Publicidad

La economía argentina en caída, ¿cuándo se espera que empiece a recuperarse y por qué gobierno y analistas difieren cómo será?

Tras el descenso del 1,6% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023, las proyecciones para este año coinciden en una nueva retracción entre el 3% y el 4%.

Compartir esta noticia
¿Cuándo se espera que empiece a recuperarse y por qué gobierno y analistas difieren cómo será?
¿Cuándo se espera que empiece a recuperarse y por qué gobierno y analistas difieren cómo será?
EFE

La caída de la economía argentina todavía no encuentra piso. Indicadores clave como el nivel de consumo, la producción industrial y la actividad de la construcción continúan exhibiendo derrumbes interanuales que solo se asemejan a los registrados en los meses posteriores al estallido de la convertibilidad o al período más duro de la cuarentena para intentar evitar la propagación del coronavirus.

No obstante, tanto el gobierno como gran parte de los analistas prevén que en algún momento del año la economía tocará fondo para comenzar una recuperación.

Las divergencias, en todo caso, pasan por cuándo se dará el cambio de tendencia y por el vigor que tendrá el rebote.

Mientras el presidente Javier Milei confía en que la salida de la crisis comenzará en el segundo trimestre y será rápida, economistas advierten que la recuperación se iniciaría recién en el segundo semestre y con un ritmo más lento al esperado por el gobierno.

“Esperamos que empiece a haber algún tipo de rebote en el tercer trimestre del año, aunque no prevemos que sea fuerte. A una caída profunda no le seguirá una recuperación rápida de la economía en forma de ‘V’, sino una suave en forma de pipa (de Nike). En el segundo trimestre habrá un efecto positivo por la cosecha, que será muy superior a la del año pasado, pero otros indicadores como el consumo continuarán sin repuntar dado que los salarios reales seguirán muy bajos”, dijo a El País Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, en Buenos Aires.

Tras el descenso del 1,6% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023, las proyecciones para este año coinciden en una nueva retracción entre el 3% y el 4%.

Esas estimaciones vienen ajustándose a la baja ante los severos impactos provocados por el fortísimo ajuste fiscal y el sinceramiento de los precios aplicados en los primeros 100 días del gobierno de Milei.

Sin embargo, en el segundo trimestre algunos rubros de la economía empezarán a jugar a favor. Ya sin sequía, este año la cosecha de soja ascendería a 50 millones de toneladas, muy por encima de los 20 millones de la temporada 2022/2023, según proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario.

En tanto, la producción de maíz alcanzaría las 57 millones de toneladas, casi un 60% más que el año pasado. Esa recuperación del sector agrícola impulsará saltos en la venta de maquinaria agrícola (+14,6%), agroquímicos (+3,2%) y fertilizantes (+8%), según un reciente informe de la consultora Abeceb.

Ese derrame focalizado en algunas regiones del país promete amortiguar la caída. De hecho, la contracción del PIB sería casi del 7% este año si se excluyera al sector agropecuario.

En todo caso, ese no es el único beneficio que aportará el campo. El ingreso de divisas por la cosecha, que serán unos U$S 10.000 millones más que el año pasado, es aguardado por el gobierno para apurar la salida del cepo cambiario, otro de los factores clave con los que confía en impulsar una recuperación de la economía.

El propio presidente Milei señaló hace unos días que apunta a levantar los controles hacia mediados de año, una vez que se haya completado el saneamiento del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

En el gobierno consideran que la eliminación de las restricciones cambiarias incentivará la llegada de inversiones.

Ese escenario y la fuerte desaceleración de la inflación esperada a partir de abril impulsarían una rápida mejora de la actividad económica en el segundo semestre del año, de acuerdo a la visión oficial.

“Será fundamental que la baja de la inflación sea realmente pronunciada y consistente, sumado a un programa de reforma fiscal que baje impuestos. Estos dos factores serán determinantes. Es muy aventurado ponerle fecha, pero si se dan esas condiciones, la economía puede tener un rebote pronunciado. Podemos empezar a ver una recuperación para el último trimestre del año”, dijo a El País Alfredo Romano, presidente de la consultora Romano Group, en Buenos Aires.

Consumo

En contraposición a los motores que podrían empujar la salida de la crisis, hay otros factores que amenazan con frenar la recuperación. Uno de ellos es la fuerte retracción del consumo privado, un componente que representa cerca del 70% del PIB en Argentina del lado de la demanda. Con el desplome de más del 20% en promedio de los salarios reales solo entre noviembre y enero, además del derrumbe de los ingresos de los jubilados y beneficiarios de planes sociales, el consumo continúa en caída libre.

En febrero, las ventas en los supermercados medidas en unidades registraron una caída del 8,3% con respecto al mismo mes del año pasado, según la consultora especializada Scentia. En tanto, las ventas minoristas pymes, que incluyen desde alimentos hasta indumentaria, se retrajeron 25,5% en febrero a precios constantes y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año frente al mismo periodo del año pasado, de acuerdo a la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

El desplome incluye a rubros tradicionalmente inmunes a las crisis, como las ventas de carne vacuna. En febrero, el consumo por habitante cayó 9,3% frente al mismo mes del año pasado, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

“El consumo seguirá débil dado que, entre otros ajustes pendientes, todavía no vimos el impacto más fuerte de las tarifas de gas debido a que el gobierno decidió postergar los aumentos. Para hacer frente al pago de las tarifas, la clase media tendrá que recortar otros gastos y eso impactará en rubros como turismo, restaurantes y entretenimiento. La distorsión de los precios relativos era tan grande que va a obligar a un cambio en los patrones de consumo de la población”, dijo Repetto.

El dólar como ancla para la inflación afecta exportaciones

Las exportaciones tampoco prometen ser un motor que impulse con fuerza a la economía argentina debido a que en los próximos meses podría consolidarse el hasta ahora incipiente atraso cambiario. Luego del incremento del 118% del tipo de cambio oficial dispuesto en diciembre pasado, el ministro de Economía, Luis Caputo, viene usando al dólar como ancla para intentar desacelerar el avance de los precios. En esa línea, el tipo de cambio oficial solo se ha venido incrementando a un ritmo del 2% mensual, muy por debajo de niveles de inflación que acumularon 70% entre diciembre y febrero.

A contramano del clima de euforia de los mercados financieros, la combinación entre la pesada herencia dejada por el gobierno de Alberto Fernández, sumado a la estrategia de ajuste abrupto casi sin compensaciones sociales con que abordó la crisis la administración Milei, sigue dando como resultado una fuerte caída de la economía real en Argentina.

“Con el consumo planchado y un modelo que no alienta las exportaciones, la otra variable que podría impulsar a la economía es la inversión pero para eso se necesitaría de un andamiaje normativo totalmente distinto. Faltan reformas en lo laboral, previsional e impositivo que hoy no se vislumbran. Si esos cambios se dieran, podría haber ingreso de inversiones genuinas y crecimiento económico, aunque recién en 2025. Hasta entonces, el proceso de recuperación de la economía argentina será bastante lento”, dijo Repetto.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

economía argentinapremium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad