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¿Cómo le fue a Uruguay entre 193 países del mundo en desarrollo humano según el índice de la ONU?

En un contexto en el que la brecha entre los países más ricos y más pobres empezó a ampliarse a partir de 2020, Uruguay se encuentra en la categoría de desarrollo humano “Muy Alto”, según el PNUD.

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Desarrollo: entre 1990 y 2022, Uruguay creció un 18% en su puntaje del Índice de Desarrollo Humano y se encuentra "Muy Alto”.
Desarrollo: entre 1990 y 2022, Uruguay creció un 18% en su puntaje del Índice de Desarrollo Humano y se encuentra "muy alto”.
Foto: Canva

Redacción El País
La desigualdad vuelve a aumentar, ya que luego de 20 años de convergencia, la brecha entre los países más ricos y los más pobres empezó a ampliarse desde la pandemia de covid-19 en 2020. Si bien en 2023 la recuperación fue generalizada entre los países más ricos, se prevé que uno de cada dos países menos desarrollados tenga un desarrollo humano por debajo (de su ya bajo) nivel prepandemia. En este contexto, ¿cómo se posiciona Uruguay?

Según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) publicado en 2024, “Romper el bloqueo: Reimaginando la cooperación en un mundo polarizado”, el progreso general del desarrollo había empezado a repuntar en 2022 y se preveía que alcanzaría máximos históricos en 2023, tras los pronunciados descensos de 2020 y 2021.

Sin embargo, señala que este progreso es “profundamente desigual”, ya que los países ricos están experimentando niveles récord de desarrollo humano, mientras que una gran parte de los países más pobres del mundo permanece por debajo de su nivel de progreso anterior a la pandemia.

En este sentido, sostiene que “la recuperación es incompleta”, porque para 2023 proyectan que más de una cuarta parte de los países del mundo tendrán un valor de IDH inferior a su nivel anterior a 2019.

Mientras que todos los pases de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se han recuperado del retroceso en desarrollo humano que ocurrió en los años 2020 y 2021, entre los países menos adelantados, solo uno de cada dos ha recuperado su ya bajo nivel de IDH anterior a la crisis.

El IDH evalúa el desarrollo de los países tomando como criterio a las personas y sus capacidades, y no solo el crecimiento económico. Para esto, evalúa tres dimensiones del desarrollo humano: “una vida larga y saludable”, el “acceso al conocimiento” y un “nivel de vida digno”.

Cuanto mayor sea el puntaje, mejor es el IDH. El país con mejor valor en el índice es Suiza (0,967) y el que tiene el peor valor es Somalia (0,380).

Entre los 193 países y territorios evaluados, Uruguay se encuentra en el puesto 52 dentro de la categoría de desarrollo humano “Muy Alto”, al tener un valor del índice de 0,830, según el dato cerrado a 2022. En tanto, el IDH global, en 2022, fue 0,739.

El índice destaca también que, entre 1990 y 2022 , el valor del IDH de Uruguay cambió de 0,702 a 0,830, una mejora del 18,2%. En tanto, al comparar con los niveles prepandemia, el aumento fue de 0,012 puntos, ya que en 2019 el IDH de Uruguay era 0,818.

A su vez, señala que entre 1990 y 2022, la esperanza de vida al nacer de Uruguay se elevó en 4,8 años (78 años en 2022), los años esperados de escolaridad aumentaron en 4,4 años (17,4 años en 2022) y los años medios de escolaridad subieron en 1,9 años (9,1 años en 2022). El Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita de Uruguay se incrementó aproximadamente un 106,7%, entre 1990 y 2022.

Desigualdad

Para evaluar el desarrollo humano de los países, el PNUD analiza otros puntos complementarios que tienen en cuenta las brechas de género, la desigualdad, las presiones planetarias y la pobreza multidimensional.

El Índice de Desarrollo de Género (IDG) mide las brechas de género en tres dimensiones: salud (medida por la esperanza de vida de mujeres y hombres al nacer), conocimiento (medida por los años esperados de escolaridad de mujeres y hombres para niños y años promedio de escolaridad para adultos mayores a 25 años) y los niveles de vida (medidos por el INB per cápita estimado de mujeres y hombres). El valor del IDH femenino de Uruguay en 2022 fue 0,832 en contraste con 0,816 para los hombres, lo que da como resultado un valor del IDG de 1,020, lo que lo ubica en el Grupo 1. El IDG global en 2022 fue 0,951.

En tanto, las evaluaciones también ajustan el IDH por la desigualdad (IDH-D). La “pérdida” de desarrollo humano debido a la desigualdad viene de la diferencia entre el IDH y el IDH-D. A medida que aumenta la desigualdad en un país, también aumenta la pérdida de desarrollo humano.

En este sentido, la “pérdida” de Uruguay por desigualdad es del 13,3%, ya que baja el IDH a 0,720 en 2022. Dentro de los indicadores tomados para esto, se encuentra que hay desigualdades en la esperanza de vida (5,9%), en la educación (7,3%) y en el ingreso (25,1%).

Por otra parte, el Índice de Desigualdad de Género (IMG), mide las dimensiones de salud reproductiva (se mide por la tasa de mortalidad materna y las tasas de natalidad de adolescentes), empoderamiento (proporción de escaños parlamentarios ocupados y la población con al menos algún nivel de educación secundaria por cada género) y mercado laboral (tasas de participación en la fuerza laboral de mujeres y hombres). Uruguay tiene un valor de IMG de 0,240, ubicándose en el puesto 60 entre 166 países en 2022.

En tanto, sobre el IDH ajustado por presiones planetarias, que ajusta según las emisiones de dióxido de carbono por persona y la huella material per cápita para tener en cuenta la excesiva presión humana sobre el planeta, Uruguay cuenta con un valor de 0,784, ya que la huella material per cápita es 11,2 toneladas y 2,4 toneladas de dióxido de carbono por persona. El valor mundial es 0,685.

PNUD

Las tres áreas a trabajar para “romper el bloqueo”

La información publicada por el PNUD muestra que el “coste humano de una mala gestión de las interdependencias es elevado”., en donde “los crecientes efectos del cambio climático sobre las personas, los recientes estallidos de conflictos violentos en distintas partes del mundo y su escalada hacia conflictos a más largo plazo y potencialmente de mayor escala, señalan la intensificación de amenazas que se extienden por todos los países”.

Asimismo, señala que los desafíos mundiales compartidos e interconectados, como la pandemia y su recuperación, “están superando nuestra voluntad y la capacidad de nuestras instituciones para responder a ellos”, y, en lugar de “capitalizar las conexiones”, se está fracasando frente a retos compartidos, enfrentando así a un “bloque mundial” exacerbado por la creciente polarización.

Para “romper el bloqueo y ampliar la acción colectiva”, el informe recomienda tres áreas en las que se debe trabajar.

En primer lugar, llama a “reducir las brechas de la capacidad de actuación” de las personas para determinar su propio futuro, que en el desarrollo ha sido un “tanto descuidado y merece una mayor atención por parte de la comunidad del desarrollo”.

En segundo lugar, sugiere reducir la polarización política, el populismo y la desconfianza para “salir del bloqueo y hacer frente a la desigualdad y a los retos del desarrollo humano”.

En tercer lugar, invita a “construir una arquitectura del siglo XXI para los bienes públicos globales, para complementar las dos vías existentes de cooperación internacional basadas en la ayuda humanitaria y la ayuda al desarrollo de los países de bajos ingresos”. El informe propone una tercera vía de cooperación internacional para apoyar la financiación de los bienes públicos globales, que incluye promover la estabilidad climática -subrayando la transición a energía más limpias- y la preparación financiera para las emergencias.

Colegio Cervantes
Uruguay se posicionó en el puesto 52 de 193 en desarrollo humano.
Foto: Leonardo Mainé
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El bloqueo y la paradoja de la democracia

En las últimas décadas el apoyo mundial a la democracia se ha mantenido en 90%, pero el apoyo a los líderes que pueden eludir el proceso democrático ha aumentado, lo que el informe llama la “paradoja de la democracia”. A su vez, señala que los países con episodios de gobiernos caracterizados como populistas, independientemente de su ideología, tienen trayectorias de crecimiento económico más bajas. El Producto Interno Bruto per cápita de estos países, 15 años después, es 10% inferior.

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