21A | Elecciones en el País Vasco

El PNV resiste ante EH Bildu y podrá conservar el Gobierno gracias a la subida del PSE

El candidato a lehendakari del PNV, Imanol Pradales (izda), saluda al lehendakari Iñigo Urkullu, durante la rueda de prensa ofrecida este domingo en Sabin Etxea, la sede del PNV en Bilbao.

Los vascos hablaron y apostaron finalmente por la continuidad. El PNV logró imponerse este 21A en votos al fenómeno de EH Bildu, consiguiendo los dos el mismo número de escaños, y podrá resistir al frente de la Lehendakaritza gracias al aumento del PSE-EE, su socio de coalición y con el que supera conjuntamente la barrera de los 38 escaños que da la mayoría absoluta en el Parlamento de Vitoria.

Estas inéditas elecciones, en las que por primera vez la izquierda abertzale tenía posibilidades de ganar, han dejado la siguiente fotografía en número de escaños en el Parlamento: EAJ-PNV (27), EH Bildu (27), PSE-EE (12), PP (7), Sumar (1) y Vox (1). En cambio, Podemos se queda fuera del Parlamento perdiendo los seis asientos que logró en los comicios de 2020.

El PNV, el partido que ha dominado la política vasca durante las últimas cuatro décadas, ha resistido y ha superado por poco a EH Bildu, que había liderado las encuestas durante la campaña. Pero los nacionalistas vascos evidencian su desgaste en el electorado al perder hasta cuatro escaños (pasan de 31 a 27) y sienten el desgaste tras años de gestión y el malestar en asuntos de política social como la vivienda, la sanidad y la precariedad laboral (las cuestiones que han dominado principalmente el debate social).

El PNV, en manos del PSE-EE

Los jeltzales, conscientes de ese declive, han puesto como ‘número uno’ para esta contienda a Imanol Pradales, que será el próximo lehendakari y con el que quieren abrir una etapa de regeneración (con un perfil que llega del margen izquierdo y que no tiene ocho apellidos vascos). Y el PNV podrá mantener el Gobierno vasco gracias al buen funcionamiento electoral que ha demostrado su actual socio de Gobierno, el PSE, que ha logrado crecer dos escaños.

El PSE-EE, cuya papeleta estaba liderada por primera vez por Eneko Andueza, se ha demostrado más competitivo de lo que el resto de partidos esperaba y ha aumentado en casi un punto su porcentaje de voto (con dos asientos más en el Parlamento). Los socialistas durante toda la campaña han prometido que no pactarían con EH Bildu y han puesto sus ojos en todo momento en la suma con los de Pradales. Durante su declaración al final de la noche, el líder socialista insistió en que su voto servirá para lo que ha prometido en campaña: "Que nadie tenga ninguna duda".

Esta posible futura coalición tendrá 39 escaños en total, lo que supone dos menos que en la anterior legislatura. Y, además, la correlación de fuerza no será tan favorable para los nacionalistas vascos. Esto supone profundizar en la relación de gobiernos entre las dos formaciones, que ya colaboran de manera muy satisfactoria en las tres diputaciones forales y en los principales ayuntamientos de Euskadi tras el 28 de mayo, además de ser socios en el Congreso.

EH Bildu acaricia el sueño

EH Bildu acarició la noche del domingo una histórica victoria, pero se quedó finalmente a las puertas con el empate a escaños con el PNV. La izquierda abertzale rompe moldes de esa manera al demostrar que puede hablarle electoralmente de tú a tú a los nacionalistas, logrando sumar seis escaños respecto a los 21 que tuvieron en 2020 y superando en casi cinco puntos el número de votos de hace cuatro años. No obstante, se aguó esa ilusión final de conseguir el sorpasso ante sus grandes rivales.

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Euskadi llegaba a las urnas con la sensación total y nueva de incertidumbre porque por primera vez en la historia la izquierda abertzale había liderado las encuestas frente a un PNV tocado por el desgaste de más de cuarenta años de gestión. Y los de Pello Otxandiano lograron el sorpasso demoscópico en un escenario dominado también por el alto grado de indecisos, lo que encendió las luces rojas en el cuartel general peneuvista durante los últimos días. La campaña no tuvo grandes picos de emoción hasta que la noche del pasado lunes una entrevista en la Cadena Ser revolucionó el panorama por el hecho de que el candidato de EH Bildu se negara a llamar a ETA banda terrorista y se quedara en un simple grupo armado. Esto hizo que todos los partidos salieran en tromba contra Otxandiano, que el último día de campaña tuvo que pedir perdón a las víctimas si se habían sentido ofendidas.

Ese momento rompió la estrategia principal de EH Bildu, que evitaba en todo momento hablar del pasado y ni siquiera lleva en su programa electoral la palabra independencia. La izquierda abertzale ha seguido el modelo de evolución del Sinn Féin en Irlanda del Norte, con renovación de rostros, orillando el tema de identidad y poniendo sobre la mesa principalmente temas sociales como la vivienda, la sanidad y la precariedad laboral. Pero esa fórmula no logró romper por poco la balanza tradicional y EH Bildu confía en lograrlo dentro de cuatro años. No obstante, la euforia cundió en la sede del partido cuando salió Arnaldo Otegi a valorar los resultados.

El PP no será decisivo

Después del PNV, EH Bildu y el PSE-EE, se sitúa el Partido Popular, que incrementa en un escaño su representación (pasando de seis a siete asientos), pero se queda lejos de las expectativas que tenían de llegar hasta diez parlamentarios y ser decisivos en la gobernabilidad de Euskadi (Alberto Núñez Feijóo esperaba esa carambola para que le sirviera también de puente con el nacionalismo vasco de cara a futuras elecciones generales). 

Estas elecciones supone también una auténtica recomposición del mapa de la izquierda en Euskadi, pues el espacio de Podemos sirve de principal caladero para el crecimiento de EH Bildu. La opción morada se queda fuera de la Cámara de Vitoria, perdiendo sus seis asientos. Sí entra por los pelos Sumar, el partido de Yolanda Díaz y que debutaba por primera vez en estos comicios vascos (aunque su voto no será decisivo en la formación de Gobierno). El diputado será Jon Hernández, que proviene de Izquierda Unida, mientras que no ha logrado meter cabeza la número uno' Alba García.

Consigue resistir en el Parlamento también la ultraderecha, que conserva su escaño. Pero su duro discurso contra EH Bildu no ha servido para aumentar en diputados, aunque sí ha logrado sumar más de 3.000 votos. La resistencia de los de Santiago Abascal amarga los planes que tenía también el Partido Popular de dejar fuera del mapa a su socio y engullirlo durante las próximas citas electorales. Este 21 de abril también supone una reconfiguración en las provincias, con EH Bildu ganando en Gipuzkoa y consiguiendo una histórica victoria en Araba, donde ha dado el sorpasso al PNV y se ha impuesto con ocho escaños frente a los siete del partido de Pradales. El PNV sigue teniendo, en cambio, en Bizkaia a su gran bastión (aunque se dejó un diputado por el camino).

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