Sequía en Catalunya

El agua del grifo de Barcelona no será potable en verano si sigue sin llover

Tanto el Govern como las empresas operadoras se preparan ante la posibilidad de que el agua supere alguno de los indicadores de calidad que la hagan no apta para el consumo

Barcelona afrontará el verano sin tener las nuevas infraestructuras hídricas listas

Las escasas reservas y el calor dificultarán potabilizar el agua de los embalses de Catalunya

El agua del grifo de Barcelona no será potable en verano si sigue sin llover

FOTO: JORDI OTIX | VÍDEO: EL PERIÓDICO

Guillem Costa

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Si en las próximas semanas no se repiten episodios de lluvia como el del pasado fin de semana, la región metropolitana de Barcelona se dirige hacia un escenario límite nunca visto. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, tanto la Administración como las operadoras de agua se preparan ante la posibilidad de que el agua del grifo supere alguno de los indicadores fijados por el Real Decreto 3/2023. Si esto ocurre, el agua no se podrá catalogar como potable.

Es cierto que, tras las últimas precipitaciones, las reservas han crecido. Los embalses han recuperado volumen y disponen ahora de un mes extra de margen. No obstante, se acerca el calor y empezará la temporada de riego para el sector agrícola. Por esta razón, peligra la calidad del agua que abastece a Barcelona y sus alrededores.

Al bajar menos agua de los embalses, los contaminantes están más concentrados y ello repercute en la calidad

¿Cuáles son los motivos que ponen en jaque el óptimo estado del agua? Se mezclan varios factores. En primer lugar, según apuntan fuentes conocedoras de la situación, es clave tener en cuenta que cada vez baja menos agua procedente de los embalses (el agua de mejor calidad). Esto provoca que los contaminantes, al haber menos cantidad de agua, estén más concentrados.

"Aunque disponemos de puntos de tratamiento de última generación, puede ser que no se logre potabilizar todo el agua"

Miren López de Alda

— Investigadora del CSIC

Miren López de Alda, investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), detalla que tanto puede ser un inconveniente la alta presencia de materia orgánica o lodos como el exceso de sustancias que se utilizan para la desinfección: "Esto afecta tanto al agua de los embalses como al agua de los acuíferos. Aunque disponemos de puntos de tratamiento de última generación, puede ser que no se logre potabilizar todo el agua".

Hasta la fecha, tanto las potabilizadoras del ámbito del Ter como las del Llobregat (los dos ríos que actúan como grifos de Barcelona) han podido tratar el agua que les llegaba. Pero, pese a las mejoras constantes, todo tiene un límite.

Aunque el agua se podría calificar como no apta para el consumo humano, esto no supondría un riesgo para la salud 

En relación al Ter (pantanos de Sau y Susqueda), la planta de Cardedeu está pendiente de las obras de mejora que deben permitir potabilizar todo el agua con mayores garantías. El Govern ya se ha comprometido a sacar adelante estos trabajos, pero no estarán terminados antes de verano. En el caso del Llobregat la situación es algo más compleja. Las principales potabilizadoras están en Abrera y en Sant Joan Despí (esta es una de las más modernas y avanzadas de Europa).

Acuífero en peligro

En Sant Joan Despí, se capta el recurso del caudal del río. ¿Y qué contiene este caudal? Una mezcla de agua procedente de los embalses y agua regenerada (agua residual saneada con un tratamiento extra) que se bombea desde El Prat de Llobregat. El problema es que como baja poca agua por el cauce del río, el agua regenerada se diluye poco y por lo tanto es más difícil de potabilizar, porque tiene peor calidad que el agua que viene de los pantanos.

A este obstáculo, hay que añadirle otra variable: el caudal del río, antes de que se mezcle con la regenerada, incluye agua procedente de las depuradoras de Monistrol, Abrera y Martorell. Esta agua, de menor calidad que la regenerada, ha sido saneada para abocarla de nuevo al medio natural, por lo que no contribuye a mejorar la situación.

Las potabilizadoras de Abrera y Sant Joan Despí han incorporado mejoras, pero puede que no sean suficientes si no llueve

Todo este cóctel provoca que, a menudo, el agua captada por la potabilizadora sea un auténtico reto para esta planta tan avanzada. De cada metro cúbico que entra en el edificio, solo un 25% procede de los embalses. Otro 25% sale de las depuradoras y el 50% restante de la regeneradora de El Prat. ¿Y qué se hace, entonces? Si el agua no alcanza los niveles suficientes, se le añade una porción de agua del acuífero del Llobregat (agua subterránea) para que la mezcla inicial quede más diluida y cumpla con los requisitos necesarios para distribuirla.

Sin embargo, la actual crisis hídrica está complicando también las cosas en las masas de agua subterránea (tanto en el acuífero del delta del Llobregat como en el de la Vall Baixa), que sufren una intrusión salina que se prevé que vaya a más si el acuífero, bajo mínimos, sigue sin recargarse por la falta de lluvias.

Todas las compañías suministradoras y la Agència Catalana de l'Aigua han intensificado los controles para detectar incidencias

Podría llegar un momento en el que el agua que actúa como "pulmón" para esta planta sea inservible. La potabilizadora de Sant Joan Despí, igual que la de Cardedeu, ya ha comprado nuevas membranas y ha adquirido más filtros de carbón activo. Sin embargo, es posible que, si no llueve, en verano todas estas mejoras no sean suficientes.

Aviso a la población

Los problemas pueden aparecer tanto en Barcelona como en alguna de las localidades del sistema Ter-Llobregat. También puede pasar en municipios que se abastecen con sus propios recursos, como sucedió en Ripoll y Campdevànol. A día de hoy, todas las compañías suministradoras y también la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) han intensificado las supervisiones para detectar las incidencias rápidamente.

La solución al problema pasará por buscar agua de mayor calidad que permitiera diluir la que no tiene tan buen estado

¿Cómo se actuaría en caso de que el agua fuese declarada no potable en Barcelona? Según ha confirmado a este diario, el Departament de Salut ya ha tenido reuniones en las que se les ha planteado este escenario hasta ahora inimaginable. Es importante aclarar que el agua se podría calificar como no apta para el consumo humano pero que no supondría un riesgo para la salud. "En ningún caso hablaríamos de grandes incumplimientos. Si esta agua se bebiera, no habría peligro sanitario para la población. Pero no se podría considerar potable porque superaría alguno de los umbrales marcados por la ley, por ejemplo en cloruros o trihalometanos", asegura López de Alda.

Como ha ocurrido en otros municipios, se advertiría a los ciudadanos de que es recomendable no beber ni cocinar con agua del grifo.

¿Qué se podría hacer al respecto para resolver la una incidencia tan importante como esta, que afectaría a millones de personas? Disponer de otra agua de mayor calidad (¿barcos, embalses, ríos, desalinizadoras?) que permitiera diluir la que no tiene tan buen estado para que los datos no excedan los límites permitidos.

A medio plazo, hay inversiones en el ámbito del Besòs que deben servir para que Barcelona disponga de más agua, además de obras de mejora en potabilizadoras como la de Cardedeu, que deben servir para garantizar el tratamiento del agua.