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Acuerdo por el litio entre Codelco y SQM: no nos pidan fe ciega Opinión AgenciaUno

Acuerdo por el litio entre Codelco y SQM: no nos pidan fe ciega

Francisco Leturia Infante
Por : Francisco Leturia Infante Abogado, profesor PUC, expresidente del Consejo para la Transparencia.
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Después de lo que le pasó al expresidente Frei con su hermano, o de las revelaciones del director general de la PDI, nadie nos puede pedir confianza ciega. Para un negocio que va a comprometer recursos por 30 años, lo prudente es mostrar los antecedentes y tomar resguardos.


Chile tiene algunos problemas.

Uno de ellos es que cada semana aparece un escándalo que captura la opinión pública e impide abocarnos a los temas estructurales. Por lo mismo, ahí quedan, pasando muchas veces desapercibidos.

Un ejemplo bastante extremo de ello es el proyecto de acuerdo (MOU, Memorandum of Understanding, por sus siglas en inglés, pese a que todos los firmantes son chilenos) que negoció y firmó a puertas cerradas un grupo de ejecutivos de Codelco y SQM, sin ningún control externo y con muchos elementos que encienden alarmas y desconfianzas.

Se trata del acuerdo económico más importante de la historia, un contrato para explotar por 30 años el salar de Atacama, el yacimiento de litio más grande e importante del mundo, probablemente la principal riqueza natural del país.

Entremos en materia: los problemas de Codelco y las dudas sobre el precio justo.

1. Aunque se comenta poco, el litio pertenece a Corfo y, desde ahí, a todos los chilenos. Pero, por orden del Gobierno, Corfo le dio a Codelco un mandato para que negociara sus pertenencias (pese a no tener experiencia en el rubro del litio).

2. Todos sabemos que Codelco pasa por una compleja situación financiera. Según sus balances, requiere entre 2 y 3 mil millones de dólares de inversión al año. Tiene que sacarlos de alguna parte, caso contrario, pronto requerirá capital externo.

3. Hay voces que sospechan que Codelco ha usado para su propio interés el mandato entregado por Corfo. Dicho en otras palabras, con el acuerdo con SQM, Codelco lograría conseguir algo de dinero fresco y mejorar sus números. ¿Esa es la prioridad que queremos? ¿Usar ese dinero, que puede representar varias veces la reforma tributaria que lleva tratando de sacar adelante el ministro Marcel desde hace meses, aún sin resultados, para mejorar las finanzas de Codelco?

Y lo más importante: el precio que está recibiendo Codelco, ¿es un precio justo?

Varios analistas del sector han señalado que lo anunciado como precio es entre 10 y 20 veces menor que el que se obtendría en una licitación. No es un error de tipeo. Hay quienes dicen que Codelco está vendiendo el litio del salar de Atacama por 30 años a un precio ridículo. ¿Verdad? ¿Mentira?

La única forma de saberlo y de dar confianza en una materia así de delicada es, precisamente, una licitación internacional competitiva, con plenas garantías para los intereses del Estado, pero, por misteriosas razones, la licitación se ha evitado tenazmente. Peor aún, ni siquiera se han hecho esfuerzos para justificar el precio y las condiciones, o para rebatir las críticas y antecedentes de quienes cuestionan la operación.

El tema merece transparencia. De ser cierto lo que muchos dicen, la plata que podría obtenerse en la licitación (10.000 millones de dólares, versus 500 ofrecido por SQM, expresados ambos en valor presente) sería suficiente para terminar el CAE o las listas de espera.

El fantasma de SQM

Hay un tema que se ha mencionado poco y que quizá sea el más delicado. Actualmente, las ventas de SQM dependen en un 85% aprox. de la concesión del salar, y representan cerca de 6.300 millones de dólares (5.200 litio y 1.100 nitratos y potasio, según sus balances).

Además de ello, la operación del salar de Atacama genera subproductos que hacen más rentables sus otros productos (nitratos de potasio, cloruro de potasio y sulfato de potasio). En suma, más allá de los diferentes cálculos y precisiones que se puedan hacer, es evidente que SQM depende significativamente de la concesión del salar. Más claro: su precio depende significativamente del éxito o fracaso de su contrato con Codelco. Y no es menor que el valor de la empresa de mayor valor bursátil del país, y la que más transa, dependa de este contrato. Otra nueva razón para mirarlo con atención y actuar con máxima transparencia.

Detrás de esto hay un asunto más delicado. Muchos hablan de un negocio entre la empresa de Julio Ponce y Codelco. Pero SQM no es ya la misma empresa de abonos que en los años 80 compró 90.000 hectáreas a Corfo a 8 millones de pesos, sin licitación ni subasta pública. Hoy van con él miles de accionistas, fondos de inversión, fideicomisos ciegos y no tan ciegos, y más, que están interesados en que el negocio prospere, y que podrían beneficiarse de esta transferencia del Estado a sus bolsillos desde este particular negocio.

Y ello, dejando de lado a lobbistas y políticos, en los que en forma muy previsora se ha venido invirtiendo desde hace años.

Varios analistas de la industria han señalado que el 49,9% de SQM (en la empresa conjunta con Codelco) valdría entre 7.000 millones y 16.000 millones de dólares (valor presente).

¿Y cuánto estaría pagando SQM por ello? Muchísimo menos, lo suficiente para mover a preocupación, inquietud y dudas serias. Según algunos, la tasa de retorno sería del orden del 90%.

Cuesta creer que esas cifras no estén equivocadas, pero de los datos que se han hecho públicos circulan más antecedentes de que no lo estarían. Sea como sea, todos deberíamos coincidir en que un negocio de esta envergadura amerita una discusión más seria, y no puede concretarse a puertas cerradas entre gallos y medianoche, sin ningún tipo de control y ningún criterio de transparencia.

¿Qué deberíamos pedir?

Un piso mínimo sería conocer los estudios que utilizó Codelco. ¿Cómo se llegó a ese precio? ¿Por qué sin licitación? ¿Por qué Codelco ha comprado otras pertenencias con existencias de litio a precios mucho más altos que los que está vendiendo a SQM? (todo ello está en los balances de Codelco).

Después de lo que le pasó al expresidente Frei con su hermano, o de las revelaciones del director general de la PDI, nadie nos puede pedir confianza ciega. Para un negocio que va a comprometer recursos por 30 años, lo prudente es mostrar los antecedentes y tomar resguardos.

Sobre todo, cuando los argumentos hasta ahora dados a conocer son pasmosamente pueriles. Literalmente, “cuentos chinos”.

Veamos.

Uno de ellos es que podría obtenerse un mucho mejor precio, pero a riesgo de que la licitación la ganen los chinos. ¿Pero no están acaso ya los chinos en todas partes, incluso en SQM? Otro cuento chino es que no hay otras tecnologías que las que usa SQM. En sencillo, eso equivale a decir que no hay autos eléctricos circulando, o que ellos solo se han probado en las canchas de golf.

El mecanismo usado por SQM para obtener litio es extremadamente simple. Básicamente, consiste en poner la salmuera del salar en una sucesión de piscinas, para que el sol evapore y los productos decanten (sal, bischofita, litio, etc.). Con ese proceso, obtener litio demora más de un año y la recuperación no alcanza al 50%.

Muchas de las empresas de la competencia, algunas a pocos kilómetros, logran recuperaciones del 99% con tecnologías limpias y en cosa de horas. De hecho, SQM es accionista de una de las empresas que produce y vende esa tecnología, probada en Chile, con las salmueras de SQM (según dice en su página web).

Sabido lo anterior, el argumento del “vacío de producción” alegado por Máximo Pacheco para el caso de que se cambie concesionario es absurdo. ¿Cómo es esto? Se ha dicho que SQM al terminar su concesión entregaría las piscinas de tratamiento vacías, lo que equivale a decir que un arrendatario entregará la casa con el jardín seco, lo que obligaría a plantar de nuevo, con todos los problemas que eso significa. Es un argumento ofensivo, cuasiextorsivo, y que, de ser cierto, se solucionaría rápidamente con una ley o con una buena negociación.

Incluso bastaría usar las nuevas tecnologías, que no son caras, para que ese argumento se caiga. No es necesario demorarse 18 meses para producir litio de baja pureza.

¿En qué debemos fijarnos?

Las aristas del tema son enormes, y podríamos seguir. Pero, en suma, el contrato tiene dos flancos preocupantes.

El primero es estructural, institucional. ¿Así estamos haciendo las cosas y administrando los principales recursos del Estado? ¿Es esto síntoma de un relajo institucional general y un descuido de las buenas prácticas ganadas?

El solo hecho de que se haya planteado la posibilidad de hacer un negocio tan importante de esta forma, es preocupante, aunque hay tiempo para corregir y enmendar.

El segundo flanco, como ya hemos dicho, es netamente económico: el precio. ¿Por qué los chilenos, que somos los dueños del litio, no podemos saber más? ¿Por qué tendríamos que confiar en que los ejecutivos a cargo han hecho todo bien? ¿Por qué no quieren que haya licitación?

En este punto, una dosis de humor. Pacheco ha dicho que el MOU con SQM “se parece a una licitación”, porque admite la presentación de ofertas de terceros. Pero ellas, si llegan a existir, son “sui generis”: no son vinculantes, aunque sean mucho mejores, pues Codelco ya tiene su favorito. Es de esperar que esta “innovación creativa” en el mundo de las licitaciones públicas no tienda a prosperar. No es transparente, no fomenta la competencia, ni vela por los intereses de Chile. Por mucho menos, hay alcaldes formalizados.

Las salidas: aún hay tiempo

En Chile aún nos quedan virtudes, y muchas veces le “achuntamos” después de andar un poco perdidos. Típicamente, la primera vez erramos. Quizá sea parte de nuestra idiosincrasia. Por eso, siempre es bueno darse una segunda oportunidad, una segunda reflexión, como sucedió con los Lexus y la Corte Suprema, o con tantas otras cosas. Esa capacidad reflexiva le ha permitido a nuestro Presidente evitar varios gruesos errores, que hubiesen dañado mucho al país y a su gobierno. Y además, dado su gusto por la historia, podrá darle una vuelta más al riesgo de que alguien diga, en las décadas venideras, que “ni Pinochet se atrevió a tanto”.

Anteayer (mientras escribía esta columna), Codelco informó que no firmaría el acuerdo vinculante con SQM a la vuelta de Semana Santa, sino que se daría al menos dos meses más. Bravo. Al menos tendremos una pequeña ventana de tiempo para hablar del tema en forma seria, y no sobre hechos consumados.

Ojalá que en esas semanas el debate sea muy amplio, vigoroso y desinhibido. Ojalá que participe la mayor cantidad de personas, especialmente voces autorizadas, y no solo lobbistas y agencias de comunicaciones. En lo personal, me gustaría conocer la opinión de Eduardo Frei, Eduardo Bitran, de algunos expertos internacionales y de cualquier persona que no tenga conflictos de intereses. En ese plazo, ojalá que el mundo político haya dejado de pelearse por la integración de las comisiones y se pueda abocar a los temas que realmente definirán el futuro de Chile y de los chilenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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