Europa se queda sola

El futuro del Continente

Trump dinamita los puentes con la UE con la guerra comercial y el trato a Putin

Special forces from Spain take part in the Steadfast Dart 2025 exercise, involving some 10,000 troops in three different countries from nine nations and represent the largest NATO operation planned this year, in Nea Anchialos, central Greece, Thursday, Feb. 13, 2025. (AP Photo/Thanassis Stavrakis)

Tropas españolas en un operativo de la OTAN en Grecia el jueves de esta semana

Thanassis Stavrakis / Ap-LaPresse

La platea de la Conferencia de Munich se quedó fría al escuchar la retahíla de ataques a Europa pronunciada el viernes por el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Fuentes europeas hablan de “incredulidad”. Y avisan: “Europa no necesita lecciones de democracia de nadie”.

Los líderes comunitarios esperaban que esta plataforma sirviera para despejar las incógnitas sobre el plan de la nueva Administración Trump sobre Ucrania. Vance sí tenía previsto hablar de la guerra, pero a última hora cambió de opinión. En lugar de una hoja de ruta, encontraron un representante que hostiga a los jueces menospreciando el sistema democrático de los países del Viejo Continente, cargando contra el cordón sanitario a la extrema derecha, acusando a la UE de perseguir la libertad de expresión o reproduciendo bulos de las redes sociales. Poco después del discurso, la Casa Blanca anunciaba que expulsaba a la agencia Associated Press por rechazar escribir “Golfo de América”en sus teletipos.

En Bruselas hablan de “irritación” o “incredulidad” por el ataque de Vance a la democracia europea

La perplejidad fue todavía mayor al conocerse que, una semana antes de las elecciones en Alemania, el número dos de la Casa Blanca rechazó reunirse con el canciller Olaf Scholz, pero sí dio cita a Alice Weidel, la candidata del partido ultra Alternativa para Alemania. Ya no es Elon Musk en directo por X. Es el vicepresidente del Gobierno de Estados Unidos.

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“La gente esperaba un discurso polémico, pero sobre política de seguridad. Que el mensaje principal fuese cuestionar el estado de la democracia en la UE fue sorprendente y, francamente, bastante irritante”, resume un diplomático europeo. “Esto es inaceptable”, exclamó el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, el mismo que durante la cumbre de la OTAN tuvo que sentarse al lado del nuevo jefe del Pentágono, Pete Hegseth, para escuchar cómo enterraba en pocos minutos toda la estrategia seguida durante casi tres años respecto a la agresión rusa de Ucrania, cediendo una a una a las pretensiones del Kremlin.

Ya no es solo Moscú quien interviene para alentar a la extrema derecha, también lo hace Washington

El provocador alegato de J.D. Vance, aplaudido por Musk y por el islamófobo holandés Geert Wilders, es solo el último episodio de una semana que ha certificado un cambio de paradigma en las relaciones entre Europa y Estados Unidos. Ya no es solamente Moscú quien interviene para alentar a la extrema derecha, también lo hace Washington. Un grupo de funcionarios de la Comisión Europea, bautizados coloquialmente como el “equipo Trump”, se pasaron el 2024 estudiando todos los escenarios posibles por si el magnate regresaba a la Casa Blanca. Pero seguramente no esperaban este inicio tan frenético. Europa, que confiaba en poder tratar con su socio histórico al otro lado del Atlántico, se ha quedado sola.

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La Casa Blanca ha dinamitado los puentes en todos los frentes. Primero, en el terreno comercial. “La UE se ha portado muy mal con nosotros”, protestaba Trump en el Despacho Oval. Y dicho y hecho: primero fueron los gravámenes del 25% sobre todo el acero y el aluminio. Luego, cuando todavía no había dado tiempo a digerirlos y a responder, anunció los aranceles recíprocos. En este ámbito Bruselas está preparada. Las competencias de comercio dependen exclusivamente de la Comisión Europea, en estrecho contacto con las capitales. Todavía hay esperanza de que, en esto, el magnate recule como hizo con México y Canadá. La comunicación está abierta y el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, planea viajar el lunes a Washington.

Los estadounidenses ya están pidiendo a las capitales qué armas o tropas pueden mandar a Ucrania

Ha habido más. En medio de la declaración de guerra comercial, Trump arrincona a la UE del proceso de negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania. Llama directamente a Vladímir Putin –solo después informa a Volodímir Zelenski– sin mantener al tanto a los colegas europeos de sus intenciones. Y lo hace a la vez que su secretario de Defensa anuncia que Ucrania no puede pretender recuperar las fronteras anteriores al 2014 ni aspirar a entrar a la OTAN. Esto ha indignado a los líderes comunitarios, que creen que Trump está cediendo ante Moscú sin haberse ni siquiera sentado a la mesa. “Asumir concesiones antes de cualquier negociación es un gran error”, alertó el presidente del Consejo Europeo, António Costa. El francés Emmanuel Macron ha convocado una reunión urgencia de líderes el lunes en París.

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Tanto Kyiv como Bruselas exigen que Europa tenga voz y voto en las negociaciones. Pero esta semana también ha quedado cristalino que el único papel que espera Washington de los europeos es que se ocupen de la seguridad de Ucrania después del alto el fuego. Porque Trump ha hecho otro gran favor al Kremlin al excluir que tropas americanas participen de las “garantías de paz” que pide Zelenski para evitar cualquier incursión rusa. Es más, dijo Hegseth, estas tropas europeas no estarán cubiertas por el artículo 5 del Tratado de Washington, el sistema de defensa colectivo de la OTAN. El apoyo financiero a Ucrania tendrá que ser básicamente de los europeos mientras EE.UU. se centra en el rincón del mundo que realmente le interesa, el Indopacífico. Los americanos ya piden a los capitales que detallen qué armas o tropas podrían aportar, según el Financial Times .

Los países más expuestos a Rusia se ponen en guardia, mientras Meloni, cercana a Trump, calla

“Si sólo se tratara, entre comillas, de un enfrentamiento en materia de comercio o de defensa, quizás serían conversaciones duras, pero podría seguir existiendo la conciencia de una base de valores compartidos. Pero lo que surge es un intento muy explícito y muy activo de socavar, si no de destruir, nuestra democracia. ¿Cómo cooperar con quien quiere destruirte?, reflexiona la directora del think tank Istituto Affari Internazionali, Nathalie Tocci.

En el bloque comunitario crece el nerviosismo, especialmente entre los más expuestos a la amenaza rusa, los Bálticos y Polonia, que ven que un rearme a gran escala del continente es más necesario todavía si EE.UU. sale de la partida. Los nórdicos se han coordinado para defender la integridad territorial de Ucrania. “Europa necesita urgentemente su propio plan de acción en relación con Ucrania y nuestra seguridad, o de lo contrario otros actores globales decidirán sobre nuestro futuro. No necesariamente en consonancia con nuestros intereses”, avisó el polaco Donald Tusk. Ursula von der Leyen ha dado un primer paso al permitir manga ancha fiscal a los países para que inviertan más en defensa. En Italia, no hay noticias de Giorgia Meloni, que pretendía ser la interlocutora que apaciguara a Trump, sin de momento éxito aparente.

“Debemos darnos cuenta de que estamos solos y que hay una guerra en dos frentes, con Rusia y con EE.UU.”, opina Tocci. “Una vez lo hagamos tal vez empecemos a actuar, pero el problema es que hasta la fecha todavía no existe esta plena conciencia”.

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