Inteligencia colectiva, ¿oportunidad o último recurso?
por Jose SalgadoAyer, como no tenía nada mejor que hacer, me dio por darle un vistazo a este documental de Naomi Klein basado en su libro Doctrina del Shock. No se lo habéis visto o sabéis de que trata, pero el caso es que cuanto más avanzaba el documental, más me daba cuenta de que no tenemos ni idea de absolutamente nada. Si te dedicas a analizar lo que comenta más que tragártelo creyéndotelo todo, es cuando empiezas a darte cuenta de que algo está fallando.
Naomi da afirmaciones sin más base que una secuencia de imágenes para que sea más creíble, pero cuando intentas encontrar las fuentes y los datos por ti mismo, te es imposible. Lo más que consigues es documentos que dicen desmontar todas las teorías que expone Klein. Con lo que al final, uno se encuentra con dos versiones distintas de la realidad y como somos humanos, tendemos a creernos la que más cuadra con nuestras creencias, independientemente de lo que digan los datos, principalmente porque no tenemos acceso a los datos.
Cavilando sobre este particular, he estado leyendo recientemente sobre lo que es la Inteligencia Colectiva, porque me recuerda mucho a al subconsciente colectivo de Jung y porque está más que de moda en esto de internet y las redes sociales. El caso es que el core de esta teoría establece algo más o menos algo así:
La inteligencia colectiva es una forma de inteligencia que surge de la colaboración y concurso de muchos individuos o seres vivos de una misma especie.
La cita es de la wikipedia, así que no me miréis mal. El caso es que bajo mi punto de vista, todo viene dado bajo una especie de consenso global para escoger el camino o la decisión más adecuada. Suena bonito, bucólico y las ovejas balan armónicamente sobre los verdes pastos, pero a mi hay algo que me rasca, pero que me rasca muchísimo. Que yo sepa, y por mi experiencia, no he visto ningún debate donde el que aporte mejores argumentos gane o convenza, sino el que mejor vende su producto. De hecho hay cientos de teoremas sobre las discusiones, empezando por la Ley de Goldwin:
A medida que una discusión online se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis, tiende a uno
Y os puedo asegurar que esta ley se cumple, tengo el dudoso honor de haber sido llamado nazi y comunista de mierda en la misma conversación, así que todo esto de la inteligencia colectiva me pilla un poco a contrapie.
En todo caso, no dudo que lo que se llama Inteligencia Colectiva puede ser útil si el grupo involucrado tiene los mismos intereses y fines, y por supuesto, los participantes tienen la conciencia y la consciencia de un bien común por encima de sus propios intereses. Lamentablemente, y después de dedicarme a llevar la contraria por sistema a casi todo (es la mejor manera de aprender, porque si estuvieramos todos de acuerdo, este mundo sería extraordinariamente aburrido), he llegado a la conclusión que después de plantear teorías y contra teorías, datos de un lado y del otro, al final tiende todo a reducirse a visiones del mundo diferentes que no son susceptibles a debate, porque son creencias fundamentales sobre como funciona o debería de funcionar el mundo. Llegado a este punto, la táctica que se usa no es demostrar que tu punto de vista es el correcto, sino de desmontar el punto de vista del otro, y para esto cualquier truco es válido siempre y cuando no te pillen. Y el que mejor lo suele hacer, es el que se lleva el gato al agua.
No es que sea muy esperanzador, pero visto que a pesar de estar en la era de la información, acceder a los datos puros es cada vez más difícil y que requiere un esfuerzo que no siempre estamos dispuestos a realizar, creo que estos grupos de debate o de consenso, por muy imperfectos que sean, pueden que sean la solución a estas épocas que nos tocan vivir.
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