Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, y José Miguel Contreras, director de contenidos de Prisa.

Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, y José Miguel Contreras, director de contenidos de Prisa. Diseño: Arte EE.

Medios

Oughourlian se enfrenta al Gobierno desligando a Prisa de la TV de Contreras y los accionistas afines al PSOE

Los promotores del nuevo canal de izquierdas intentarán que lo destituyan para contar con 'El País' y 'Cadena Ser'.

Oughourlian resistirá para recuperar su inversión de 300M y prepara cambios en el equipo directivo.

Más información: Tensión en el consejo de Prisa: Oughourlian se planta y el grupo ya no optará a una licencia de televisión

Publicada
Actualizada

Guerra total en Prisa. Joseph Oughourlian, principal accionista y presidente, ha dicho basta y ha paralizado el proyecto para optar a la licencia de un canal de televisión.

Un negocio impulsado desde el área de Prisa Media y que contaba con el respaldo de los accionistas de Prisa más cercanos al Partido Socialista encabezados por Andrés Varela Entrecanales. 

El presidente del grupo de medios da así un paso más en su ruptura con el Gobierno de Pedro Sánchez, cuyo alejamiento ya se dejó ver hace unos días cuando Amber (el fondo que lidera Oughourlian) se oponía a la compra de Hispasat por parte de Indra, en donde ostenta casi un 8% de las acciones. 

El último puñetazo en la mesa de Oughourlian contra el PSOE llegaba en el consejo de administración de este martes, donde el presidente de Prisa Media, Carlos Núñez, expuso el plan de negocio preparado junto al director de contenidos, José Miguel Contreras. 

Tras atender a la presentación, Oughourlian emplazaba a votar sobre qué debía hacer el grupo de medios.

No sin antes escuchar una advertencia de Pilar Gil, vicepresidenta y responsable de las finanzas de Prisa: la refinanciación de los casi 800 millones de deuda que tiene la empresas es imposible si se lanza a la aventura televisiva. 

No sólo eso. Fuentes cercanas al presidente apuntan que éste también explicó que lanzarse a una televisión en abierto en pleno 2025 no tiene sentido ni lógica industrial. 

Un montaje de Varela Entrecanales, Utor y Prieto con el edificio de Prisa.

Un montaje de Varela Entrecanales, Utor y Prieto con el edificio de Prisa.

Se abría entonces un intenso debate en el que Andrés Varela Entrecanales, que encabeza a los empresarios más próximos al Partido Socialista, exponía su oposición a la votación y a los motivos para ponerla en marcha. 

Recordaba que el proyecto para optar a una licencia de televisión está articulado de tal manera que Prisa no tiene que poner ni un euro.

Los 30 millones iniciales los va a poner Global Alconaba, la sociedad que aglutina las participaciones de varios empresarios cercanos al PSOE y a los que él representa, junto a otros afines al partido en el Gobierno. 

¿Qué pone Prisa? El know how, las marcas, algunos profesionales y los servicios corporativos. Es decir, no tiene que poner dinero contante y sonante. Esto es lo que hace que Prisa no tenga una posición mayoritaria y, por ende, no tiene que incorporar a sus cuentas los resultados de la nueva televisión. 

Argumentos esgrimidos por Varela Entrecanales que fueron rebatidos una y otra vez por Oughourlian y su equipo, quienes insistían en que es "inviable" financieramente embarcarse en esa aventura. 

Finalmente se produjo la votación, que fue favorable a Oughourlian. ¿El resultado? De 15 consejeros, 12 mostraron su oposición a que Prisa siga adelante con el canal de televisión. 

Una votación lógica dado que el presidente controla la mayor parte del consejo de administración de Prisa. En primer lugar, porque en él hay tres ejecutivos. Además, cuenta con el respaldo de un representante de su propio fondo de inversión (Amber) y tiene también el apoyo de Vivendi. 

El resto son consejeros independientes que llegaron de su mano, excepto Varela Entrecanales y Manuel Polanco (que representa a Timón, el brazo inversor de la familia fundadora). 

Con el No en la mano se ha desatado la guerra total. Los accionistas a los que representa Varela Entrecanales llevan semanas manifestando su oposición a las formas de gestionar la compañía de Oughourlian, y ahora van a más. 

Fuentes consultadas insisten en que la televisión va a salir con o sin Prisa. "El proyecto continúa adelante", aseguran. De hecho, la sociedad que aglutinará las nuevas inversiones ya está conformada, y el grupo de medios ha firmado su presencia. 

Las mismas fuentes se muestran convencidas, por tanto, de que Prisa "volverá" a la televisión. ¿Con Oughourlian? La respuesta, según ellos, es no. 

"De aquí a junio, que se celebra la junta de accionistas, pueden pasar muchas cosas", explican. Sin duda, toda una declaración de intenciones de que van a intentar destituir a Oughourlian. 

Oughourlian se enroca 

Una guerra sin cuartel para la que el presidente de Prisa ya se prepara. Quienes conocen a Oughourlian aseguran que no va a dar su brazo a torcer tan fácilmente. Y que cuando se le pregunta sobre esa posibilidad responde siempre lo mismo: "Que reúnan el 51% de las acciones". 

No sólo eso. Se da por hecho que en las próximas semanas (si no días) va a haber cambios profundos en el equipo directivo. Todas las miradas están puestas, entre otros, en Carlos Núñez, presidente de Prisa Media. "Oughourlian ha perdido en él la confianza y cree que no es de los suyos", explican fuentes consultadas. 

De hecho, en el entorno del presidente de Prisa explican que la entrevista publicada en El País en la que se anunció que el grupo se lanzaba a por la televisión no contaba con el respaldo de Oughourlian. Algo que, desde el otro bando, niegan. 

Los cambios podrían afectar también al director de contenidos, José Miguel Contreras, que hasta ahora ha liderado el proyecto televisivo, y a Fran Llorente, director del área de vídeo de Prisa Media. 

Carlos Núñez, presidente de Prisa Media.

Carlos Núñez, presidente de Prisa Media. Prisa.

Unos cambios que podrían no ser tan inminentes como algunos creen. En Gran Vía 32 hay quien considera que lanzarse ahora a esa remodelación sería acrecentar aún más la guerra contra el Gobierno.

"No le importa" explican fuentes próximas a Oughourlian. "No está en posición vendedora, y si quieren echarlo tendrán que reunir al 51% de los accionistas", insisten. Y eso que acumula unas minusvalías cercanas a los 200 millones de euros, frente a los 300 millones que invirtió.  

Por tanto, parece que Oughourlian no va a dar su brazo a torcer. A su favor, dicen, juegan los resultados de Prisa, que van mejorando año a año. 

Las cuentas de 2024 reflejan un ebitda de 184 millones de euros, un 2% más que en 2023. La deuda se sitúa en los 750 millones, el nivel más bajo de los últimos 20 años, aunque resultado final supone unas pérdidas de 11 millones frente a los 32 millones de un año antes. 

El golpe final

Oughourlian se planta ante el Gobierno, que daba por hecho que Prisa sería la destinataria final del canal de televisión de izquierdas que quiere crear para competir con lo que consideran el monopolio televisivo de la ultraderecha.

Es el último capítulo de un alejamiento gradual entre el presidente de Prisa y el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Un fenómeno que sucede pese a que Oughourlian, allá por diciembre de 2020, sirvió de caballero blanco para echar a Javier Monzón de la presidencia del grupo de comunicación y, acto seguido, virar el rumbo ideológico a la izquierda y pegado a los postulados del Gobierno. 

Cuatro años y dos meses más tarde las cosas han cambiado sustancialmente. Por el camino el también líder del fondo Amber Capital fue el ariete empleado en Indra por el Gobierno de Sánchez para que Marc Murtra lograra cambiar el consejo de administración de la empresa de defensa en 2022. 

Sin embargo, el alejamiento en Indra llegó pronto. Oughourlian no entendía que la compañía quisiera deshacerse de Minsait, hasta entonces la gallina de los huevos de oro. Tampoco le gustó la compra de Hispasat, sobre la que se opuso hace poco más de tres semanas a través de su representante en el consejo: Pablo Jiménez de Parga. 

La guerra está servida. No se sabe aún quién ganará, pero lo que está claro es que se van a escribir ríos de tinta.