Trump aparta a la UE de las negociaciones sobre Ucrania y le impone pagar la factura
Mark Rutte omite, tras el órdago de Trump, que la paz deba ser “justa” y respetar la integridad territorial. Trump abandona a Europa y estrangula a Ucrania con sus condiciones para la paz.

Bruselas-
Hasta ahora eran eslóganes de campaña y cantos de sirena. Ahora es una realidad. Estados Unidos abandona a Europa en la seguridad del continente y empuja a Ucrania hacia un rincón de condiciones peores de las que gozaba antes de la guerra, hace ahora tres años. La Administración Trump traslada por primera vez de forma oficial a sus aliados en la OTAN sus planes para Ucrania: portazo a la entrada en la Alianza, cesión de la parte oriental a Rusia y responsabilidad única de los europeos en el mantenimiento de una paz futura.
Las palabras que Pete Hegseth ha pronunciado estos días en los cuarteles generales en el marco de su primera cumbre de Defensa aliada han caído como una bomba en la Alianza. El jefe del Pentágono no cree que sea “realista” que Ucrania forme parte de la Alianza poniendo fin a las aspiraciones que tenía Kiev antes del inicio de la guerra. Tampoco prevé que sea “posible” regresar a las fronteras previas a 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea e invadió el Donbás.
Además, Hegseth ha dejado claro a sus aliados que la futura misión de mantenimiento de la paz deberá contar con tropas europeas y no europeas, pero en ningún caso estadounidenses. Y lo que es más importante: estarán abandonadas a su suerte porque EEUU no está dispuesto a blindarles la protección del Artículo 5, la sagrada cláusula de defensa colectiva. "Ciertamente no es una traición. Pero reconocemos que hay un conflicto y nadie se ha comprometido más con la misión ucraniana que Estados Unidos", ha defendido el norteamericano.
Todo ello confirma los peores temores de la UE, que desde el inicio de la invasión de Vladimir Putin a su vecino ha clamado que Ucrania debía ganar la guerra –con estas condiciones la habrá perdido–; que nada sobre Ucrania debe decidirse sin Ucrania –Trump y Putin están cocinando la estrategia–; y que la Unión Europea debe ser parte de los comensales y no el menú –ha quedado relegada en la mesa de negociación–.
“Europa lleva 3 años alimentando la escalada bélica diciendo que con más guerra, Ucrania ganaría. Mentían. Han prolongado cruelmente la guerra, los muertos y el sufrimiento de los pueblos y el resultado es una mayor dependencia de EEUU y entregar a Trump el liderazgo de la paz”, ha criticado la eurodiputada de Podemos Irene Montero.
Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, se ha visto obligado a salir del paso asegurando que la parte positiva es que existe una “clara convergencia” de que todo el mundo “quiere que la paz llegue a Ucrania lo antes posible”. Insiste el neerlandés en que a ambos lados del Atlántico ven “crucial” que la paz futura sea duradera y no una réplica de los fallidos acuerdos de Minsk. “No podemos tener a Putin en el futuro entrando en territorio ucraniano”, ha afirmado en los márgenes de la reunión.
Sin embargo, el neerlandés omite ya las referencias al ingreso de la OTAN –una consigna que desde 2008 no había estado en entredicho– y evita eludir a la necesidad de una paz justa que respete la integridad territorial, en una línea más complaciente a EEUU. “Nunca ha habido una promesa a Ucrania de que un acuerdo de paz desembocaría en su entrada en la OTAN”, ha afirmado en rueda de prensa. Por su parte, gigantes como Alemania o la propia Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, denuncian que Trump haya vendido a Ucrania en bandeja de plata antes incluso de arrancar las negociaciones.
El jefe del Pentágono ha ratificado una tendencia que viene imponiéndose desde hace años: la prioridad internacional de EEUU no es Europa, sino el Indo-Pacífico y especialmente contener a China. El mensaje no da lugar a equívocos: Europa debe responsabilizarse de Ucrania y de la nueva arquitectura de seguridad del Viejo Continente. Según el portal Bloomberg, a los europeos les costaría la friolera de 3,1 billones de dólares asumir estas exigencias de Trump, lo que llevaría al bloque comunitario a su “límite financiero”. Entretanto, Washington mercadea con las ricas tierras raras que posee Ucrania.
Para la UE y especialmente para los países del Este y los Bálticos este ha sido un jarro de agua fría difícil de asimilar a las puertas del tercer aniversario de la guerra. En Europa existía una cierta ingenuidad en torno a que su principal socio y aliado acabaría entrando en razón a golpe de diplomacia y diálogo. Pero en las tres semanas que lleva en el cargo, todo lo que ha hecho Trump es demostrar que no iba de farol son sus amenazas. Y no está haciendo nada que no dijese en campaña que iba a hacer. Ahora, EEUU exige a los europeos que tomen el control de su propia seguridad pero los excluye de cualquier negociación.
Europa, que ha apartado el 60% de toda la ayuda a Ucrania durante estos años, exige su lugar en la mesa. “Todo lo que necesitamos es paz. Pero UNA PAZ JUSTA. Ucrania, Europa y Estados Unidos deberían trabajar en esto juntos. JUNTOS”, ha reaccionado Donald Tusk, primer ministro polaco y cabeza de la Presidencia rotatoria del Consejo.
"Europa tiene que ser parte de estas negociaciones, no es algo que sea cuestionable. De lo contrario no veremos la paz duradera que todos deseamos", coincide el ministro de Defensa estonio Hanno Pevkur. “Ucrania merece una paz justa y duradera. Y debe decidir su propio futuro. No podemos olvidar que el único responsable de todo es Putin. No se puede dar ninguna baza a Rusia para que piense que ha ganado la guerra”, ha incidido la minitra española Margarita Robles.
El primer ministro húngaro, Víktor Orban, se ha vuelto a alinear con Trump asegurando que la UE no se merece un sillón en la mesa de negociación y calificando la postura de Bruselas como “moral y políticamente inaceptable”. Una postura que también defiende el ex ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis: “Europa merece que la dejen tambaleándose después de haber perdido el sentido común en un paroxismo de belicismo autodestructivo que dejó a la UE acorralada y obligada a apoyar una guerra interminable e imposible de ganar que condena a los ucranianos a una masacre constante. Es hora de poner fin a esta guerra”.
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