Enviado por Jose el
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Ahora que estamos en la era social, donde la comunicación fluye por sus anchas y dónde todos podemos decir lo que pensamos, surge un pequeño conflicto de intereses, ¿hasta donde llega tu libertad y hasta donde llega el derecho de tu empresa en limitarte esa libertad? ¿Hasta que punto la marca que te construyes en internet es gracias a la reputación de tu empresa y que parte corresponde a tu propia aportación? Son dos conceptos importantes sobre los cuales me gustaría profundizar un poco siendo consciente que sobre el primero necesitaría la ayuda de una abogado, pero del segundo creo que estoy más capacitado para opinar.

Sobre el primer caso, y asumiendo que no soy abogado y que soy un firme defensor de la libertad de expresión a pesar de que se corra un indudable riesgo a escuchar tonterías, calumnias, falsedades y libelos dando vueltas por ahí, creo que el riesgo a no poder acceder a la información es mayor que el no tener información. Entiendo que al derecho de expresión se contraponen otros cuantos como puede ser el derecho al honor, la intimidad o algún otro más que me debo dejar por ahí.

Es obvio que no todas las opiniones son iguales, asumiendo los riesgos meteorológicos de separar las buenas de las malas desde un punto de vista ético. Hay un abismo decir que te aburres en el trabajo que hablar mal de la compañía , o simplemente aventurar una opinión sobre un futuro producto. Una puede dar una imagen de que somos unos vagos y no hacemos nada y la otra que somos una empresa con un ambiente difícil, ninguna de las dos nos santifica mucho como empresa, pero la segunda afecta directamente a la percepción de los clientes, así que para mí queda claro que la segunda es la peor aunque es la que más se pueda sustentar en datos, así que ojalá todo se redujera al tercer caso.

¿Pero como empresa que podemos hacer ante esto?, la respuesta no es ni fácil ni genérica, pero lo que si deberían de hacer todas es algo bastante simple, establecer una política de comunicación. Todos y cada uno de nosotros somos representantes de nuestra empresa y como tal hemos de comunicarnos, hemos de vigilar que decimos y como lo decimos sobretodo si se refiere a como actúa la compañía. Estos acuerdos cada vez son mas generalizados, y a mi cada vez me gustan menos, pero es la opción de más segura de contar con un seguro preventivo. Eso si, nadie te asegura que haya un cabeza loca que le de igual la política de comunicación y se dedique a vivir a lo loco, que como decía Celia Cruz, es como se vive mejor.

¿Pero que pasa si no la tengo?, pues prepárala, comunícala y lo más importante, no dejes que sea solo un memorando que se distribuye a todos los empleados, asegurare que todos la entienden. No es lo mismo leer que entender, y no siempre entender nos es lo mismo que procesar la información correctamente.

¿Ya, pero es que ya me ha pasado esto?, lo primero, date dos bofetadas por idiota. Era tu responsabilidad tener esto controlado y si ahora te ha estallado en las manos tienes sólo cinco minutos para poner en práctica el arameo y repasar mentalmente los familiares de alguien. Si ya has agotado estos cinco minutos, concentrare y pone a trabajar. Lo más importante en las redes sociales no es ser honesto, sino parecerlo además y por esta manía que le tenemos a las empresas, siempre veremos con ojos más benevoléntes las versión del empleado. No intentes desprestigiar el trabajador, eso solo creará una corriente de opinión más fuerte, da tus argumentos, y da explicaciones, contesta las preguntas y ante todo, don't feed the troll . Si, el troll es la versión tecnológica del tocapelotas clásico español, no vale la pena pelearse con él, ignorado y busca a tus críticos con más de dos neuronas e intenta dialogar con ellos. Recuerda que a veces, la gente te odia y por mucho que hagas te van a seguir odiando así que no vale invertir tiempo en convencerlo, luego están los fans que también les da igual lo que hagas porque te van a adorar, así que centrare en los que no saben si te quieren o no, esos son los que decantarán la balanza hacia tu lado, y con suerte arrastrarán alguno de los que te odian hacia tu bando.

Entiendo el pánico que se puede tener en algunas empresas viendo que sus empleados, que tienen o pueden tener acceso a información confidencial vayan comunicando por la red alegremente, o simplemente expresen sus molestias sobre como funciona a nivel interno la empresa. La censura no deja de ser el mismo recurso que el de los ignorantes, con lo que en vez de tratar la causa, tratan el síntoma, y a veces eso puede traernos peores resultados e incluso le han puesto ya un nombre: efecto streisand.

Sobre el segundo caso lo tengo claro, del mismo modo que la empresa te puede dar ticket restaurant o cualquier tipo de beneficio social, en la gestión de tu identidad digital es lo mismo. Así que bajo mi punto de vista, la popularidad adquirida, traducida esta como se quiera traducir: followers, ranking, etc… es propiedad del trabajador. Si, es corta esta segunda parte, pero es que lo tengo tan claro que no veo fisuras, y si has invertido tiempo y recursos en hacer resaltar a una persona, si se va, no te quejes de que se lleve a tus seguidores, preguntare el porqué.

 

Así en resumen, podríamos reducirlo todo en algo muy sencillo: la presencia en las redes sociales y el engagement ha de empezar dentro de la misma empresa. Si consigues que tus trabajadores sean los mayores fans de tu marca, no irán haciendo de Zarzamora, quejando por los rincones, y obviamente no se irán a otra empresa dejando si seguidores. Y no pongas esa cara, piénsalo fríamente, si no consigues que la gente a la que le estés pagando sea fan tuyo, ¿como esperas que la gente que paga lo sea?

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