Italia prohíbe por decreto la fotovoltaica en terrenos agrícolas

No es una prohibición total, pero casi. El Gobierno italiano aprobó este lunes un decreto que veta la instalación de paneles solares en terrenos agrícolas aunque se permitirá la llamada agrovoltaica, es decir, la posibilidad de instalar paneles a más de dos metros del suelo, una altura que permite utilizar los campos para el cultivo. Esta modalidad seguirá estando permitida después de una negociación entre el Ministerio de Medio Ambiente y el de Agricultura que planteó inicialmente una prohibición total.

El decreto —que responde a una demanda de Coldiretti, la principal asociación agraria de Italia—, también permite las instalaciones cerca de canteras y autopistas y no se aplicará a los proyectos ya previstos por el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia y los que ya estaban en proceso de aplicación. “Esta norma es de sentido común”, afirmó tras la aprobación del decreto el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida.

“Después de cuatro años hemos puesto fin a la instalación salvaje de energía fotovoltaica sobre el terreno, obviamente con gran pragmatismo. Hemos optado por limitar esta prohibición a los terrenos productivos, por lo que las canteras y las zonas situadas en el interior de plantas industriales podrán seguir produciendo estos productos agroenergéticos”, añadió Lollobrigida tratando de minimizar las diferencias con el titular de la cartera de Medio Ambiente, quien en cambio considera la agrovoltaica estratégica en los planes de desarrollo de las energías renovables en Italia. 

Como explica el diario italiano IlPost, las asociaciones de operadores fotovoltaicos han criticado en los últimos días la medida del Gobierno en comunicados y páginas compradas de los principales periódicos, rebatiendo precisamente a la expresión utilizada por Lollobrigida de instalación “salvaje”: en realidad, hasta ahora el terreno agrícola ocupado por instalaciones fotovoltaicas es aproximadamente el 0,1% del total. Y, explica IlPost, para cumplir los compromisos adquiridos en la última reunión del G7 sobre clima, energía y medio ambiente, bastaría con alcanzar el 1% del total.