariales entre hombres, existía diferencia salarial entre los cercanos al poder y los que no. Osea, los que han conseguido socializar con los directivos y los que no. Por lo que contrariamente a lo que se piensa, el dinero no es un factor.
Necesidad de crecer
Aquí se mezclan varios conceptos y pulsiones, el techo de cristal que te incita a salir de la empresa y empezar la tuya, como las que han desarrollado una carrera profesional, pero las habilidades e intereses de la persona se han ido distanciando tanto que el trabajo ya no es estimulante. En este segundo caso, dar el salto de sector es complicado, por lo que muchas optan por lanzarse a crear algo que les resulte excitante, propio y al que le pueden dedicar más pasión.
Los estilos de gestión son distintos
Se afirma que las mujeres, por formación o por biología, tienen una forma de gestionar distinta a los hombres. Yo no estoy de acuerdo, creo que los hombres y las mujeres tienen ritmos evolutivos distintos, pero al final del camino no debería de existir mucha diferencia si la formación ha sido adecuada. Y cuando nos centramos en puestos de alta dirección, todos pasamos por procesos de formación, y todos tiene más o menos las mismas características. Con lo que al final nos encontramos con personas (hombres y mujeres) con las mismos conocimientos sobre las técnicas a aplicar al gestionar departamentos o empresas, lo que cambia es la personalidad de cada uno. Y si, una mujer puede ser tan cabrón como un hombre a la hora de apretar a sus trabajadores, o ser un desastre gestionando, o ser igualmente agresiva. No creo que haya un gran diferencial al respecto, pero no voy a negar que existen estudios afirmando lo contrario, pero insisto, en mi vida personal no he visto diferencias por sexo sino por personas.
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