Alberto Soler, psicólogo: “Los deberes escolares generan más problemas de los que resuelven”

Crianza

Soler, divulgador educativo con miles de seguidores en redes sociales, acaba de publicar junto a Concepción Roger ‘La gran guía de la crianza’, un manual para padres y madres que repasa todos los temas clave

El especialista rechaza culpabilizar únicamente a las familias de problemas como el uso del móvil o la sobreprotección de los niños: “Se hace lo que se puede en un contexto difícil y un poco hostil hacia la crianza”

Mother helping daughter with homework

Los deberes no deberían mandarse de manera rutinaria ni sistemática, sino solo de forma puntual, a aquellos alumnos que los necesitan, según Alberto Soler

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El debate sobre el efecto de los móviles, los malos resultados escolares en el último informe PISA, la alerta por el temprano acceso al porno, los índices de pésima salud mental… Padres y madres viven hoy en un infinito bucle de preocupaciones y dudas sobre la educación de las criaturas. Las nuevas tecnologías, el ritmo de vida y nuestra sociedad han añadido unos cuantos obstáculos a la maratón diaria en el hogar.

Alberto Soler y Concepción Roger, psicólogos, acaban de publicar La gran guía de la crianza (Paidós), un manual de cabecera que repasa consejos básicos de un gran abanico de temas, desde la alimentación hasta las pataletas, pasando por las pantallas, la corresponsabilidad o el ciberacoso. Soler, que tiene una comunidad de casi 360.000 seguidores en Instagram y es uno de los divulgadores sobre crianza más conocidos en España, es quien atiende a La Vanguardia.

Por evitar la sobreprotección de nuestros hijos, a veces los acabamos lanzando a los leones

Alberto SolerPsicólogo, autor de 'La gran guía de la crianza'

¿Cómo valora los resultados del último informe PISA?

El desplome en los resultados de PISA nos tiene que hacer reflexionar, sin duda. No creo que se deba a un único motivo, pero hay que tener en cuenta que estos resultados están influidos por las políticas educativas que se tomaron durante la pandemia de covid. En todo caso, creo que requiere una reflexión acerca de cómo estamos abordando la educación. Cabe preguntarse si algunas de las novedades introducidas en las últimas décadas (por ejemplo, la digitalización de las aulas) están ayudando a mejorar las competencias de los alumnos o más bien todo lo contrario.

¿Tenemos una sociedad de niños y adolescentes sobreprotegidos, que no dan valor esfuerzo?

Se habla mucho de la sobreprotección, pero siempre es para culpabilizar a la familia, “qué mal lo está haciendo esta familia, su hijo se está convirtiendo en un inútil”. Pienso que cada familia lo hace tan bien como es capaz dentro de un contexto difícil y un poco hostil hacia la crianza. Las jornadas laborales, los salarios, las dificultades de conciliación nos lo ponen muy complicado. Cada familia trata de sobrevivir de la mejor manera que puede.

Para no sobreproteger, ¿cuáles cree que son las clave?

Depende de la edad. Con bebés y niños muy pequeños es imposible no sobreproteger, debemos satisfacer todas sus necesidades. En edades posteriores hay que fomentar su autonomía, no hacer por ellos tareas que pueden realizar solos. Pero debe haber previamente una enseñanza, un aprendizaje, una tutorización; a veces por evitar la sobreprotección acabamos lanzando a nuestros hijos a los leones.

Darle un móvil con acceso a redes a un niño de 10 o 12 años es lo mismo que darle las llaves del coche: una negligencia absoluta. Y no es responsabilidad de las familias

Alberto SolerPsicólogo, autor de 'La gran guía de la crianza'
Alberto Soler, psicólogo

Alberto Soler tiene es uno de los divulgadores sobre crianza más conocidos en España con casi 360.000 seguidores en Instagram

Oscar Corrons

Por ejemplo, ahora que estamos en pleno debate social sobre el tema, ¿dar un móvil a los 10 o a los 12 sería lanzar a los leones?

Darle un móvil propio a un niño de 10 o 12 años me parece una negligencia total, absoluta, como la copa de un pino, sin ningún paliativo. Permitirle usarlo con supervisión familiar, con límites y enseñándole, me parece parte de la educación. Pero darle un móvil a un niño de 10 o 12 años, con acceso a redes, es un acto muy negligente y no debería ser responsabilidad de cada familia.

Entonces, ¿cree que se debería prohibir el uso de móviles hasta una determinada edad?

Es igual de negligente que darle las llaves del coche a un niño de 10 años. Lo que pasa es que tenemos unas leyes que impiden que le den la responsabilidad a la familia. Con las redes y las nuevas tecnologías no hemos llegado todavía a esa legislación y es necesario, sin absolutamente ninguna duda. Lo hemos hecho con la circulación, con el tabaco, con el alcohol, con las apuestas…

¿Cuál sería la edad adecuada de acceso? El psicólogo Francisco Villar habla de los 18 años…

No me parecería ninguna barbaridad para tener una línea a su nombre. Debería haber una gradación muy clara de según qué edad, qué uso se puede hacer, a qué plataforma se puede acceder. ¡No puede ser que un niño de 14 años tenga un perfil en Instagram!

Obligar a losa niños a ser simpáticos y a besar y abrazar es fatal. Hay muchas otras formas de ser agradables, correctos y educados

Alberto SolerPsicólogo, autor de 'La gran guía de la crianza'

¿A qué se arriesgan los menores que tienen ese acceso?

Vemos el incremento de conductas suicidas entre adolescentes, los problemas de conducta alimentaria, de autoestima, de violencia sexual… El acceso a contenidos pornográficos está muy relacionado con una entrada sin control desde edades muy tempranas a contenidos inadecuados. Además, hay un gran déficit de atención en los pequeños, en los jóvenes y en los adultos. Cada vez tenemos menos tolerancia a textos largos: quienes generamos contenidos, cada vez tenemos que simplificar más. Las redes nos están atontando de manera progresiva.

¿Cuál sería un buen límite en el uso de las pantallas?

Yo recomiendo evitar las pantallas hasta al menos los 4 años, son como golosinas para el cerebro, están ricas, están bien, pero son totalmente innecesarias, no nutren. Tener a un niño de 2 o 3 años expuesto a pantallas es estar perjudicando diariamente el clima familiar si queremos poner límites. Si no queremos poner límites, estamos generando otros problemas.

Móviles y tabletas llegarán a manos de muchos niños y adolescentes esta Navidad, una época en que en algunos hogares se viven auténticas locuras: regalan los padres, los abuelos, los tíos… ¿Cómo recomienda gestionar la fiebre por el regalo?

No hay una cifra de regalos que sea adecuada, cada familia es diferente. Pero por lo general en nuestra sociedad tenemos más problemas de sobrepeso que de desnutrición y tenemos más dificultades con el exceso de regalos que con la falta de juguetes. Para gestionarlo, hay recomendaciones como la regla de los cuatro regalos. Yo aconsejo limitarlos, como mucho, a un regalo por cada casa en la que vayan a recibir algo.

Es también época de reencuentros familiares. En el libro y en sus redes habla del gran inconveniente de obligar a niños y niñas a expresar cariño. “Ha venido la tía a vernos, ¡dale un beso!”. ¿Un gran error?

Obligar a ser simpáticos y a besar y abrazar es fatal. Hay que enseñar a ser agradables, correctos y educados, pero hay muchas formas de mostrar educación y cortesía que no implican gestos forzados de afecto, porque estos son contraproducentes. Le estás dando un mensaje erróneo al pequeño de que si alguien quiere un beso se lo tiene que dar. Y de ahí podemos escalar a otras situaciones más problemáticas; los besos se tienen que ganar, no se tienen que robar.

En su guía tratan temas tan de actualidad, a raíz del informe PISA, como los deberes escolares… ¿Deberes sí o deberes no?

Los deberes acaban contribuyendo a agrandar las diferencias entre los alumnos de familias más y menos pudientes, que no pueden ayudarles

Alberto SolerPsicólogo, autor de 'La gran guía de la crianza'

Los deberes no deberían mandarse de manera rutinaria ni sistemática, sino solo de forma puntual, a aquellos alumnos que los necesitan. Generan más problemas de los que resuelven, porque acaban contribuyendo a agrandar las diferencias entre los alumnos de familias más y menos pudientes. Las familias con más recursos van a proporcionar una mejor atención en los deberes a sus hijos que las familias con menos recursos, y eso aumenta una brecha que va justo en contra de los objetivos de la escuela pública, que es la integración y el ascensor social. También hay estudios que muestran que los deberes no aportan un plus a los alumnos más capaces, pero lastran el rendimiento de los menos capaces, porque les suponen un mayor estrés.

Proponen educar sin castigos… ¿Cómo se hace?

Desde un punto de vista conceptual podemos decir que es imposible educar sin premios ni castigos porque cualquier cosa que sucede después de una conducta acaba actuando como un reforzador o como un castigo de esa conducta. Lo que tenemos que evitar a toda costa es una educación basada en los chantajes y las amenazas, porque al final es contraproducente. Es estar escapando de los palos o buscando las zanahorias.

Se habla de la crianza natural, con apego, o respetuosa. ¿La crianza tradicional no es natural, no es respetuosa?

No sé quién reparte los carnés de lo que es la crianza respetuosa, son etiquetas que no me gustan nada. Muchas veces me asocian con ese tipo de educación o de crianza, pero yo nunca lo he utilizado para referirme a mí mismo porque no me siento cómodo con eso, pese a que comparto la mayoría de postulados de las personas que defienden eso. La cuestión es que tenemos que criar con el máximo respeto posible a las criaturas, pero también con el máximo respeto posible a las madres y a las familias. Se juzga mucho a las familias en función de las decisiones que toman, sin comprender qué es lo que les hace llegar a esas decisiones. Decir que una familia no cría con apego es muy duro.

Cada vez hay más niños con diagnóstico de TDAH, y no faltan comentarios sobre que “son muy movidos”, o que “no tienen límites” y el diagnóstico es una “excusa”...

No hay absolutamente ninguna duda a nivel científico de que el TDAH existe. Otra cosa es que es un trastorno que está sobre-diagnosticado. Es decir, hay muchas niñas y niños que tienen un diagnóstico erróneo, y están recibiendo medicación cuando realmente no cumplen los criterios o no tienen un verdadero TDAH. No tiene nada que ver con que no te hayan educado con límites, lo que pasa es que el diagnóstico es difícil, supone muchas horas y semanas de evaluación minuciosa.

En su libro la alimentación también es un tema destacado. En algunos comedores escolares y hogares todavía se obliga a comer… ¿Qué piensa sobre esto?

En nuestro contexto social, por suerte, no tenemos problemas de desnutrición infantil. Las preferencias alimentarias de los niños y niñas son muy oscilantes en función de la edad, todos pasan por épocas en las que lo único que comerían serían nuggets y macarrones con tomate. Pero de ahí se sale. Luego ves a los adolescentes yendo a restaurantes hindúes, japoneses, pakistaníes y comiendo cosas superexóticas. No hay nada mejor para generar aversión a un alimento que forzar a comer ese alimento. Si no tenemos evidencias de que haya un riesgo de malnutrición en nuestra criatura, basemos la nutrición en una alimentación equilibrada.

Para abordar lo que preocupa a cada miembro de la familia, recomienda hacer reuniones en casa… ¿Para qué y cómo se deben plantear?

Son encuentros en los que todos los miembros de la familia se expresan. Se pueden hacer de manera estructurada o no. Lo importante es que haya una buena comunicación familiar, que apaguemos la televisión, que escuchemos cómo ha sido el día de las diferentes personas, que podamos elaborar juntos planes para el día siguiente, para el fin de semana, que contemos nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes, nuestras ilusiones, nuestros miedos, que podamos hablar y ser escuchados. 

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