Vall d'Hebron lidera la reconfiguración de los hospitales tras el covid
Cinco años después del primer contagio en Catalunya, el mayor centro sanitario catalán, cuya gestión pandémica aplaudió la OMS, ha cambiado sus espacios, funcionamiento y tecnologías

Textos: Beatriz Pérez
Imágenes: Zowy Voeten
Diseño: Ramon Curto
El covid-19 ha transformado el sistema sanitario. El Hospital Vall d'Hebron (Barcelona), el mayor de Catalunya y 100% de titularidad pública, al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso como ejemplo de buena gestión de la pandemia, es quizá el máximo exponente de este cambio. Cinco años después del primer contagio de SARS-COV-2 en territorio catalán (fue el 25 de febrero de 2020, en otro hospital, el Clínic), Vall d'Hebron ya no es el mismo. Este es su antes y después tras el impacto del virus.
Un nuevo modelo asistencial
Vall d'Hebron dejó de estar organizado por especialidades médicas y pasó a estar divido en 32 áreas de conocimiento. Este es quizá el cambio más significativo que trajo la pandemia. Implica un nuevo modo de trabajo al agrupar los diferentes servicios relacionados con un problema de salud determinado. Por ejemplo: si antes una persona trasplantada de riñón ingresaba en el Servicio de Nefrología, ahora lo hace en el Área de Trasplantes Sólidos, junto a otros pacientes trasplantados de otros órganos.








La organización de Vall d'Hebron en 2020
La organización de Vall d'Hebron en 2025
Enfermedades infecciosas es la única área que se ha mantenido intacta

María José Abadías, directora asistencial
"El covid nos cambió la manera de funcionar", explica María José Abadías, directora asistencial de Vall d'Hebron. Trabajar por áreas de conocimiento en vez de por especialidades médicas era solo un "pensamiento" antes de la pandemia. "Cuando llegó el virus, el hospital estuvo destinado a una única patología. Los sanitarios trabajaban en equipos multidisciplinares. Quisimos mantener esas diferentes especialidades médicas trabajando de forma conjunta", explica.
Abadías asegura que Vall d'Hebron ya está obteniendo mejores resultados en la salud de sus pacientes: en áreas como la postquirúrgica, de trasplante o del corazón, han bajado la mortalidad, las complicaciones por infección y el número de reingresos urgentes o a 30 días.
Transformación de espacios
En el peor momento del confinamiento, Vall d'Hebron llegó a tener planificadas hasta 250 camas de ucis. Habitualmente hay 56. Las infraestructuras fueron creciendo de la mano de la tecnología. El hospital montó ucis allá donde no las había, para lo que fueron necesarios no solo respiradores o tomas de oxígeno, sino también equipos de profesionales que atendieran a los pacientes. Esta flexibilidad se ha afianzado en el hospital.


Esta zona de aulas diáfanas dedicadas a la docencia se convirtió en un espacio con ucis en cuatro días.
Se instalaron 36 camas, 36 monitores, 36 respiradores y 150 bombas de infusión de medicamentos.


Esta era una zona antigua de espacios de trabajo compartimentados con la mayoría de muros de obra y alguna pared de pladur. Vall d'Hebron hace la obra en cinco días.
En total llegó a haber 45 camas, 45 monitores, 45 respiradores y 180 bombas de infusión de medicamentos.


Los profesionales de mantenimiento transformaron los espacios en un tiempo récord.
Además de las tomas de gases y de corriente de la superficie, los 'espacios ucis' contaban con paredes con una puerta para separar lo limpio de lo sucio.

Andrés Antón, jefe de Sección de Virología y Biología Molecular
El covid obligó a mejorar la automatización y la gestión de la información del hospital. Una de las áreas en las que más se ha reflejado es en el laboratorio de Microbiología, una de las unidades de todo el Estado que más muestras procesa al día de virus respiratorios. "Aquí debemos de procesar hasta unas 150 muestras diarias. Después del inicio de la pandemia, llegamos a recibir hasta 6.000 diarias", recuerda Andrés Antón, jefe de la Sección de Virología del hospital.
Aunque el laboratorio de Microbiología de Vall d'Hebron ya había iniciado un proceso de automatización, "para nada lo estaba como para dar respuesta a una pandemia como la del SARS-CoV-2". "Automatizado" significa que "no hay prácticamente trabajo manual", sino que unas máquinas se encargan del procesado de las muestras y del envío del resultado al sistema informático del laboratorio, lo que reduce la dedicación del personal y el riesgo de cometer errores. A la vez, permite aumentar el número de muestras procesadas. "Siempre asegurando la bioseguridad". Todo esto se ha quedado.
Nuevos espacios: el Centro de Simulación Clínica Avanzada
El Centro de Simulación Clínica Avanzada está en la quinta planta del Hospital de Traumatología. Se inauguró en 2022; antes eran espacios vacíos. Durante lo peor de la pandemia, esta fue una de las zonas del gran complejo hospitalario que es Vall d'Hebron en que se montaron ucis: en sus paredes aún se pueden ver los tubos por los que pasaban los gases medicinales. El hospital optó por mantener esta infraestructura (que tardó una semana en montar) por si, en un futuro, es necesario volver a echar mano de ella.
En el Centro de Simulación Clínica Avanzada se hacen formaciones a sanitarios. Como su propio nombre indica, es un espacio de simulación: los profesionales ponen en práctica novedosas técnicas con maniquís para 'entrenarse' antes de tratar a sus pacientes.
La reconversión del Hospital de Día de Neurorrehabilitación
El Hospital de Día de Neurorrehabilitación ya existía antes de la pandemia. Pero, cuando estalló la crisis sanitaria, su servicio se paralizó y el espacio se reconvirtió para acoger ucis.
Albert Salazar, gerente: "Nos empezamos a preparar semanas antes de la llegada del virus"

Albert Salazar, gerente
Vall d'Hebron comenzó a prepararse para una posible crisis sanitaria a finales de enero de 2020. Esta antelación fue clave en su éxito del abordaje de la pandemia.
"Semanas antes de que llegara el primer caso a Catalunya [el 25 de febrero], ya empezamos a pensar cómo nos organizaríamos, cómo trabajarían las Urgencias, si habría que crear 'zonas covid' o no, o cuáles serían los protocolos de actuación", cuenta el gerente, Albert Salazar. En el pico máximo de la pandemia, el SARS-CoV-2 ocupó prácticamente el total de las 1.150 camas de hospitalización de Vall d'Hebron.

El covid, además, impulsó la telemedicina. "Eso se ha quedado. Hay más monitorización y más medicina a distancia gracias al avance de las tecnologías. Seguramente, sin el virus, no estaríamos ahora haciendo tantas visitas telemáticas en las que no es necesario que el paciente venga al hospital. Por ejemplo, para el control de una analítica", señala Salazar.

El grupo musical Los Manolos tocando en la azotea en un día del confinamiento
El grupo musical Los Manolos tocando en la azotea en un día del confinamiento
El grupo musical Los Manolos tocando en la azotea en un día del confinamiento
El grupo musical Los Manolos tocando en la azotea en un día del confinamiento
Más trabajo en equipo
La pandemia, que obligó a los médicos de todas las especialidades a dedicarse al virus, fomentó la colaboración entre diferentes equipos y colectivos.
El covid-19 rápidamente dejó de ser una enfermedad exclusivamente del Servicio de Enfermedades Infecciosas.
De entre todos los sanitarios, hubo una figura cuya importancia se hizo más visible que nunca:
la de la enfermera


Aroa López, supervisora de Enfermería de Urgencias
Aroa López es la supervisora de la enfermería de las Urgencias de Vall d'Hebron. Los profesionales de este servicio son quienes trasladaban a los enfermos con covid a las ucis. Y ella fue la sanitaria que leyó el discurso en el homenaje de Estado a las víctimas del covid-19 celebrado en julio de 2020.
Cinco años después, asegura que el covid cambió por completo las Urgencias. "Hubo un antes y un después a nivel organizativo y de sus profesionales", apunta López. ¿La población valora más ahora el rol de la enfermera? "Dio a conocer lo que hacemos nosotras, que es estar a pie de cama cuidando a la gente las 24 horas", responde.
Ricard Ferrer, jefe de Medicina Intensiva
Un día del peor momento de la pandemia, Vall d'Hebron llegó a intubar a 24 enfermos en 24 horas: uno por hora. Ocurrió a principios de abril de 2020. "¿Tendré suficientes espacios para mañana?". Esta era la pregunta que aquellas semanas, cada día, se hacía el doctor Ricard Ferrer, jefe del Servicio de Medicina Intensiva. Si normalmente Vall d'Hebron tiene tres unidades de ucis, llegó a tener 13, con un total de 250 camas.
"Siendo consciente del importante desgaste profesional que supuso la pandemia, ahora tenemos más cuidado y prestamos más atención a las necesidades de los profesionales y de cómo la sobrecarga laboral puede impactar en su salud física y emocional", asegura Ferrer.
Más transparencia y más salud pública

Magda Campins, epidemióloga
La pandemia también puso sobre la mesa la necesidad de comunicar con transparencia a la ciudadanía. Magda Campins, epidemióloga jubilada desde 2022, fue una de las especialistas que atendían a los periodistas. "La comunicación a la ciudadanía es básica, y ha de ser trasparente y veraz. Esto lo dicen todos los manuales y documentos de las pandemias", apunta Campins, quien también valora "muy positivamente" la comunicación interna que hizo Vall d'Hebron durante la crisis.
Campins destaca, además, que la pandemia evidenció la importancia de la salud pública y de la vigilancia epidemiológica.
Un reportaje de EL PERIÓDICO
Textos:
Beatriz Pérez
Imágenes
Vall d’Hebron y Zowy Voeten
Diseño:
Ramon Curto
Coordinación:
Rafa Julve