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El 'sablazo' de Elma Saiz enerva a los científicos: "Me piden 17.000€ por cinco años como becario"
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POR REGULARIZAR SU SITUACIÓN

El 'sablazo' de Elma Saiz enerva a los científicos: "Me piden 17.000€ por cinco años como becario"

Una orden ministerial publicada el pasado 1 de mayo ha puesto de uñas a la comunidad investigadora. Si quieren cotizar por sus años como becario, deberán pagar ellos y no sus empleadores

Foto: La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz (EFE / Mariscal)
La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz (EFE / Mariscal)

Prácticamente todos los científicos de España, ya sean grandes nombres o currantes en algún laboratorio, tienen una cosa en común: en sus CV figura un tiempo como becarios. Habitualmente en sus primeros años profesionales, cuando esta era casi la única forma de acceso a la carrera científica. Sin embargo, no pocos casos de investigadores españoles de primer nivel han pasado más de diez años enganchando beca tras beca.

Poder regularizar esta etapa laboral ha sido una demanda del colectivo científico desde hace décadas. Por fin, el pasado 30 de abril, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones les dio una respuesta, aunque no fue la que ellos esperaban. La ministra Elma Saiz dispuso en una orden ministerial que aquellos trabajadores que lo desearan podían suscribir un convenio con la Tesorería General de la Seguridad Social para computar hasta cinco de sus años como becario. Es decir, pagar de su bolsillo las cotizaciones de aquella etapa —supuestamente— formativa.

Este convenio con la TGSS está abierto a becarios de todo tipo, sin embargo, son los investigadores quienes tenían más interés en una norma de esta naturaleza. Por la particular condición de la carrera investigadora, sobre todo hace años, casi la única forma de meter la cabeza en un laboratorio o aula de universidad era con una beca como las de Formación del Personal Investigador o Universitario, las llamadas FPI y FPU.

Sin embargo, las condiciones impuestas por Saiz para esta regularización han dejado patidifuso al colectivo de científicos en su totalidad. Este mismo lunes, diversas organizaciones —desde la Asociación Nacional de Investigadores Hospitalarios (ANIH) a la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM), la Sociedad Española de Neurociencia (SENC) o la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), por nombrar a las principales— han puesto el grito en el cielo.

placeholder Investigadores en la Universidad de Málaga (EFE / Carlos Díaz)
Investigadores en la Universidad de Málaga (EFE / Carlos Díaz)

"En mi caso soy de los menos perjudicados porque en total estuve cuatro años y medio con una beca", explica a El Confidencial Rafael Vázquez, quien trabaja en el Laboratorio de Biomedicina Molecular, Celular y Genómica del Hospital La Fe de Valencia. "Y a mí me costaría entre 17.000 y 18.000 euros computar aquellos años, es inasumible".

La mitad de la beca en cotizaciones

Las cuentas que resultan de la orden ministerial son las siguientes. Un científico que estuviera de becario en aquellos años previos a 2011, cuando se aprobó la primera Ley de la Ciencia, y cobrara una ayuda (que no salario) de 600 euros al mes, tendría que pagar ahora unos 290 euros por cada uno de los meses que estuvo como becario para que le computen de cara a la pensión y a la jubilación. Desde ASEICA puntualizan que "la cuota que aporta una persona trabajadora con un contrato laboral como cuota de cotización es el 4,7% del salario", frente a aproximadamente el 48% que se exige a quienes quieran participar de este convenio.

Estas asociaciones no solo protestan por la cuantía, también por la limitación a cinco años, ya que existen bastantes casos de científicos que, por su brillantez, enlazaron una FPI con una beca postdoctoral y alguna otra estancia, lo que les llevó a superar fácilmente una década sin un contrato laboral propiamente dicho.

"Cuando la orden se sometió a consulta pública, en diciembre del año pasado, presentamos varias alegaciones", explica María Morán, bióloga molecular en el Hospital 12 de Octubre y actual presidenta de ANIH. "No han hecho caso a ninguna de ellas, y han planteado un convenio muy lesivo para los antiguos becarios".

placeholder La Fe, en Valencia, es uno de los centros con más investigadores hospitalarios (Europa Press / Jorge Gil)
La Fe, en Valencia, es uno de los centros con más investigadores hospitalarios (Europa Press / Jorge Gil)

Morán, como tantos otros, es una de las afectadas. "En aquella época no tuvimos derechos laborales básicos, y ahora que era una oportunidad de arreglar un poco aquello, no se nos ha escuchado", precisa. "Se nos plantea el pago de unas cuotas tan altas que nadie, creemos, se va a poder acoger a eso". En su caso, tendría que abonar unos 14.000 euros para que todo aquel trabajo realizado como becaria aparezca reflejado en su historial de cotizaciones.

"Una de esas becas de finales de los noventa normalmente no llegaban a las 100.000 pesetas mensuales, ¿y ahora quieren que paguemos la mitad?", se pregunta la bióloga.

Para los representantes de estos colectivos, la noticia resulta inesperada. En la última legislatura, la ministra Diana Morant ha incidido mucho en la importancia de estabilizar la carrera científica, y Yolanda Díaz desde el Ministerio de Trabajo ha hecho posible que muchos investigadores que antes eran contratados por obra y servicio tengan hoy un contrato indefinido en instituciones públicas o privadas. Sin embargo, el anuncio de Saiz cayó como un jarro de agua fría. Aunque no existe un registro de cuántos científicos estarían afectados, las fuentes consultadas cifran en "miles" el número de investigadores que comenzaron sus carreras con becas.

"Conozco a muchos afectados, pero ni uno de ellos se plantea pagar; primero por orgullo y segundo porque es mucho dinero"

La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, había proclamado que "esta medida representa la mejor definición del Gobierno de justicia social", justo antes del 1 de mayo. "Ampliamos los derechos de los más jóvenes, pero también reparamos los desequilibrios y abrimos la ventana a aquellos que no tuvieron esa opción en el pasado".

La realidad apunta en otra dirección. Vázquez explica que "conozco a muchos afectados, pero ni uno de ellos se plantea pagar; primero por orgullo y segundo porque es mucho dinero". Por su parte, Morán apunta igual: "Yo no lo voy a coger, es una cantidad muy alta que no puedo asumir".

Pero ellos están aún en el apogeo de su carrera como científicos. Más doloroso resulta para aquellos que han traspasado la frontera de los 65 años. Regularizar las cotizaciones de todos esos años podría resolverles el cómputo de entrada a la jubilación y, de paso, maquillar algo más su pensión, pero no pueden permitirse pagar las cantidades previstas en este nuevo convenio.

Prácticamente todos los científicos de España, ya sean grandes nombres o currantes en algún laboratorio, tienen una cosa en común: en sus CV figura un tiempo como becarios. Habitualmente en sus primeros años profesionales, cuando esta era casi la única forma de acceso a la carrera científica. Sin embargo, no pocos casos de investigadores españoles de primer nivel han pasado más de diez años enganchando beca tras beca.

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