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¿Qué tan lejos está Colombia de la ocurrencia de un nuevo apagón?

El exministro es una de los que más saben del contexto energético del país.

El exministro es una de los que más saben del contexto energético del país.

Foto:archivo EL TIEMPO

Segunda parte de la entrevista de María Isabel Rueda al exministro de Minas y Energía Amylkar Acosta.

El exministro de Minas y Energía Amylkar Acosta explica por qué es una falacia que intervenir el precio en bolsa vaya a aliviar las tarifas a los usuarios, como pretende el Gobierno. Explica por qué no ve viable comprar gas a Venezuela y responde si habrá o no racionamiento. Segunda parte de la entrevista.

Necesariamente tengo que comenzar con esta pregunta. ¿Se acerca
el racionamiento de energía, además del de agua?

En este tema yo distingo el riesgo inmanente de un racionamiento de energía del riesgo inminente. Y se lo explico así: el sistema eléctrico colombiano depende, en su capacidad de generación, en un 68 por ciento de la generación hídrica. La energía restante, básicamente, se obtiene mediante la generación térmica, de carbón o de gas.

Pero carbón y gas están en la mira del Gobierno. No habrá más producción en el futuro…

Pero hoy es lo que está salvándole la cara al Gobierno. Si no contáramos con el respaldo de las térmicas, ya estaríamos en racionamiento en este momento…

Pero si ya no va ahaber más carbón ni más gas, entonces, necesariamente, va a haber apagón…

Nosotros tenemos, le decía, esa dependencia, que es buena, y es que Colombia tiene una matriz eléctrica muy limpia, porque el 68 por ciento es hídrica y en el resto del mundo es al revés, el 68 por ciento es térmica. Entonces, sacamos pecho por eso, no contaminamos. Pero ese, que es un atributo de la matriz eléctrica de Colombia, es al mismo tiempo su talón de Aquiles frente a las inclemencias del fenómeno de El Niño. Esa es nuestra mayor vulnerabilidad…

Que ya estamos pagando en materia de agua, a través de su racionamiento...

Claro, con un agravante, y es que de 24 embalses que les sirven a las hidroeléctricas para regenerar energía, solamente una de ellas –que es la del Peñol, que le sirve a Guatapé– tiene una capacidad de regulación mayor a un año. El resto tiene una capacidad de regulación de solo cuatro meses.

¿Qué quiere decir capacidad de regulación?

Que tienen agua para cuatro meses. Eso entonces hace que nuestro sistema estructuralmente sea muy frágil, muy vulnerable. Eso es lo que yo llamo el riesgo inmanente al sistema.

¿Y el riesgo inminente?

Porque la energía eólica, lo mismo que la energía solar, tienen una propiedad y es que son contracíclicas. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando el verano es más intenso y es mayor la sequía, es justo cuando tenemos más viento y justo cuando tenemos más horas de sol y mayor radiación solar

El riesgo inminente obedece a algo que ya mencioné en la entrevista de ayer: a esa estrechez que tenemos entre oferta y demanda. Con un agravante, y es que lo que más nos está afectando en este momento es lo que ha pasado con los parques eólicos en La Guajira. ¿Por qué? Porque la energía eólica, lo mismo que la energía solar, tienen una propiedad y es que son contracíclicas. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando el verano es más intenso y es mayor la sequía, es justo cuando tenemos más viento y justo cuando tenemos más horas de sol y mayor radiación solar.
De allí que el gran mérito que tienen las energías renovables, como la solar y la eólica, es que tornan más resiliente la matriz eléctrica del país, porque ellas vienen a respaldar la generación hídrica y la generación térmica, y a su vez la generación hídrica y la térmica les sirven de respaldo a la eólica y solar, que son intermitentes. Así tengamos una capacidad de almacenamiento, que es costosa, con banco de baterías, no dejan de ser intermitentes.
Entonces, si hoy estuvieran operando los 2.400 megavatios de los parques eólicos en La Guajira, no estaríamos en estas. O sea, no todo se le puede atribuir al fenómeno de El Niño, sino a la vulnerabilidad en la que estamos por cuenta del atraso de proyectos tan importantes como le he mencionado. Con un agravante más que son las limitaciones, las restricciones que tenemos en transmisión.
Mire, a finales del año pasado, septiembre, octubre, XM (administrador del mercado de energía mayorista de Colombia y operador del Sistema Interconectado) notificó que la región Caribe tenía lo que ellos denominan ‘demanda no aprendida’, que es un término eufemístico para decir que la región Caribe vive con racionamiento de energía cerrada. Lo que pasa es que en este país tan centralista, mientras no llueva o haga sequía en Bogotá, no se declara el invierno ni el verano. Si eso que está pasando allá estuviera pasando en Bogotá o Cundinamarca, sería noticia de primera plana en todos los medios. Pero no están exentos Bogotá y Cundinamarca, ya lo ha dicho Juan Ricardo Ortega, el presidente del Grupo Energía Bogotá.

¿Qué está pasando aquí ahora mismo por cuenta del atraso?

En la región Caribe esto obedece a que las líneas de transmisión están saturadas, no están en capacidad de transportar toda la energía que se consume allí, en momentos en que el consumo está creciendo por encima del 11 por ciento. Lo mismo está a punto de pasar aquí, en Cundinamarca y Bogotá, especialmente porque hay un atraso de entre 5 y 8 años en la ejecución de unos proyectos de transmisión que no cuentan con la licencia ambiental.
Bogotá y Cundinamarca dependen de Hidroituango, de Chivor y de Sogamoso. Como no se cuenta con redes suficientes para abastecer este mercado, ¿qué les ha tocado hacer? Apelar a Termozipa. Más o menos 250 megavatios tiene Termozipa, inyectando esa energía a Bogotá, Cundinamarca y al centro del país. ¿Y con qué genera Termozipa? Con carbón. Pues le voy a citar al presidente Petro cuando dijo, sobre este tema, que es inaudito, que por razones ambientales no se haya permitido que se tiendan esas redes de energía y, luego, que es inaudito que por razones ambientales no se permitiera la ejecución de esos proyectos.

No entiendo. ¿El Presidente dijo que eso era inaudito? ¡Pero si es lo que él defiende!¿No es como contradictorio?

Sí, por eso es que llama la atención. Porque el pronunciamiento me pareció rarísimo, pero lo hizo a raíz, precisamente, de lo que está pasando con estos proyectos del interior.
Y si quiere se lo leo textualmente, de la misma manera que él lo dijo: “Frenar un proyecto de energías limpias por razones ambientales es un exabrupto...”. Y mire esto que añadió: “Las entidades públicas, Upme, Anla y el Ministerio del Interior no están preparados para este proceso de transición energética. Decirles a los que están ejecutando los proyectos que tienen que volver a presentar los procesos está matando a la humanidad…” (Portafolio, 12 de mayo de 2023).
¿Pero en la práctica qué está pasando? El freno de mano lo tiene la Anla. Y termino diciéndole lo siguiente: considero que el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, ha tenido una actitud negacionista frente a la crisis. El 8 de febrero dijo que ya estaba pasando el fenómeno de El Niño y que gracias a su gestión habían podido superarlo sin mayores inconvenientes. Las palabras, cómo se dice, tienen fuerza y después de esa declaración, ¿qué hicieron las hídricas? Se dijeron: ¿pues si ya vuelven las lluvias, yo para qué voy a almacenar agua? Y siguieron generando más allá de lo que aconsejaba la prudencia de que todavía estábamos en medio del fenómeno de El Niño. Y esa agua que se gastó generando energía es la que ahora nos está haciendo falta.

¿Y qué opina de la idea del Gobierno de iniciar negociaciones para importar gas de Venezuela?

Esa idea no la veo viable. Primero, por la viabilidad política. Esta semana se vence el plazo que dio el presidente Biden para que se cumplieran los acuerdos a los que se había llegado con Venezuela y por eso le flexibilizó las sanciones económicas. Biden en este momento está en campaña. Y no puede mostrar debilidad frente a Maduro porque se lo come Trump. No creo que por hacerle un favorcito a Colombia vayan a extender esa flexibilización, y Maduro no va a dar paso atrás con lo de las Corinas.

¿Y el segundo obstáculo?

El 90 por ciento del gas del que dispone Venezuela está asociado con el petróleo, a diferencia de nosotros, que tenemos gas libre en La Guajira. De más de cuatro millones de barriles que producía, hoy está produciendo 850.000. En esa misma proporción ha bajado la producción de gas.

Por lo que usted duda de que Maduro tenga los volúmenes necesarios de excedentes exportables…

Exactamente. Además, el gas más asequible para exportar a Colombia implica construir un gasoducto que lo transporte al estado Zulia para que empate con el gasoducto Antonio Ricaurte. Eso requiere inversión y tiempo. Pdvsa no tiene un peso. Esa inversión la tendría que hacer eventualmente Ecopetrol. ¿Hasta dónde le dará el músculo financiero para meterse en eso?
Otra razón de mi escepticismo es que habilitar ese gasoducto, que va desde Zulia a La Guajira, y que construyó Chávez, requiere una habilitación grande. ¿Será que Ecopetrol se mete la mano al bolsillo con la incertidumbre de si va a recuperar esa inversión?
Entonces no lo veo viable ni a corto ni a mediano plazo, a largo de pronto sí. Pero teniendo ese petróleo de Venezuela como un respaldo. Pero de aquí a que todo esto se pueda dar, primero puede entrar el gas desde La Guajira sobre el que ya están en consultas previas para el tubo que llevaría ese gas a la plataforma de Chuchupa, que ya está conectada con la estación El Pájaro, que es donde está la estación de Promigás, para distribuir el petróleo al resto del país. Eso no tomaría más de dos años, mucho menos de lo de Venezuela. Hoy importamos 240 millones de pies cúbicos de gas, especialmente de Estados Unidos, para surtir el gas que están necesitando las térmicas a full. ¿Y sabe a quién se le debe que ese gas se pueda estar importando? A este servidor. En seis meses saqué ese tema de la Creg y se ejecutó.
Eso de Venezuela tiene más de populismo y demagogia. Y todo esto sin meterle el tema de la soberanía energética, tan importante como la seguridad energética. Eso se hizo notable en Europa, que importaba más del 40 por ciento de su gas de Rusia, hasta que sucedió lo que sucedió y Rusia le cerró la válvula.

Doctor Amylkar, ¿entonces sí estamosa un paso del racionamiento eléctrico?

Se lo respondo así. Si bien el Ideam dice que en abril ya termina el fenómeno de El Niño, el más reciente informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, que les hace seguimiento a estos fenómenos, dice que, con un 75 por ciento de probabilidad, El Niño se puede extender hasta mayo. Y si eso ocurre, está cantado que vamos hacia un racionamiento inexorable. Y eso es lo que movió al Centro Nacional de Operaciones, que depende de XM, a poner alerta roja.
Le dijo al ministerio en una carta abierta que debía tomar 13 acciones para evitar que nos fuéramos a un racionamiento de energía. Para mí la más importante de todas, y a la que no le ha parado bolas el ministro, es que le está diciendo que recalculen lo que ellos llaman una ‘senda de criticidad de los niveles de los embalses’. Hoy está alrededor del 27 por ciento, y los embalses están alrededor del 31 por ciento, o sea, estamos a cuatro puntos porcentuales. ¿Pero qué es lo que les está diciendo el Centro Nacional de Operaciones al ministro y al Gobierno? Señores, hay que subir ese umbral, porque si usted sube ese umbral del 27, supongamos el 30, eso quiere decir que si se llega al 30, estaremos a punto de poner en práctica lo que se llama ‘estatuto de falta de abastecimiento de energía’, y eso obligaría a las hídricas a tener que guardar el agua que todavía les queda y forzar a que las técnicas se vayan a full para suplir esa energía; y que las empresas hídricas tengan que salir a comprar en bolsa, al precio que esté en bolsa la energía, para ellos poder cumplir los famosos contratos bilaterales.

¿Y qué tan receptivo ha estado el ministro?

El ministro está renuente. Y advierte el Centro Nacional de Operaciones que si se mantiene el umbral actual, puede ser que cuando se reaccione sea demasiado tarde. Y cierro con esta pieza, que nos une el tema tarifario con el tema de la amenaza de racionamiento: el Gobierno, le decía ayer, a finales del año pasado sacó para comentarios la resolución de la Creg para intervenir el mercado, estableciendo un precio máximo en bolsa de 532 pesos, dando a entender que de esa manera se va a impedir que las tarifas sigan subiendo y que esto significaría un alivio para los usuarios. Esa es una falacia por lo siguiente: precio tope de 532 pesos por kilovatio. ¿Pero qué ocurre? Que en la generación térmica, que es la que está en este momento soportando el sistema, no baja de 800 pesos el kilovatio… ¿Quién va a asumir la diferencia entre los 532 pesos y los 800 pesos? Pues el usuario, a través de la respuesta que le mencionaba ayer, que es el cargo por las llamadas restricciones. De tal manera que lo que simulan darte con una mano te lo están quitando con la otra.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

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